Trujillo, 11 de marzo de 1824.
Al señor Provisor del obispado de Trujillo.
No debiendo haber clases privilegiadas cuando se trata de sostener la causa de los pueblos a la cual todo ciudadano está obligado [1] a contribuir en proporción a sus facultades, si no con su sangre: es de esperar que el venerable Cabildo y respetable clero de este obispado, se presten a erogar espontáneamente las asignaciones que se le han hecho.
S. E. el Libertador que está altamente penetrado del patriotismo de V. S. y del clero secular, no recela haya la más leve repugnancia en satisfacer este cupo, ni que llegue el caso de emplear otras medidas que las de persuasión por órgano de V. S. Empero, si desgraciadamente hubiese un solo eclesiástico que sordo al clamor de la razón y la justicia, se negase a exhibir la moderada pensión que se le ha impuesto, V.S. se dignará advertirle que incurre en el desagrado de S. E. y de la patria, y que quedará sujeto a las penas impuestas contra los desafectos.
En esta virtud V. S. se servirá remitir las órdenes terminantes para que los Vicarios y Jueces Eclesiásticos de esta diócesis exhiban las cantidades que le correspondan, y cobren del clero las que les están señaladas.
Dios guarde &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O’Leary,, Tomo 36, folio 192 y Vio. El mismo texto se halla en Memorias del General O’Leary, Tomo XXII, p. 86.
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