DOCUMENTO 8147 CARTA DE BOLÍVAR A RAFAEL REVENGA, FECHADA EN LIMA EL 3O DE OCTUBRE DE 1823, EN LA CUAL HACE APRECIACIONES DEL ESTADO DE LAS FUERZAS PATRIOTAS CON RESPECTO A LAS REALISTAS, SE REFIERE A LA INJUSTA RESOLUCIÓN DEL CONGRESO PARA RELEVARLO DE SU CARGO EN LONDRES, ASI COMO A LOS GRANDES RECURSOS QUE SE REQUIEREN EN EL PERÚ PARA PODER SOSTENER LOS GASTOS DE GUERRA.*

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Lima, 30 de octubre de 1823.

Señor Rafael Revenga.

Mi estimado amigo:

La efímera ocupación de esta capital por los españoles en el mes de julio de este año, aunque ha sido un acontecimiento insignificante, no habrá dejado de pintarse por nuestros enemigos, como una consecuencia de la inferioridad de nuestras fuerzas, o acaso como una prueba de que la independencia del Perú está todavía expuesta a contingencias; pero lo cierto es que este país ha ganado en la parte militar, y ha adelantado en sus instituciones civiles.

Yo he sido llamado repetidas veces por el congreso constituyente y por el gobierno de este país, para encargarme de la dirección de la guerra. Los jefes del ejército unido, y el pueblo en general también han manifestado iguales deseos. Cediendo al voto universal me he decidido a hacer un nuevo sacrificio por la independencia de América, tomando a mi cargo este grave empeño. El congreso me ha conferido el mando supremo militar en todo el territorio del Perú, con la autoridad política directorial en los recursos y relaciones interiores y exteriores para proporcionar los medios que se necesitan para la salvación del país.

Los españoles, en número de 12.000 hombres, poco más o menos, se mantienen en sus antiguas posiciones, ocupando la sierra y parte del Alto Perú. Yo tengo entre Lima y Pisco 6.000 veteranos de Colombia, 2.000 hombres de Buenos Aires, 1.000 de Chile a las órdenes del general Pinto, que debe ser reforzado por 2.500 más que zarparon de Valparaíso el 15 del corriente y se le deben haber reunido ya en Pisco, o lo aguardarán en Arica. En Moque-gua existe el general Santa Cruz con 2.000 hombres del Perú. Entre Oruro y Salta dejó este general 1.500 hombres para reforzar a Lanza, antiguo guerrillero que hostiliza siempre al enemigo, sin que hayan podido hasta ahora destruirlo, por su práctica en aprovecharse de las ventajas del terreno. Por consiguiente, reunidas las fuerzas de Chile a las de Santa Cruz en el Alto Perú, se formará un ejército de 7.000 hombres bien provisto de caballos.

Mientras esto se verifica por el Sur, yo habré reunido a las fuerzas que tengo en esta parte del Norte, 3.000 hombres que manda el Sr. Riva-Agüero en el departamento de Trujillo. Sin embargo, esta operación tardará unos pocos días, porque este general se halla disidente del actual gobierno; pero yo he llegado a tiempo de emplear útilmente mi mediación, y estoy seguro de conciliario todo en una semana o poco más. Entonces dispondré de una fuerza de 11.000 hombres por esta parte, sin contar 3.000 hombres más que he pedido a Colombia y deben estar ya embarcándose en Panamá para este destino.

Por todo lo expuesto conocerá Vd. muy bien que el ejército unido libertador del Perú, puede contar con una fuerza efectiva de 18.000 hombres sin comprender en este cálculo los 3.000 que espero de Panamá.

A pesar de que, muy en breve, debo tener arreglado un ejercito muy superior al enemigo, tal vez no llegará el caso de emplear la fuerza de las armas para terminar esta contienda: pues el gobierno de Buenos Aires acaba de celebrar una convención preliminar con los comisionados de S.M.C., por la que se estableceun armisticio de diez y ocho meses extensivo al ejército español existente en el Perú. Esta convención, de que incluyo a Vd. un ejemplar, es preliminar al tratado definitivo de paz y amistad que ha de celebrarse con S.M.C. sobre las bases de la cesación de la guerra en todos los nuevos estados del continente americano y el reconocimiento de su independencia; que son las que establece la ley que cita de 19 de junio del presente año.

