.
Portada del sitio > 5) Período (01ENE AL 07SEP 1814) Correspondencia Oficial > DOCUMENTO 831 PARTE DE LA CAMPAÑA FECHADO EN EL TINAQUILLO, EL 28 DE MAYO (...)

DOCUMENTO 831 PARTE DE LA CAMPAÑA FECHADO EN EL TINAQUILLO, EL 28 DE MAYO DE 1814*

Boletín del Ejército Libertador de Venezuela.

N° 53.

Nuestro ejército hubiera obrado sobre los Llanos, antes que sobre el Occidente, si en ese último, Cagigal, [1] con fuerzas poderosísimas, no hubiera hecho temer con más fundamento un revés a las armas de la República. Al retirarse del Tocuyito [2], evitando un combate con nuestras tropas, e informados falsamente por un desertor de que había enterrado una pieza de artillería, por acelerar su marcha hacia San Carlos [3], presumimos que no volvería tan inmediatamente a esta plaza; pero habiéndose situado a seis leguas de distancia, con todas sus fuerzas, en la llanura de Carabobo [4], y habiendo sido reforzado con cuatrocientos caballos del Apure [5], se vio claramente que su movimiento no había tenido otro objeto que el de concen­trar sus fuerzas en posiciones ventajosas. Nuestro ejército se puso, en consecuencia, en marcha la tarde del 26. A las nueve de la ma­ñana del día de hoy, después de varios tiroteos con las partidas de observación del enemigo, se descubrió su línea formada a la extre­midad de la llanura, cubierta la izquierda con la mayor parte de su caballería, y ésta apoyada sobre un bosque y una pequeña altura que ocupaban doscientos cazadores. La derecha, apoyada sobre una altu­ra que también cubrían sus tropas. El todo de la línea situado en unas alturas muy ventajosas para su infantería, y un campo raso donde obrar su caballería. La reserva, apoyada sobre el bosque que tenía a la espalda, compuesta del Regimiento de Granada; al frente de su línea establecidas cinco piezas de artillería, teniendo otra la caballería de la izquierda. Apenas se divisó y observó bien la situa­ción del enemigo, marchó nuestro ejército, y descubierto que fue el bosque por los cazadores, se formó la línea de batalla, cuyas Divi­siones de vanguardia, centro, y retaguardia eran mandadas por los Coroneles José Francisco Bermúdez [6], Manuel Valdés [7], y Florencio Palacios [8]. Cubrían nuestros flancos dos escuadrones de carabineros. Atendida la superioridad en número de la caballería enemiga, se formó una segunda línea de batalla, compuesta de la División del Coronel Leandro Palacios [9], que formaba la reserva de la derecha; la del Coronel Jalón [10] que formaba la de la izquierda, y toda nuestra caballería colocada en el centro, con filas estrechadas. Los flancos de cada una de las Divisiones estaban cubiertos con dos piezas. A las doce y media, se dio la orden de marchar en batalla, y nuestra línea avanzó sobre la del enemigo, sufriendo sin disparar un tiro el fuego de su artillería. Al empezar la acción, el General Bolívar, entre otras cosas dijo: "Soldados: vosotros tenéis delante los mismos Jefes y los mismos españoles de quienes habéis triunfado en más de cien combates; éste debe ser el último". El General Mariño [11], con aquella serenidad y frescura que le es tan característica, no con­tento con la primera arenga que hizo al ejército, volvió a correr la línea, en medio de un fuego horrible, y sólo les decía: "Soldados de Oriente: mostrad vuestro antiguo valor, y concluyamos hoy con el que se nos escapó de Barcelona [12]; con Cagigal, que al oír vuestro nombre ha huido despavorido de las Provincias orientales.

Seguid­me, y avanzad con firmeza". El General Ribas [13], que mandaba las reservas, las arengó con aquel entusiasmo que siempre le ha valido la victoria, y al ver en aquellos cuerpos al antiguo Batallón de Barlovento, que él mismo formó, y del cual fue el primer Jefe, les dijo: "Soldados, vosotros en quienes jamás ha podido influir la suer­te varia de la guerra, pues que siempre habéis sido vencedores, vais hoy, más que nunca, a mostrar vuestro valor, y disciplina, y si se nos presenta algún obstáculo para conseguir hoy la victoria, debéis vencerle".

