DOCUMENTO 7421. CARTA DE BOLÍVAR PARA R1VA AGÜERO, FECHADA EN GUAYAQUIL EL 19 DE MAYO DE 1823, EN LA CUAL HACE CONSIDERACIONES ACERCA DE LA CAMPAÑA DEL PERÚ Y DE SU INMINENTE VIAJE A ESE PAÍS.*

Sección
22) Período (02ENE AL 31MAY 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
{Guayaquil, 19 de mayo de 1823.}

Excmo. Señor Don José de la Riva Agüero.

Mi querido presidente y amigo.

Anoche llegó el bergantín de guerra {Chimborazo} que me ha traído pocas comunicaciones; pero de mayor interés las noticias de que es portador. El General Valdés me ha remitido una nota de las fuerzas enemigas que adquirió el oficial parlamentario nuestro. La fuerza que manifiesta esta nota indica bien que en Intermedios el enemigo ha dejado tropas suficientes con qué poder rechazarnos si verificamos la expedición del General Santa Cruz con tropas del Perú solamente. Esta expedición si no lleva otro objeto que el de llamar la atención, aprovechar los recursos del país, hacer reclutas, y lograr algún golpe de mano, entonces el General Santa Cruz habrá hecho un gran servicio al Perú: mas si por el contrario el general Santa Cruz compromete alguna acción importante, naturalmente debe tener el resultado más infausto: igual su fin al del General Alvarado.

De hito en hito estoy meditando sobre la suerte del Perú y cada vez me confirmo más en la necesidad que tenemos de mantenernos a la defensiva por tres o cuatro meses. En estas circuns­tancias, mi querido señor y amigo, todo lo debemos esperar del tiempo: esta es la máxima que menos he seguido en mi vida, y

es sin embargo la que más recomiendo en el día. El Perú está independiente a los ojos de la España y de la Europa con tener nosotros allí el Callao y una escuadra; por el contrario perdiendo a Lima, venimos a sufrir pérdidas de todo en la opinión pública. Por otra parte conservando nosotros intactas nuestras fuerzas el enemigo tendrá mucho que temer y hará Ja paz reconociendo la independencia del Perú, como un medio de compensación a las ventajas que nos han de exigir; pues en este caso ellos tienen algo que darnos y nosotros algo que pedirles. Supongamos que perdamos una batalla, o a Lima; el enemigo pretenderá desde luego quedarse con el Perú, por la razón manifiesta de que es vencedor y lo posee. La Inglaterra que naturalmente será mediadora no podrá menos de hacerle justicia a la España apoyándole su pose­sión y los derechos que le son anexos: consecuentemente los de­más estados americanos no continuarán la guerra contra la España por su interés privado y por la importante intención de los ingle­ses que no deben consentir más guerras entre nosotros por los perjuicios que le resultan a ellos en su comercio y política. En una palabra, yo creo que el que comprometa una acción en el día, juega la suerte del Perú en que puede ganar o perder; pero este úl­timo caso es tan horrible que de ningún modo debemos consen­tir en él.

Así es mi querido presidente, que debemos hacer sacrificios sobre sacrificios para asegurar la suerte del Perú, y aumentar nuestras más caras esperanzas. Si no hay dinero con que pagar las tro­pas, que se saque mensualmente una contribución de los particu­lares que por tres o cuatro meses no puede ser gravosa, después de los cuales tendremos dinero de Europa, o paz, o triunfos.

No espero más que la venida de la goleta{ Guayaquileña } para irme, aunque sea sin respuesta del congreso, exponiéndome por lo tanto a padecer desaprobación y calumnias; pero todos dicen que ese ejército no se puede manejar con los generales que tiene y a mí me es insoportable la idea de que el Perú se pierde por mi culpa pudiendo yo salvarlo. Dudo mucho que yo sea el hombre destinado por la suerte para lograr esta dicha, porque a la verdad yo conozco la grandeza de las dificultades y la falta de mis medios personales para allanarlas. Dicen sin embargo que soy pre­ciso, y esta idea sólo basta por autorizarme a ir, aunque sea comprometer la poca reputación que la suerte ha querido darme.

Marcharán por fin 1.200 con el {Chimborazo}, el {Balcarce } y tres transportes que están aquí: de hoy a mañana se embarcarán estas tropas.

Recomiendo a Vd. mucho y de nuevo la separación del servicio militar a todos los españoles, inclusive un tal {Anaya} que dicen manda en el Callao. Yo he visto pasados y repasados hasta tres veces jefes y oficiales españoles, pero en muy cortos períodos de tres y cuatro meses. El amor a la patria es invencible y en un español es eterno.

Al General Sucre:

Esta carta es escrita después de la de ayer.

* De un impreso moderno. {Correspondencia del Libertador } (1819-

1829). Fundación Vicente Lecuna. Banco de Venezuela. Caracas, 1974,

págs. 34-36.

Traducción