DOCUMENTO 8918. CARTA DE BOLÍVAR A SUCRE, FECHADA EN PATIVILCA EL 13 DE FEBRERO DE 1824, CON NUEVAS Y PRECISAS INSTRUCCIONES PARA LA CAMPAÑA.*
Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial
Personas
Lugares
Palabras Clave
Descripción:
Pativilca, 13 de febrero de 1824.
Al señor general Antonio José de Sucre.
Mi querido general:
Mando a Vd. otra vez a mi edecán Santamaría a llevarle nuevas instrucciones y esta carta. Creo que deberé irme pronto para Trujillo, porque ya empiezan a llegar los refuerzos que espero de Colombia, y porque estando aquel departamento intacto y en seguridad debemos aprovechar el tiempo para sacar recursos de él. Luego que se pierda Lima, que será dentro de ocho días a más tardar, queda amenazado el departamento de Huaylas y perdida toda la costa hasta Casma, porque las fuerzas del enemigo por esta parte pueden concentrarse aquí; y cuando venga Valdés del Alto Perú, entrará por Huánuco a Huaraz, o seguirá por Huari y este cuerpo de tropas seguirá a Huaraz por el camino de Marca. Por lo menos, toda su caballería viene aquí, porque hay pastos y víveres para ella y no se adelantarán hasta Casma, porque hay dos grandes despoblados y el país carece de pastos; además, podría ser cortada esta caballería y atacado por un cuerpo nuestro que bajase de la sierra, pues por todas las cañadas se baja a esta costa de! departamento de Huaylas. También es muy probable que la infantería de Canterac venga a Canta y de allí a Cajatambo, por ser frío el país y estar en la buena dirección de su marcha.
Nosotros tenemos que dividir nuestras tropas en estos términos: la caballería en la costa y la infantería en la sierra; pero los españoles, por precaución y por necesidad, tendrán que reunir ambas armas, porque en toda la costa no quedan pastos dentro de un mes, y yo creo que en la sierra no faltarán dentro de dos: llamo pastos, el trigo, la cebada, maíz, tiernos o en granos: en fin, toda sementera que pueda comer un caballo. Así, los godos no carecerán de nada en su marcha, según preveo, si nosotros no imitamos muy expresamente al emperador de Rusia en la defensa que hizo de su imperio. Debemos, pues, recoger todo, todo, y mandarlo al departamento de Trujillo; y lo que no se puede recoger por no estar en sazón, debe ser consumido por las bestias y ganados que marchen a retaguardia.
No dude Vd. que los departamentos de la Costa y Huaylas tenemos que perderlos, para concentrarnos en el de Trujillo; por lo que debemos tomar en ese territorio los 3.000 hombres de reemplazos que nos debe el Perú, y poner un desierto entre los godos y nosotros.
Los enemigos estarán reunidos para marchar a Trujillo dentro de 30 ó 40 días, a más tardar; esta cuaresma, pues, debemos consagrarla toda entera a la recolección de toda cosa útil para un ejército. Para este fin el mejor método es emplear en guerrillas todos los cuerpos de nuestro ejército, encargándoles a los comandantes la más grande exactitud y orden en las exacciones, y que no dejen rincón que no visiten y examinen escrupulosamente. A estas partidas debe señalárseles un punto céntrico, siempre a retaguardia, y, si es posible, que se dirijan al departamento de Trujillo, ejecutando por cada dirección que se tome, el mismo examen y las mismas exacciones. De este modo será más fácil y más cómodo el efecto de esta medida general.
Persuádase Vd. bien que por más que nosotros busquemos y tomemos todo, siempre quedará demasiado a nuestra espalda para el enemigo y propietarios. Así, nunca faltarán subsistencias para los destacamentos de observación que queden a retaguardia.
Estos destacamentos deben quedar durante este mes en los términos siguientes: el comandante de Canta debe dejar una guerrilla en aquel punto para observar de cerca a Lima, y otra sobre Reyes o a retaguardia hasta Huánuco. En este punto quedara de observación el cuerpo del comandante Carreño a las órdenes de Aldao, y Vd. tráigase, si puede ser, a Carreño para ser empleado en el ejército de Colombia, pues dice que él lo desea. En Cajatambo debe quedar otro cuerpo de observación, pero montado, aunque sea de infantería, para que pueda moverse con facilidad. En Pativilca quedará el comandante Navajas con su escuadrón de «Lanceros del Perú», con orden de replegar hasta Casma y Nepeña en caso de ser perseguido. Si este comandante se portare bien, que continúe haciendo este servicio; y si no, que vaya a retaguardia de Santa.
Toda la tropa que se retire de Lima deberá dividirse aquí en dos columnas, la infantería y todo su parque marchará a Huaraz, la caballería y bestiada marchará a Santa, pero consumiendo en el tránsito el pasto que haya. El batallón de Pardo de Zela que se aumente en el tránsito: y los 200 chilenos del coronel Aldunate que se cuiden extraordinariamente para que no se quejen y se restablezcan.