A la una y cuarto comenzó a reforzarse mucho más la caballería enemiga de la izquierda, con dos Escuadrones que tenían ocultos, y prolongando su línea en aquel costado, se conoció que intentaban flanquear nuestra primera línea arrollando los carabineros de nues­tra derecha. Para prevenir este movimiento, se hizo marchar oblicuamente la División del Coronel Leandro Palacios, para atacar al enemigo, que con bastante velocidad formó en columna más de tres­cientos caballos, y cargando sobre nuestra derecha, con denuedo, logró arrollar una parte del Escuadrón de Carabineros, y pasar a retaguardia de nuestra primera línea, rompiendo simultáneamente sus fuegos toda la infantería enemiga, y distrayéndonos la reserva del Coronel Jalón otro cuerpo de caballería que aparentaba quererlo atacar. Este movimiento que en cualquier otra infantería menos aguerrida que la nuestra, hubiera tal vez infundido el terror y de­sorden, no produjo otra cosa que la entera destrucción del enemigo por nuestra primera línea, habiendo hecho fuego a un mismo tiem­po al frente y retaguardia, lo que aterró la caballería enemiga, que apenas comenzó a vacilar, cuando fue cargada por la nuestra, y sólo escaparon algunos, huyendo precipitadamente. La reserva del Coro­nel Palacios [14], en este momento, hizo también grande destrozo sobre la caballería enemiga, que despavorida rompió en su fuga la misma línea de infantería que trataba de protegerla. Al momento co­menzó a desordenarse el enemigo, y aunque trató de sostenerse en las últimas alturas del centro, donde ya había colocado algunas piezas, fue en vano; pues nuestras tropas no le permitieron volver del te­rror de que estaba poseído. Aún quedaba firme la reserva enemiga, y toda la caballería de la derecha, y para destruirla se le dio orden a la reserva del Coronel Jalón que cargase sobre aquella División, a la bayoneta, cuyo ataque no llegó a tener efecto, porque apenas se aproximó cuando toda la caballería y reserva enemiga se puso en una vergonzosa fuga, tomando la caballería, con muy poca parte de infantería, el camino del Pao [15], persiguiéndola nuestra División, y huyendo el resto del ejército por el camino de San Carlos, por donde hemos seguido en su persecución hasta las Palmas, siete le­guas distante del campo de batalla.

El enemigo ha quedado exterminado; sólo Ceballos [16] ha podido escaparse con sesenta o setenta hombres. El General en Jefe, Cagigal; los demás oficiales y soldados enemigos, muertos, prisioneros, o dispersos en los montes, no podrán volver a formar el más pequeño cuerpo de ejército. Cagigal, Salomón [17], Bobadilla [18], Iglesias [19], Al-burqueque [20], están en los bosques de las Hermanas, a donde se refugiaron, y en los que los persiguen nuestras partidas. Calzada [21] e inchauspe [22] han sido heridos. El Mayor General de Infantería, So-marriba [23]; el de caballería, el Capitán Paz Méndez, y otros varios oficiales de diversos grados, que no han podido reconocerse más que por sus divisas, han sido muertos. El Teniente Coronel Pueyes [24], el Comandante del Regimiento de Granada, y otros oficiales, prisio­neros.

Entre el campo de batalla y el camino de las Hermanas, se hallan cerca de trescientos muertos, sin contar con el mayor número que hay de ellos en los bosques.

En la sola llanura de Carabobo, y sus inmediaciones, hemos to­mado toda la artillería, quinientos fusiles, ocho banderas, entre las cuales la de Granada, sus cajas de guerra, innumerables cajones de pertrechos, todos sus papeles, cuatro mil caballos, infinitas montu­ras y frenos, sus víveres y ganados, y el inmenso botín que ha hecho la tropa en sus equipajes. Otros despojos del enemigo no han podido aún recogerse, y estamos ciertos de que existen en los bosques.

Nuestra pérdida es la de doce muertos, y cuarenta heridos. De los primeros el Teniente Serrano [25] del Batallón 4° de línea de Bar­celona; el ayudante del Coronel Manuel Valdés, Ciudadano Toro; el Subteniente Ojea, de caballería de Oriente; el aventurero Vicente de la Rosa Hernández. De los segundos el benemérito y valeroso Co­ronel Manuel Valdés [26]; el Subteniente Gómez, del Batallón Liber­tador de Cumaná; el Subteniente Droz, del 4° de línea de Cumaná; el ayudante Altamira, y el Subteniente González, de La Guaira, el Subteniente Carreño de Carabineros.

Los Jefes y soldados de todas armas han llenado noblemente su deber, y ha sido tan general el valor y disciplina que han mostrado en este día glorioso para las armas de la República, que no se puede sin injusticia recomendar el mérito de ningún individuo en particu­lar, pues el ejército entero se ha hecho benemérito de la Patria.

Por la quinta vez, se ha salvado la República; por la quinta vez, se han burlado las combinaciones de nuestros enemigos; y por la quinta vez, han desaparecido las bandas españolas que han amena­zado con demencia, destruir la libertad de Venezuela.

