DOCUMENTO 8916 OFICI0 DE JOSÉ D. ESPINAR AL GENERAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADO EN PAT1VILCA EL 13 DE FEBRERO DE 1824, LE COMUNICA LAS MEDIDAS TOMADAS COMO CONSECUENCIA DE LA SUBLEVACIÓN DE EL CALLAO*

Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
13 de febrero de 1824.

Al señor general de división y en jefe del ejército

de Colombia, Antonio José de Sucre.

Señor general:

S.E. el Libertador ha llegado a concebir una desconfianza absoluta del gobierno del Perú y aun de los magistrados que están a la cabeza de los departamentos. Los últimos acontecimientos de la capital, es decir la pérdida irreparable de la plaza del Callao y las consecuencias que esta pérdida produce necesariamente, amenazan un porvenir funesto, al abrigo del cual es conveniente colocar el ejército. Para ello expondré a V.S. lo siguiente:

S.E. cree pueda haber alguna novedad en Trujillo y para evitarla en tiempo y para hacer respetar y obedecer las providencias que convenga expedir, S.E. ha ordenado al señor general Lara baje a Trujillo con los batallones Rifles y Vencedor y ha mandado de antemano al comandan­te general de caballería se ponga a las órdenes del señor general La Mar por si ocurriese algún anticipado evento de insurrección de las tropas peruanas.

De Lima podrán salvarse 800 hombres poco más o menos a saber: el Nº 3 con 300 plazas, el piquete de Chile con 200, Granaderos de los Andes con 200, escuadrón de la escolta con 100. El señor general Martínez recibió amplias facultades de S.E. para extraer los elementos de guerra y todos los objetos de movilidad, de vestuario, equipo, parque, dinero, hierro y todo, todo cuanto pudiese caer en poder de los enemigos y hace notable falta al ejército nuestro. Para en caso de que las instrucciones de S.E. no fuesen cumplidas por el señor general Martínez, S.E. dio las mismas facultades al señor general Gamarra: de cualquier modo que sea, es de esperar que esos señores hayan hecho y hagan lo que puedan y que hagan dar fuego o barreno a los buques que están en la había del Callao que no puedan ser extraídos por la escuadra peruana y de que se aprovecharían los enemigos en perjuicio nuestro.

Las tropas de la capital se retirarán cómodamente por la costa hasta este punto: de aquí hacia Trujillo sólo la caballería puede marchar: la infantería y todo su parque no podrá hacerlo sino por Huaricanga a Marca, llevando la ruta por donde nos dirigimos a Huaraz. De aquí a Trujillo hay dos despoblados: el 1° de Pativilca a Huarmey de 24 leguas, es el mayor después del de Sechura. En esta virtud la caballería podrá bien retirarse a Nepeña y luego a Santa en donde hubiere pastos, en el concepto de que todos son arenales inmensos y no hay habitado, poblado y cultivado más que las quebradas, que son otras tantas avenidas de la Sierra, y por todas las cuales hay camino más o menos malo para comunicarse la costa con las provincias del interior.

S.E. dará orden al señor general Martínez para que se ponga a las de V.S. y las dé el debido cumplimiento.

Con esta fecha escribo al comandante del batallón Vargas para que a los cuatro días de recibida esta orden se ponga en marcha con su batallón hasta Recuay en donde debe descansar como ocho días. El objeto de esta providencia es que el batallón Vargas, como más estropeado y convaleciente, se ponga más a retaguardia para que no llegue a atrasarse en caso de tener que marchar hacia Cajamarca o más al norte. Se le encarga al comandante O´Connor que en su marcha haga toda la recluta posible y la lleve bien custodiada, que recoja víveres, bestias y ganados cuantos se puedan; y que a pesar de la orden dada anteriormente para que los caballos estropeados de los Húsares bajasen a Santa, los conserve en la Sierra y los haga poner en potreros, sean de alfalfa, de cebada, maíz, caña u otra sementera, porque los pastos de la costa se han consumido casi del todo, y apenas podrán alcanzar para la caballada que hay en ellos.

S.E. se ha resuelto a pasar a Trujillo dentro de dos o cuatro días, y por si en este tiempo V.S. no parece y no puede por ahora verse con el Libertador, S.E. me manda manifestar a V.S. sus designios.

