DOCUMENTO 8146 CARTA DE BOLÍVAR [PARA SANTANDER], FECHADA EN LIMA EL 3O DE OCTUBRE DE 1823, EN LA CUAL SE REFIERE ENTRE OTRAS COSAS AL DESAIRE QUE A REVENGA LE HIZO EL CONGRESO, A LOS AUXILIOS DE COLOMBIA QUE TANTO HA ESPERADO, A LOS TRATADOS DE LOS ESPAÑOLES CON MÉXICO Y BUENOS AIRES. NOTICIAS SOBRE SUCRE, SANTA CRUZ Y RIVA-AGÜERO Y CONSIDERACIONES ESPECIALES ACERCA DE ESTOS, ADEMAS DE OTROS PUNTOS. *

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Lima, a 30 de octubre de 1823.

Mi querido general:

Ayer llegó Santamaría con la correspondencia de fines de julio y principios de agosto hasta el 4. Ha traído muchos papeles, algunas noticias importantes y decretos del congreso que me han parecido excelentes.

Siento mucho que usted haya sometido al congreso la idea de mi haber, después que ya se sabía que la constitución no se alteraba. Pensé irme si se destruía a Colombia, y por lo mismo quería mi haber para irme. He sentido mucho más la pensión y el sueldo: con esto se borran todos mis servicios, porque una deuda pagada no es deuda. Además, la generosidad del congreso indica que yo soy capaz de aceptar con gusto una gracia que sin ofenderme hiere mi delicadeza, porque siempre he pensado que el que trabaja por la libertad y la gloria no debe tener otra recompensa que gloria y libertad. Crea usted con franqueza que me ha herido hasta el alma la lectura de este decreto, y que le he escondido hasta de Pérez, Ibarra y los demás de casa. Mi desesperación en Tulcán al ver triunfantes a los destructores de la unidad me hizo pedir mi haber a fin de poderme ir muy lejos, y de poder vivir algunos años más en la más completa obscuridad. Siempre estoy resuelto a irme, y para esto no tomaré más que mi haber, pues me sobra para ocho o diez años, si es que tanto puedo prolongar la vida.

La lectura del decreto sobre los tribunales que deben recibir las renuncias de los senadores y de nosotros, me ha dado un placer puro y vehemente. Me ha parecido leer mi carta de- libertad. Parecerá hipocresía todo lo que dejo dicho, pero creo que usted no puede dudar de mi sinceridad, y además d tiempo dará fe.

El desaire que se ha hecho a Revenga por el senado me parece tan inicuo, y aun más que si me lo hicieran a mí. La república va a perder un buen servidor, y además ya me tiene perdido siempre. No mandaré yo, no, bajo un senado ingrato y absurdo que paga tan mal a los mejores ciudadanos, y es incapaz de juzgar el mérito. Antes hubiera dado mi dimisión que nombrar enviados para Londres: primero, por no salir responsable de las operaciones de agentes que no dependen de mi aprobación; y segundo, porque no hay esperanza de justicia donde no se encuentra ni equidad ni talento para manejar los grandes negocios, y negocios de que depende la vida del Estado. En fin, amigo, dígalo usad a todo el mundo que yo no serviré más a Colombia, aun cuando no estuviese naturalmente cansado del mando, digo que no la serviré por no ser testigo de tan necia iniquidad. La ofensa hecha al justo es un golpe contra mi corazón, y yo no quiero prestar mi mano contra mi propio pecho.

No hablaré a usted más de auxilios de tropas, porque usn ha respondido suficientemente a todo. Usted responde como los inquisidores lo hicieron a Molina; quiero decir que usted se enfada cuando le piden, y yo no sé si será mejor perder, que no pedir. El hecho es que yo pienso quedarme en la inacción por falta de medios para obrar, y que todo lo espero ya de la pluma y no de la espada. Paz o armisticio debe ser nuestra divisa: de uno u otro debemos esperar la cesación de esta contienda, que no está en mi poder triunfar de ella. Las cosas se han puesto en tal estado, que todo se arruinará en pura pérdida sin aspirar siquiera a un resultado glorioso. Así, usted haga sus esfuerzos por terminar la lucha con los españoles. La negociación de Méjico a mediados de junio es una prueba de la determinación del gobierno español a reconocer nuestra independencia, además de la que tenemos en Buenos Aires. La misión española a Colombia debe tener las mismas facultades; presumo que su demora ha sido más bien efecto de los sentimientos personales de los agentes, que del espíritu del gobierno español. Es de creerse que el interés de algunos emigrados ha influido en este retardo. Usted haga armisticio de cualquier modo que sea; el armisticio es mejor que la paz, aunque cueste más aparentemente, pues no tengo la menor duda de que más nos costará la guerra civil que nacerá el mismo día que cesen las tempestades transmarinas; sobre este punto no varío nada.

La conducta del congreso nos ha dado patria y libertad, constitución y paz; esta conducta ha sancionado la obra de trece años de sacrificios; de ella depende la estabilidad futura de Colombia; en fin, escribiría un libro diciendo todos los bienes que nos ha hecho el congreso por haber trillado el camino constitucional; esto no más ha hecho bueno, pero esto no más es infinito, digo esto no más, porque lo demás es incomparable con el primer beneficio.

Tenga usted la bondad de escribirle a Revenga lo que digo sobre su separación y añádale que no sirva más, y que si quiere venir a mi lado, vivirá conmigo como hermano.

El general Sucre ha venido con su División; Santa Cruz perdió casi toda la suya. Riva-Agüero tiene comunicaciones sospechosas con el enemigo, pero no logrará nada porque yo he tomado mis medidas, y por esta parte somos muy fuertes.

Nada sé todavía lo que haré militarmente, porque nos faltan caballos y bagajes, víveres y dinero; en tanto que el enemigo tiene todo esto en abundancia. Es probable que no haga nada bueno; y será mucho si logro mantener mi actitud amenazadora, porque las escaseces no impiden conservar esta actitud, la que sería conveniente para tratar con algunas ventajas sobre armisticio y paz con respecto al Perú. No obstante todo esto, crea usted que la fuerza de mi carácter hará su efecto, y me pondrá en campaña el día que menos se piense, porque yo soy con los soldados lo que los pródigos con el dinero, que cuando lo tienen no saben qué hacer con él sino gastarlo.

Aquí está Mosquera tratando sobre límites; pienso no sacar mucho partido para que no se atribuya a la fuerza el resultado Je la negociación, porque en moral como en política, hay reglas que no se deben traspasar, pues su violación suele costar caro. Una protesta a tiempo destruye el efecto de concesiones simuladas, y además se aumentan los motivos de aversión entre las partes. Nosotros aquí somos ahora bienhechores y no debemos perder este bello título por muchas leguas cuadradas.

Nada sabemos aún del armisticio de Buenos Aires con los españoles. Pronto habrá una respuesta de Laserna al General de Buenos Aires, destinado a tratar con él sobre el armisticio. Entonces se determinarán más mis irresoluciones, tendré decisión, mientras que ahora la duda me consume. Esta duda, sin embargo no deja de tener su mérito porque prolonga el tiempo y la guerra y nos hice acercar al día de la paz.

Adiós mi querido general soy de usted de todo corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Correspondencia dirigida al general Santander"", volumen II, págs. 429-432.

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