Los granaderos del Río de la Plata, deseo que sigan a la provincia de Trujillo para aumentarse y mejorarse todo lo que sea posible. La escolta a caballo del gobierno del Perú hará lo mismo. Por supuesto, que la infantería que escape de Lima seguirá el mismo movimiento general luego que haya descansado.
El batallón del coronel Otero puede ir a Baños y en esa dirección ir recogiendo todo lo que no haya sido recogido por otro cuerpo, y seguirá bajando de Huamalíes a Conchucos con el mismo objeto. «Vargas» deberá seguir su marcha del 18 al 19 hacia Recuay, donde podrá hacer alto para descansar y mandará sus enfermos al hospital de Huaraz. Toda la bestiada y ganados que lleve el batallón Vargas, los pondrán a pastar durante su acantonamiento en aquel lugar, en las mejores prados de las pampas del sur de Recuay, o donde estén con más abundancia. No siendo suficientes los «Húsares» para el cuido de estos ganados, se montarán piquetes de infantería escogidos, a fin de hacer este servicio con más comodidad y menos estropeo de la tropa.
Regla general: creo que siempre que falte caballería debemos montar buenos fusileros, para que suplan por cazadores montados.
El batallón Bogotá, por la parte del alto Conchucos, debe hacer su requisición y exacción con toda puntualidad.
Así, pues, empleando diez y siete días de este mes y trece del que viene, en la ejecución de esta medida general, debemos contar con que a principios del mes que entra estarán en marcha a retaguardia todos los cuerpos del ejército, debiendo ejecutar esta misma retirada antes, aquellos destacamentos o cuerpos contra los cuales se aproxima el enemigo.
Independientemente de todo esto, Vd. debe no olvidar mis anteriores instrucciones relativamente al punto de concentración general, que será siempre el mismo, pues Huamachuco es el centro de todo el departamento de Trujillo, y el punto más propio para un cuartel general en las actuales circunstancias; pero hay también un territorio medio entre Huamachuco, Huaraz y Huari, que puede servir de descanso al ejército, mientras no se sepa que el enemigo se dirige contra nosotros con fuerzas respetables. Así, pues, nuestras guerrillas pueden quedar mientras tanto de Casma hasta Pativilca, de Huaraz hasta Cajatambo y de Huari hasta Huánuco: pero estas guerrillas deben ser montadas. El resto del ejército debe colocarse por escalones, la caballería de Casma hasta Lambayeque; la infantería de Huaraz hasta Pallasca y de Huari hasta el mismo Pa-llasca, que es donde se reúnen ambas direcciones.
Quiere decir todo esto:
1°, que nosotros debemos limpiar todo el país que queda ocupado por nuestras guerrillas;
2º que debemos aprovechar todo el paralelo al Norte de Casma, Huaraz y Huari hasta Pallasca, donde se tirará la segunda línea de división del país de ocupación, del de conservación; más claro, la primera zona debe quedar desierta, recorrida por algunas guerrillas nuestras; la segunda zona debe quedar ocupada por nuestras tropas, pero sin más recursos que los indispensables para la subsistencia semanal; y la tercera zona en la cual está comprendido el departamento de Trujillo, debe recibir todo lo extraído de las otras dos y conservar lo que posea. Después de las recolecciones que se hagan de los mismos objetos para el estado, todo se mandará a las órdenes del general Lara.
El pueblo de Corongo, que está a una jornada al Norte de Atunhuay-las, es un excelente punto para defenderlo con un ejército que sea, poco menos inferior al del enemigo, y sería intomable si no hubiese un camino que lo rodea y lo toma por la espalda. Haga Vd. examinar bien ese país para ver si lo podemos defender con algunas fortificaciones y cortaduras y 7.000 hombres. El comandante O´Connor puede ser empleado en este trabajo.
Se debe tener presente que en todos los puntos de la sierra faltan pastos y se deben suplir por medio de granos. Este será uno de los cuidados que se deberán llenar anticipadamente si adoptásemos la defensa del desfiladero de Corongo. Por desgracia, a retaguardia hay menos pastos que al frente de dicho punto. Todo es sierra alrededor y sierra pelada.
En el caso de que el punto de Corongo se pueda defender bien, después de hecho el examen deberá decidirse este negocio con anticipación para tomar las medidas precisas que faciliten su defensa. Por la costa los enemigos no pueden pasar porque es imposible ejecutarlo con un ejército; y aunque podrían verificar este paso por Conchucos, sus embarazos serán grandes y más grande el miedo de darnos la espalda. En fin, el negocio debe considerarse.