El Libertador desea en primer lugar que la infantería del ejército se coloque desde luego de modo que no quede expuesta a una sorpresa de parte de los enemigos, y que pueda verificar una retirada segura.

2º—Que se forme, si es posible, un desierto que separe el territorio que ocupan nuestras tropas del que dominan los enemigos.

3º—Que para ello, si a V.S. le parece, se retire de Huánuco el batallón Nº 1, pase a Baños, de allí por Huamalíes a Cónchucos, recogiendo en el tránsito todo lo que no se haya recogido por otros cuerpos.

4°—Que V.S. escriba a las guerrillas de Canta para que haga retirar desde ahora mismo sobre el norte todos los ganados, y todo, todo cuanto se encuentre; que haga fuertes reclutas, y las remita o traiga bien escoltadas al ejército, y que sólo deje pequeñas partidas de observación en aquella provincia, sobre la capital, luego que ésta sea ocupada por los enemigos.

5º—Que V.S. haga destacar partidas de infantería que inunde el país hacia vanguardia y flancos y recojan los ganados, bestias y frutos y se tome toda la recluta posible: en el supuesto de que por más que se recoja siempre quedará algo a los propietarios, y no faltará de que vivir a nuestras partidas de observación.

6°—V.S. puede fijar su cuartel general en Huaraz u otro pueblo inmediato que elija por más conveniente.

7°—Que las bajas de 3.000 hombres más o menos que hemos tenido en nuestro ejército se procuren llenar con gente del país, por todos los medios posibles.

8°—Que se publique por bando en todas partes, y que se les haga la misma prevención a los comandantes de guerrilla, que todo el que quiera voluntariamente enrolarse en el ejército, aunque sean esclavos, serán admitidos, en la inteligencia de que no serán devueltos a sus amos en ningún tiempo, y que serán libres desde el momento que se hayan incorporado bajo las banderas de la patria.

9°—Para más claridad diré a V.S. que los destacamentos deben quedar durante este mes en los términos siguientes: el comandante de Canta debe dejar una guerrilla en aquel punto para observar de cerca a Lima, y otra sobre Reyes o a retaguardia hasta Huánuco.

10°—En Huánuco quedará de observación el cuerpo del coronel Carreño a las órdenes del comandante Aldao si es posible.

11º—En Cajatambo debe quedar otro cuerpo de observación pero montado aunque sea de infantería para que pueda moverse fácilmente.

12°—En Pativilca quedará el comandante Navajas con su escuadrón de Lanceros del Perú con orden de replegar hasta Casma y Nepeña en caso de ser perseguido; pero si este comandante no se portare tan bien como es de esperarse, entonces deberá enviársele a retaguardia de Santa.

13°—El batallón Número 3 del Perú desea el Libertador que se aumente en el tránsito, y que los 200 chilenos del coronel Aldunate, se cuiden extraordinariamente y sean muy bien tratados.

14º—QUe los Granaderos del Río de la Plata sigan a la provincia de Trujillo para aumentarse y mejorarse cuanto sea posible, pero consumiendo en el tránsito el pasto que se encuentre. La escolta de caballería del gobierno hará lo mismo.

15º—Si el piquete de Húsares que va con el batallón Vargas no es suficiente para la custodia del ganado y de la caballada que llevan, y que debe permanecer en potreros en el callejón de Huaraz, podrán montarse algunos soldados escogidos del mismo batallón. En general siempre que las circunstancias lo exijan, se montarán piquetes de infantería de soldados escogidos.

16º—Corongo ofrece una fuerte posición aunque no tanto que no pueda ser flanqueada: S.E. cree conveniente se mantenga allí una columna de 1.000 hombres entre infantería y caballería.*

17º—El batallón Bogotá por la parte del alto Cónchucos debe hacer una requisición y exacción con toda puntualidad.

18º—Empleando pues 17 días de este rnes, y 13 del que viene en la ejecución de estas medidas preparativas generales, debemos contar con que a principios del que viene estarán en marcha a retaguardia todos los cuerpos del ejército, debiendo ejecutar antes esta misma retirada aquellos cuerpos o destacamentos contra los cuales se aproxime el enemigo.

