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DOCUMENTO 853 COMUNICACIÓN DEL LIBERTADOR FECHADA EN CA­RACAS EL 10 DE JUNIO DE 1814, DIRIGIDA AL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DE LA GRAN BRETAÑA, EN PROTES­TA POR LA OFENSA INFLIGIDA EN SAN THOMAS A LOS AGEN­TES DIPLOMÁTICOS DE VENEZUELA*

Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de S.M.B.

Excmo. Señor:

Buscando en la presente revolución de la América el objeto de los pueblos en hacerla, han sido estos dos: Sacudir el yugo español, y amistad y comercio con la Gran Bretaña. Venezuela al mismo tiem­po hace transportar lejos de sus playas a los gobernantes que la oprimían [1] y envía Diputados [2] para presentar al Gobierno de la Gran Bretaña sus votos por obtener su amistad y las más estrechas relaciones. El nuevo Gobierno, aún en la embriaguez de aquellos primeros días de libertad, concede exclusivamente en favor de la Gran Bretaña una rebaja de derechos para su comercio [3], prueba irrecusable de la sinceridad de las miras de Venezuela.

Tiene, pues, V.E. la resolución de América expresada en sus dos primeros actos, sacudir el yugo español, y amistad y comercio con la Gran Bretaña. El mismo carácter distingue la misma revo­lución que se ha propagado en las demás regiones de la América. Todas han hecho ver que reconocen sus verdaderos intereses en esta separación de la España, y en esta amistad con la Inglaterra. La primera medida es dictada por la naturaleza, la justicia, el honor y el propio interés; aspiramos a la segunda confiados en la generosidad de la Nación Británica, en el augusto carácter de su Gobierno, y los recíprocos intereses de uno y otro pueblo.

La Gran Bretaña debe, pues, estar demasiado satisfecha de los pueblos de la América que por la misma libertad no han forma­do votos, sin formarlos al mismo tiempo por obtener su amistad. Ella parece que debe ser sensible a testimonios tan manifiestos; testimonios que apoyados por la justicia aun cuando no hablara el propio interés, comprometen el honor de una Nación noble y grande a auxiliar poderosamente nuestros esfuerzos.

Esto es lo que debe esperarse de un gobierno cuyo resorte es el honor, cuyo objeto es la gloria de hacer la felicidad del mundo, y reponer a los pueblos en sus derechos. Venezuela, Exmo. Señor, y toda la América del Sur lo esperan sin desconfianza ninguna del Gobierno de S.M.B.

Entretanto un Gobernador de la Isla de San Thomas [4] adonde llegaron los Comisionados de Venezuela [5], mostrándole que pasaban a esa Corte a tratar con el Gobierno de S.M.B. son expulsados por esta misma razón de aquella Colonia, con una violencia increíble, sin prestar oídos a las representaciones que le hicieron, obligándoles a salir en un bote a alcanzar un buque que se había hecho a la vela. Era un buque de Venezuela que se vio también obligado a enarbolar el pabellón español; pues el Gobernador Maclean [6] ordenó que si enarbolaba el pabellón venezolano se le hiciese fuego de las baterías de los Castillos de la Isla.

Una afrenta tal, si no tocara al Gobierno mismo de S.M.B. lavarla, nos hubiera empeñado a vengar el insulto, según lo exigía nuestro honor tan altamente vulnerado; pues ha faltado a su Go­bierno el Jefe de la Colonia, no respetando una misión cerca de los Ministros de S.M.B. Los emisarios de una Nación enemiga son recibidos para oír sus proposiciones; y los que expulsó el Gobernador de San Thomas lo eran de un país, donde individuos de San Thomas y multitud de subditos ingleses están establecidos, donde los buques de guerra y mercantes hallan los más francos auxilios, y cuanto desean y está en nuestro poder concederles.

El Gobernador de San Thomas no se contentó solamente con la expulsión de los comisionados, sino que añadió toda la precipitación, toda la violencia, todo el escándalo que pudiera haberse empleado con enemigos y dio órdenes para hacer fuego a nuestro buque con el pabellón venezolano. Mas los buques de San Thomas entran en los puertos en que está enarbolado ese mismo pabellón venezolano que él ultrajó y hubiera hostilizado. Me vi por lo tanto obligado a cerrar los puertos de Venezuela para los buques de San Thomas, mientras que el actual Gobernador no varíe de su conducta hostil.

Esta es la misma sentencia que yo reclamo del Gobierno de S.M.B. por reparación a un atentado tan enorme. El honor de la Nación lo pide tan fuertemente como el de Venezuela; para con la cual su conducta liberal ha sido hasta ahora del todo contraria. Sería de desear que ella hiciese conocer que el acto del Gobernador de San Thomas no es suyo; que se ha ejecutado contra las órdenes del Gobierno Supremo, y que por lo tanto se admita en la Colonia el pabellón de Venezuela. Si, como parece indubitable, es del honor de la Gran Bretaña dar estos pasos en nuestro favor, es de su ho­nor lavar la mancha que ha echado sobre su generosidad y equidad el Gobernador de San Thomas.

Apoyada en el derecho de las gentes, Venezuela reclama tam­bién reparaciones que parece justo debe el Gobierno de S. M. B. a las leyes generales del mundo político, aquellas que son las más sa­gradas de todas y que han sido más violentamente holladas por el Gobernador de San Thomas. Los intereses de la Inglaterra parece que lo exigen también; pues estos intereses fundados sobre el co­mercio, que a su vez se funda sobre amistad y recíprocas relaciones, se entorpecería, se acabaría, si adoptando este acto de hostilidad la Nación entera, por no repararle, nos viéramos obligados a tomar antes los partidos más desesperados, hasta arruinarnos, que no a deshonrarnos, sufriendo, sin vengarle, un ultraje tan degradante.

Tengo el honor de ser con la más alta consideración, Exmo. Señor, de V.E. atento y adicto servidor q. b. s. m.

(firmado) SIMÓN BOLÍVAR.

Palacio de Gobierno de Caracas, 10 de junio de 1814. 4°.

* De una copia de la época. En el Public Record Office, Londres (W. O. 1/128, folios 779-784. St. Thomas. 1814-1815. Gov. Maclean. Colonial Office Transmissions), se conserva una copia al parecer de puño y letra del General Rafael Urdaneta, inclusive las indicaciones "Copia /N. 7° que figuran al comienzo del documento, en el margen izquierdo, y la mención "(firmado)" y el nombre del firmante, al pie del documento. Sobre el destinatario, Vizconde de Castlereagh, véase la nota 4 del Doc. N° 852.

Notas

[1] Alude a la expulsión de los principales funcionarios españoles de Caracas en abril de 1810.

[2] Se refiere a la misión Bolívar-López Méndez-Bello de 1810. Véanse, en la Correspondencia Oficial, los Docs. 59 y sgs.

[3] Sin duda, alude a la resolución de la Junta de Caracas, de 3 de setiembre de 1810, que concede "a favor de la Nación Británica la rebaja de una cuarta parte de los derechos que actualmente se cobran a los extran­jeros en sus exportaciones e importaciones por nuestras aduanas". (Véase el texto en la “Gazeta de Caracas”, N°116, del viernes 7 de setiembre de 1810.

[4] Del Archipiélago de las islas Vírgenes. Se hallaba entonces ocupada por fuerzas británicas.

[5] Se refiere aquí a Lino de Clemente y a Juan Robertson. Véanse los Docs. N° 805 y sigs.

[6] El Brigadier General Fitzroy of Grafton Maclean quien ejercía el mando en la isla como Gobernador. Véase la nota principal del Doc. N° 808.

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