Bojacá, 25 de diciembre de 1828.
AL SEÑOR GENERAL DE BRIGADA PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ.
Mi querido general y amigo:
He recibido varias de Vd. hasta el 21 de noviembre.
Como el señor Castillo preside ambos consejos le he trasmitido las observaciones que Vd. me hace, para que las tenga presentes oportunamente, pues que sin duda merecen reformarse los decretos a que Vd. se contrae. ¡Ojalá sean bien acogidos en Venezuela los decretos expedidos en estos días con el objeto de adelantar la agricultura y fomentar el comercio!
Otra vez he escrito a Vd. sobre las causas que han influido a terminar el juicio contra conspiradores del modo que Vd. ha visto. Urdaneta ha sido el único que, por su carácter bien pronunciado, se ha comprometido para con los facciosos. Sin embargo, se han tomado bastantes medidas de precaución para anular el influjo de aquéllos.
Con mi ausencia de la capital y con la preponderancia que tiene naturalmente Urdaneta sobre todos los ministros, creo que todo marchará bien, porque todo lo orgánico y reglamentario se despacha por el consejo; y yo me he reservado los negocios gubernativos y la dirección de la guerra. Por consiguiente, Urdaneta obra en todo lo concerniente a la autoridad militar con menos dependencia del consejo.
Parece que la facción de Güiria se habrá destruido a esta fecha. La de Popayán se halla en el mismo estado que indiqué a Vd. en mi última. Mantenga Vd. por ahora los cajoncitos de libros de Norte América hasta otra disposición.
Quedo enterado de lo que Vd. me dice sobre los cinco mil pesos abonados a don Isidro López Méndez y sobre el estado del pleito de las minas.
El 28 sigo para el Sur. Pienso encontrar a Popayán tranquilo, según me anuncia el general Córdoba, cuya división rompió su movimiento de La Plata el 18 del presente, y debe haber ocupado a esta fecha a Popayán. He dicho a Vd. también en mi anterior que el gobierno del Perú rehusaba oír proposiciones pacificas de parte del de Colombia; y con este motivo era muy necesaria mi presencia en el Sur para hacer la paz o la guerra.
Por fortuna llegó tarde mi contraorden al Magdalena para el apresto de la fragata "Colombia": ya estaba lista a dar la vela para Puerto Cabello. He celebrado esta feliz ocurrencia; ya está hecho lo más; sólo resta que Vds. hagan un esfuerzo para acabar de habilitar la expedición marítima que debe venir al Pacifico. Se entiende que esto sea después que me remitan Vds. las tropas que he pedido a Venezuela, porque, sin un ejército de reserva, nada hacemos, sino exponer la república a ser la presa de sus enemigos y comprometer nuestra propia reputación.
No deje Vd. de escribirme por el conducto del general Urdaneta. Celebraré que la familia se haya restablecido enteramente del ataque epidémico que la acometió. Manténgase Vd. bueno; sea Vd. infatigable en el trabajo por el bien de ese departamento.
Conserve Vd. su puesto firme, la patria se lo agradecerá, y yo seré siempre su amigo de corazón.
Bolívar.
Adición. —No deje Vd. de activar con su cooperación mi negocio de las minas, para ver si se concluye algún día.
RSS 2.0