19º—V.S. recordará las instrucciones relativas al punto de concentración general que será siempre el mismo Huamachuco, el que además de ser el centro de todo el departamento de Trujillo, es el punto más propio para un cuatrel general en las actuales circunstancias.

20º—Hay además un territorio medio entre Huamachuco, Huaraz y Huari que puede servir de descanso al ejército, mientras que no haya noticias que el enemigo se dirija contra nosotros con fuerzas respetables. Por tanto nuestras guerrillas pueden quedar desde Casma hasta Pativilca, desde Huaraz hasta Cajatambo, y de Huari hasta Huánuco, pero todas estas guerrillas deberán montarse.

21º—El resto del ejército deberá colocarse por escalones: la caballería desde Casma hasta Lambayeque: la infantería de Huaraz a Payasea y de Huari hasta el mismo Payasea, que es donde se reúnen ambas direcciones. Por consiguiente:

22º—Debe despejarse todo el país que queda ocupado por nuestras guerrilas en el que sólo se encontrarán los restos de los propietarios que siempre alcanzarán para sostener dichas partidas.

23°—Deben aprovecharse de todo el paralelo al norte de Casma, Huaraz y Huari hasta Payasea, donde se tirará la 2º línea divisoria del país de ocupación del de conservación.

24º—En una palabra la primera faja debe quedar desierta, recorrida por algunas guerrillas nuestras. La 2º zona debe quedar ocupada por nuestras tropas, pero sin más recursos que los indispensables para la subsistencia semanal. La 3? zona en la cual está comprendido el departamento de Trujillo, debe recibir todo lo extraído de las otras dos, y conservar lo que posea después de las colectaciones que se hagan de los mismos objetos para el estado. Todo se mandará a las órdenes del señor general Lara.:

25º—El pueblo de Corongo que está a una larga y penosa jornada al norte de Atunhuaylas es un excelente punto para defenderlo con un ejército que sea poco menos inferior al del enemigo, y sería intomable si no tuviese un camino que lo rodea y lo toma por la espalda. El comandante O´Connor puede recorrer el país, examinar aquella posición, ver si se puede y si conviene fortificarla; y si con algunas cortaduras y 7.000 hombres se hace inexpugnable.

26º—V.S. tendrá presente que faltando pastos en toda la sierra deberán suplirse con un acopio de granos, y esta sería una precaución más conveniente en caso de que adoptásemos la defensa del desfiladero de Corongo.

Sobre todo, señor general, al ejecutar V.S. estas instrucciones de S.E. ha de tener V.S. presente que el Libertador faculta a V.S. para hacer las modificaciones que crea convenientes con arreglo a las circunstancias del momento y en todo aquello que no se opone al objeto primario de conservar el ejército no sólo en su integridad sino con los aumentos posibles en todo género.

Además tendrá V.S. presente las consideraciones que siguen:

1º—Que Lima caerá dentro de ocho días en poder de los enemigos.

2º—Que por esta ventaja tendrán los godos una marina que les facilitará desembarques por tierra en la costa.

3º—Que el general español Valdés vendrá dentro de cuarenta días con 3 ó 4.000 hombres.

4º—Que dentro de dos meses los enemigos nos pueden buscar con 10.000 hombres.

5º—Que nosotros no tenemos más que 7.000 disponibles, y que dentro de tres o cuatro meses tendremos 10 ó 12 mil con los refuerzos de Colombia, y sin contar con los de Chile.

6º—Que S.E. ha pedido 10.000 hombres más de Colombia,

7º—Que los godos han triunfado por catorce años por haber cometido nosotros la falta de atacarlos con fuerzas inferiores.

8º—Que todo, todo nos aconseja prudencia y precaución contra las desgracias y defecciones que sufrimos.

Dios guarde a V.S.

Señor general.

[JOSÉ D. ESPINAR]

Adición.—No hay tiempo para hacer copiar nuevamente este oficio, por eso va salvado al margen, aunque era solo un artículo duplicado.

No hay tiempo.

ESPINAR

De un impreso moderno. ""Correspondencia del Libertador"" (1819-1829). Fundación Vicente Lecuna. Banco de Venezuela (Caracas 1974), págs. 122-127.

Traducción