Bogotá, 16 de Enero de 1828.
AL SEÑOR A. L. GUZMAN.
Mi estimado Guzmán:
He recibido la tierna despedida de Vd. con el aprecio que debe Vd. concebir. Nada me es tan sensible como verle partir y no poder remediar este desagrado común. Vd. sabe que mi suerte ya está casi decidida y, por lo mismo, no me es posible pensar en otra cosa que en desprenderme de las relaciones que tengo en Colombia. Vd. empieza esta dolorosa separación, poco a poco seguirán otras, y al fin tendré que morir de pena viéndome solo, porque los ingratos y los pérfidos así lo han querido. Yo no debo vivir más en Colombia, y tampoco tengo con que vivir fuera de ella. Sin embargo, me iré luego que me sea permitido, no porque tema las calamidades futuras, sino porque no quiero que me las atribuyan y tenga yo que presidir al entierro de Colombia.
Soy su afectísimo servidor y amigo. ¡Sea Vd. siempre feliz!!!
BOLÍVAR.