Cuartel General de Tinaquillo, 28 de mayo de 1814. 4°. Por el Mayor General,

ANTONIO MUÑOZ TEBAR,

Secretario de Guerra.

* De un impreso de época coetánea. En la “Gazeta de Caracas”, N° 72, correspondiente al día jueves 2 de junio de 1814, se inserta el texto de este Boletín, cuyo manuscrito no ha podido examinar la Comisión Editora. Sobre el firmante, véase la nota 1 del Doc. N° 289, en la Correspondencia Oficial. Acerca del lugar en que está datado el parte, el pueblo de Tinaquillo, está situado en el actual Estado Cojedes, a unos 40 lams., en línea recta, al nordeste de San Carlos, y a otros tantos, aproximadamente, al suroeste de la ciudad de Valencia.

Notas

[1] El jefe realista Juan Manuel de Cagigal.

[2] Población del actual Estado Carabobo, a unos 15 lams., en línea recta al suroeste de Valencia.

[3] Hoy capital del Estado Cojedes. Véase la nota 4 del Doc. N° 198 en la Correspondencia Oficial.

[4] Sabana situada en las cercanías de Valencia, escenario de varias ba­tallas durante las guerras de Independencia, entre ellas la decisiva de 24 de junio de 1821.

[5] Región de los Llanos al Sur del país.

[6] Véase la nota 7 del Doc. N° 826.

[7] Véase la nota 8 del Doc. N° 826.

[8] Véase la nota 4 del Doc. N° 527. También aquí su apellido estaba escrito "Palacio".

[9] Véase la nota principal del Doc. N° 79, en la Correspondencia Personal. La grafía correcta del apellido era "Palacios". En este mismo documento, unas veces se le llama así, y otras "Palacio". Hemos unificado todo en la forma "Palacios". Lo mismo se ha hecho con Florencio Palacios, citado en la nota 8.

[10] Diego Jalón y Dochagavia. Véase la nota 1 del Doc. N° 96 en la Correspondencia Oficial

[11] El General en Jefe del Oriente, Santiago Mariño.

[12] Hoy capital del Estado Anzoátegui, en el Oriente del país. Mariño se refiere a un episodio de la campaña libertadora del Oriente en 1813.

[13] El General en Jefe José Félix Ribas.

[14] Se trata de José Leandro Palacios. Ver la nota 9 ut supra.

[15] El Pao de San Juan Bautista, en el actual Estado Cojedes, a unos 50 lams. en línea recta al este de San Carlos.

[16] El Jefe realista José Ceballos.

[17] El Jefe realista José Miguel Salomón.

[18] Podría tratarse de Francisco Bobadilla, jefe realista.

[19] No parece que deba referirse al Teniente de Fragata Ramón Igle­sia o Iglesias, quien en 1815 mandaba el bergantín de la Marina de Guerra española "Intrépido", y murió al ser abordado y tomado su buque por la goleta "Bolívar" en aguas de Margarita el 2 de mayo de 1816.

[20] El Sargento mayor graduado de Coronel Francisco Alburqueque o Alburquerque.

[21] El jefe realista Sebastián de La Calzada. Desde los primeros grados de la milicia ascendió hasta el de Brigadier. Tuvo muy destacada participa­ ción en el Ejército español durante las campañas de Venezuela y la Nueva Granada. En noviembre de 1823, el Brigadier Calzada mandaba la plaza de Puerto Cabello, y quedó prisionero al ser tomada al asalto por las fuerzas patriotas al mando del General José Antonio Páez.

[22] El más tarde Coronel Pedro Luis Inchauspe, quien sirvió en las filas realistas hasta agosto de 1821, cuando se incorporó a las de la Repú­blica. Era nativo de la región coriana. Murió asesinado en Nutrias en 1822.

[23] Podría referirse al militar Melchor de Somarriva o Somarriba, na­cido hacia 1761 en Laredo (Santander, España) quien se había alistado en 1781 como Cadete y era, en 1799, Teniente del Batallón Veterano de Caracas.

[24] El militar español Joaquín de Pueyes o Fuelles, oriundo de Castilla la Vieja, nacido hacia 1759, quien se había alistado como voluntario distin­guido en el ejército español en 1777. Se halló en el sitio de Gibraltar, en la toma de Pensacola en Florida, pasó al Perú, y regresó a la Península donde se halló en las campañas de Cataluña y Cerdeña en 1794-1795 y luego en la de Portugal de 1801. De nuevo en América, fue Comandante de Pampatar en la isla de Margarita desde 1806, y Gobernador interino de ella.

[25] Tal vez el Ramón Serrano que en febrero de 1811 había sido nom­brado portaestandarte del Escuadrón de Caballería de Milicias de Santa María de Ipire.

[26] Véase la nota 8 del Doc. N° 826.

| | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0