Si los jefes del ejército español existente en el Perú, se hallan animados de sentimientos de paz, y reconocen la convención preliminar iniciada por el gobierno de Buenos Aires, yo renunciaré con placer la gloria de vencerlos, por ahorrar sangre y porque la razón empiece a consolar la humanidad con su poderoso influjo. Si al contrario, por una obstinación ciega me obligan a seguir la guerra, todas las medidas están tornadas, y aunque me repugna no la temo. Entonces una batalla digna de ser la segunda de la de Carabobo sellará en el Perú la independencia de la América meridional. Si llegásemos a este extremo, los españoles perderán con la posesión de estos países, las ventajas a que se harían acreedores cediendo a la razón y a la justicia de reconocer nuestra independencia.

El congreso constituyente del Perú se halla al terminar sus trabajos, después de haber publicado la última parte del proyecto de constitución, que seguramente será sancionado. Este código no es sino provisional; porque la constitución política permanente de esta república debe ser la obra de los representantes de todos los pueblos del Perú, que se congregarán luego que sean libres de la dominación española.

Entre tanto, se necesitan grandes recursos para sostener la marina y el ejército, y así es absolutamente necesario el empréstito pedido a Londres. Si Vd. comunica la seguridad que hay del triunfo de nuestra causa en este país, por la razón o por la fuerza, no dudo que haya casas poderosas que, no teniendo en que emplear sus fondos, por la aglomeración de capitales que hay en Londres, se avengan a prestar la suma que se pide, bajo las garantías seguras de las primeras rentas y establecimientos de este rico país. Interésese Vd., pues, en sostener con su influjo el crédito del Perú, para que consiga los auxilios que demanda su actual situación.

Aquí he sabido que, por no haber aprobado el congreso de Colombia la misión de Vd., se ha nombrado al Sr. Hurtado, miembro del Senado, para relevar a Vd. en Londres. La convicción íntima en que me hallo del buen juicio y luces de Vd. para desempeñar tan delicado encargo, mis deseos por ver bien establecido el crédito de Colombia y reparadas las operaciones inconsultas y temerarias de Zea, y también el grande aprecio a que Vd. es acreedor por su comportación distinguida, me han hecho sentir altamente que se haya tomado una resolución que creo tanto más injusta cuanto Vd. podía menos esperarla, después de sufrir una prisión en beneficio de los intereses de Colombia que se han confiado al celo de Vd. Esta conducta del congreso es de mi mayor desagrado, y no dudaré manifestar mi desaprobación con la fuerza y la franqueza que acostumbro, contra todo lo que es esencialmente injusto.

Antes de terminar esta carta acusaré a Vd. recibo de las cartas de Vd. de abril y mayo, por las cuales he tenido algunas noticias de Europa capaces de hacerme formar un juicio exacto.

Tampoco dejaré de hacer mención de las conferencias de los agentes españoles cerca del gobierno de Méjico, en el mes de junio del corriente año: estas conferencias coinciden perfectamente con el armisticio de Buenos Aires, habiendo los agentes españoles declarado, de un modo solemne y auténtico, la disposición que su gobierno se halla dispuesto a reconocer la libertad e independencia de este continente. Supongo que en Colombia habrá tenido lugar la negociación pendiente con los agentes españoles, retardada sin duda por causas que ya han desaparecido con la destrucción de la marina y ejército de Morales en Maracaibo.

Soy de Vd. afmo. amigo.

BOLIVAR

En el archivo se halla el borrador, y en el Museo Bolivariano de Caracas (Legajo IX, N9 1.237) la carta original.

* De un impreso moderno. ""Cartas del Libertador” (Fundación Lecuna), tomo III. págs. 495-498.

Traducción