Después de todo lo dicho, Vd. está autorizado para obrar como le parezca mejor; pero teniendo presentes las instrucciones dadas y las consideraciones siguientes:
1º - que Lima debe caer dentro de ocho días en poder de los enemigos;
2° - que por esta ventaja los godos tendrán una marina que les facilitará desembarques por tierra en toda la costa;
3º - que Valdés vendrá con 3 ó 4.000 hombres dentro de cuarenta días;
4° - que dentro de dos meses los enemigos nos pueden buscar con 10.000 hombres;
5º- que nosotros no tenemos más que 7.000 disponibles y que dentro de tres o cuatro meses tendremos 10 a 12.000 con los refuerzos de Colombia, y sin los de Chile que deben venir;
6° - que yo he pedido 10.000 hombres a Colombia, y que debemos esperarlos antes de seis meses.
7° - que hace catorce años que estos godos están triunfantes por la falta que se ha cometido con ellos de atacarlos con fuerzas inferiores; y que nosotros vamos a jugar en una batalla la gloria de otros catorce años;
8° - que todo nos aconseja prudencia y precaución contra las desgracias y defecciones que estamos experimentando.
El Callao no da esperanzas de nada, como lo concebí desde el primer día.
Yo me voy a Trujillo a declarar la ley marcial y a poner jefes militares en las divisiones militares que voy a establecer. Estoy resuelto a no ahorrar medida ninguna y a comprometerme hasta el alma porque se salve este país. No tengo confianza sino es en los nuestros; y haga Vd. otro tanto.
Despliegue Vd. una inmensa energía, que yo le cometo todas mis facultades en los departamentos de Huánuco y la Costa. Yo mandaré toda la costa de Trujillo; Lara mandará de Huamachucos a Patas; y el general La Mar de Cajamarca al Norte cinco provincias para el distrito de su división. Yo nombro a Vd. general en jefe de todo el ejército unido con las facultades necesarias en el territorio que ha de mandar. Mandando Vd. a Lara y a La Mar ellos le obedecerán en el departamento que manden; y en cuanto a mí escríbame Vd. a Trujillo, para donde partiré luego que sepa la pérdida de Lima.
El general Martínez tiene orden de salvar de Lima todo lo que pueda, muy particularmente todo lo que sirva para equipo del ejército; para esto lo he autorizado ampliamente, porque nosotros debemos aprovechar lo que pudiera servir al enemigo. Los que están en Lima no piensan más que en componerse con los godos. Así nada espero de dichos señores, sino lo que han hecho los demás peruanos traidores. Por último, mi querido general, Vd. haga lo que mejor le parezca, pero sin olvidar lo que le indico.
La «Guayaquileña» y demás buques de guerra han venido a Trujillo trayendo el equipo del ejército; y pronto vendrán los 900 reclutas. Lara va con sus dos batallones a buscarlo todo en Trujillo, y también va para apoyar mis medidas, para que sean más eficaces. Aquel país todavía tiene recursos y está en malas manos, según todos los avisos. Al instante escribí a Heres para que salvase el dinero de Vd.; puede Vd. creer que fue mi primer pensamiento, después de la gran pérdida que ha hecho la patria. Aquello de Lima debiera estar como un laberinto: dicen que está tranquilo, como un lago de agua dormida: ¡el reposo de la muerte, o más, del egoísmo!
Adiós, mi querido general, forme Vd. tres cuerpos de leyes con las instrucciones que se le han mandado, y tres cuerpos de comentarios con mis inmensas cartas. Bien conocerá Vd. que tengo el alma como los enamorados, donde está el objeto de su corazón.
Adiós otra vez; de Vd. afectísimo amigo.
BOLÍVAR
Estando en esto, ha llegado el coronel Soler, del Río de la Plata, que me ha traído el decreto del congreso confiriéndome el poder dictatorial y mandando suspender al presidente y al congreso. La última boqueada de este cuerpo es magnífica y me parece muy patriótica.
Las noticias son: que los godos aun no se habían acercado a la capital, pero que se había enarbolado el pabellón español en el Callao. El general Martínez ha hecho renuncia de su empleo, en el que ha sido reemplazado por el general Necochea, que parte ahora mismo a ejecutar mis primeras órdenes. Los «Granaderos a Caballo» vienen para acá a presentárseme a las órdenes de Ruiz, los que estaban del lado de allá de Cañete. Parece que todo está muy tranquilo; pero sin señales de vida. Una junta de guerra, o más bien una tramoya hecha por Tagle y algunos egoístas, determinó que Martínez no hiciese nada de lo que yo le mandaba. El coronel Soler dice, que Martínez y su segundo Correa, estaban tan desacreditados, que nadie les obedecía. Se ha dicho que la ""Prueba"" estaba de mala fe pero yo dudo esto mucho.
Adiós otra vez, y lo dicho, dicho.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno; ""Cartas del Libertador"" (Fundación V. Lecuna). Tº IV, págs. 84-91.
Traducción