Bogotá, 29 de Febrero de 1828.
AL SEÑOR DOCTOR CRISTÓBAL L. MENDOZA.
Mi Querido Amigo y Señor:
Su carta de Vd. me ha dado mucha satisfacción por lo que me dice del estado de las cosas por allá, o más bien, por tener noticias directas de Vd. y de ese país tan interesante para mi, pues lo demás no es tan bueno que digamos.
No sé qué decir a Vd. sobre su venida y la gran convención, y aunque cada parte debe sacrificarse al todo, hay partes de quienes depende este todo, como Venezuela en Colombia. Si Vd. considera que la diputación de Venezuela ha de obrar bien sin la influencia de Vd., conserve su intendencia y salve ese pobre país de mayores males que le puedan sobrevenir; si no, vaya Vd. a la gran convención a influir en nuestros compatriotas para que no hagan ningún daño, como temo por su parte. Y en caso de que Vd. no haya decidido nada ni se atreva a decidir, échelo Vd. a la suerte y siga su voluntad.
Yo parto de aquí dentro de ocho días, como he dicho antes, a recorrer todos los departamentos de Venezuela, a fin de impedir mayores males, si de mi depende. Mientras tanto quedo de Vd. de todo corazón.
BOLÍVAR.
Memorias a la familia que saludo con afecto y respeto.
Pertenece al Dr. C. L. Mendoza.
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