Nota oficial del ciudadano Secretario de Estado.
El Libertador, movido únicamente de un principio de justicia, manifestó por medio de una nota insertada en nuestra Gaceta de 24 de marzo pasado [1], que sólo los Coroneles Ceballos [2] y Correa [3] entre todos los Jefes españoles, no hacían contra Venezuela esa guerra de bandidos que deshonrará eternamente a la nación y al Gobierno que la fomentan, sino que al contrario se conformaban estrictamente a los usos civilizados. Mas con indignación se ha visto al primero una conducta diametralmente opuesta, y autorizar con su presencia, con su aprobación, las execrables abominaciones que han ejecutado últimamente sus tropas, y cuya memoria no olvidarán jamás los desgraciados habitantes de San Carlos y Valencia, que fueron el blanco de ellas. ¿Cómo unos pueblos que veneran la religión sobre todo dejarán de ver con el mayor horror a un Ceballos cuyos soldados pillan impunemente los templos, arrojan a los corrales de las casas las Santas imágenes, los vasos, y las vestiduras de los holocaustos; unos pueblos que saben en fin que sólo por órdenes de él, han podido ponerse caballos al lado de los altares, y llenar con su estiércol el lugar de los sacrificios y de las adoraciones? ¿Cómo podrá él consolar el dolor de las madres a quienes ha privado de sus hijos, dándoles una muerte inhumana? ¿Dónde se esconderá de la venganza del esposo, o del padre, cuya amada compañera o hija ha permitido violar? Tantas casas incendiadas, tantas posesiones devastadas por los bandidos que manda, son otras tantas familias sacrificadas, que ha condenado a la desesperación, que ha obligado a huir a los desiertos, y a quienes no queda más aliento, que para jurarle un odio eterno y a su infame partido. Este enemigo de Venezuela pudo, ser distinguido de nosotros mismos por la regularidad de su conducta en la guerra; mas no era seguramente sino la hipocresía con que disfrazaba sus negras intenciones; y tanto más se han irritado contra él los pueblos, cuanto más tiempo logró mantenerlos en la ilusión, y cuanto han sido más dolorosos los medios por que se han desengañado.
El Libertador, que hace la apología de los enemigos de su Patria, cuando es justo, con la misma imparcialidad acusa sus crímenes cuando los intereses de la nación que tiene la gloria de mandar, lo exigen; y por lo tanto me previene hacer pública esta nota.
Cuartel General de Puerto Cabello, abril 17 de 1814, 4°.
ANTONIO MUÑOZ TEBAR.
* De un impreso de época coetánea. En la “Gazeta de Caracas”, N° 61, correspondiente al día lunes 25 de abril de 1814, se publica este documento cuyo original manuscrito no ha podido examinar la Comisión Editora.
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