DOCUMENTO 8829 OFICIO DE JOSÉ D. ESPINAR AL SECRETARIO DE LA GUERRA DE COLOMBIA, FECHADO EN PATIVILCA EL 9 DE FEBRERO DE 1824, PARTICIPÁNDOLE LA SUBLEVACIÓN DE EL CALLAO. LE NOTIFICA LA SUPERIORIDAD NUMÉRICA DEL ENEMIGO: TODO CONSPIRA CONTRA LOS PATRIOTAS. EL SUR DE COLOMBIA ESTA AMENAZADO. ENVIÉ TROPAS AL PERÚ, DE LO CONTRARIO EL LIBERTADOR IRA A BUSCARLAS*

Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Pattvilca, febrero 9 de 1824.

Al señor Secretario de la Guerra de Colombia.

Por la comunicación del Ministro de la Guerra que tengo el honor de acompañar a V.S. en copia, se impondrá V.S. de la sublevación de las fuerzas del Río de La Plata que guarnecen al Callao. Este hecho que sin duda ha sido muy premeditado y dirigido por manos diestras de que se han valido secretamente los enemigos, les ha puesto en posesión de una plaza fuerte que puede mirarse como inexpugnable por la naturaleza del país a que se agrega el estado de nulidad a que está reducida la marina peruana.

Es muy probable que los enemigos estén en marcha sobre la capital de la cual serán dueños sin la más leve oposición, respecto a no haber quedado en ella otra fuerza que el batallón N° 3 del Perú con 300 hombres, cerca de 200 chilenos de la desgraciada expedición y el regimiento de Granaderos de los Andes con poco más de 200 plazas. La distancia a que se halla de la capital el Ejército Unido no permite tampoco moverse en defensa de aquella, ni aun convendría en las actuales circunstancias de no tener nosotros más que 7.000 hombres disponibles, mientras que los enemigos pueden reunir sobre su marcha 10.000 ó 12.000.

De lo dicho se deduce fácilmente que el Bajo Perú se ve amenazado de un riesgo inminente, y que nos vemos colocados en una alternativa que no nos presenta ventaja alguna en la elección, porque prepararnos para presentar una batalla a los españoles ahora mismo que intenten atacarnos, sería aventurar nuestro miserable ejército contra unas fuerzas muy superiores a las nuestras, y si nos replegamos más al Norte con la mira de esperar los refuerzos de Colombia y Chile, damos lugar entonces a que los españoles reúnan sus ejércitos de Norte y Sur, resultando siempre muy superiores al nuestro.

De todos modos nuestra posición es sumamente peligrosa, el país se halla devastado, no hay un peso, no hay donde proporcionarse vestuarios para la tropa, no hay armamento, no hay medios de movilidad sólo quedan unos débiles restos de opinión en favor de la causa.

En este estado de cosas es muy obvio acertar con el partido que elegirá S.E. el Libertador, y es el de volar a Colombia en busca de auxilios siempre que no le vengan desde luego los que por tantas ocasiones y tan encarecidamente ha pedido al Supremo Poder Ejecutivo de Colombia.

Es de desear, señor Secretario, que al dar cuenta V.S. de esta exposición a S.E. el Vice-Presidente, se sirva V.S. manifestarle los peligros que amenazan al Sur de Colombia. Así es que ya puede considerarse el teatro de la guerra como trasladado a los llanos de Neiva. No se contentarán los españoles con la posesión de todo el Perú, sino que cada vez más fuertes llevarán sus armas desde el Macará [ 1 ] al Juanambú; [ 2 ] y desde el Tumbes hasta las costas del Chocó, y por ambas partes se dirigirán al centro mismo de la República.

No dude V.S. que Guayaquil será un punto envidiable para los españoles; no dude V.S. que en los Pastos encontrarán siempre los enemigos de la República un asilo inexpugnable.

S.E., pues, se recela infinito del éxito de la campaña sobre los Pastos, y si por una desgracia, nuestra división es batida por los rebeldes, será obra del tiempo, de los sacrificios y de la sangre el término de esa guerra fratricida y desastrosa.

El Libertador me manda repetir a V.S. para que se sirva elevarlo al Poder Ejecutivo, que si no se dirige por Popayán una fuerte columna de 3.000 hombres por lo menos, y que sean veteranos y aguerridos para que obren en combinación con las fuerzas que mandaba el señor General Mires, el Sur de Colombia es perdido y la guerra ha llegado ya a las puertas de su capital.

En vez de los 12.000 hombres que S.E. el Libertador tiene pedidos me ordena hacer la solicitud de 14.000 á 16.000. Desea aún más, y es que todo el Sur se ponga en un estado de alarma, y que por parte del Poder Ejecutivo se muevan todos los resortes necesarios para obtener de la República todo género de auxilios y evitarle otros sacrificios mayores que tendrían que hacer, si la guerra tuviera que reproducirse en el territorio de Colombia.

Yo me atrevo a esperar señor Secretario, que V.S. se servirá trasmitir al Excmo. señor Vicepresidente los sentimientos de que el Libertador se halla íntimamente penetrado por la salud de la América junto con los temores que S.E. tiene de que el país todo, sucumba al poder de sus antiguos opresores.

Permítame V.S. le repita nuevamente que sin el auxilio de 14.000 ó 16.000 hombres, veteranos, sin gran copia de armamentos, sin crecido número de vestuarios y equipo, y sin multitud de elementos de guerra, nada podrá hacer S.E. en el Perú, y se verá en necesidad de seguir a esa capital en busca de los auxilios indicados.

Dios, etc.

[JOSÉ D. ESPINAR]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O´Leary, Tº XXI, 2ª parte, Fº 103 vuelto al 105.

NOTAS

1) Macará. Hoya hidrográfica que se encuentra entre el Perú y Ecuador.
2)
Juanambú. Río de Colombia en Pasto.

Traducción