DOCUMENTO 7767. CARTA DE BOLÍVAR PARA SANTANDER, FECHADA EN LIMA EL 11 DE SETIEMBRE DE 1823, DONDE LE CUENTA SOBRE SU ARRIBO A LIMA Y DE TODO LO ATINENTE A LA ACTUALIDAD PERUANA, Y LE INFORMA DE LAS ACTIVIDADES QUE HA EMPEZADO A DESARROLLAR.*

Sección
23) Período (02JUN AL 30SEP 1823) Correspondencia Oficial

Personas

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Palabras Clave

Descripción:
Lima, 11 de setiembre de 1823.

Mi querido General:

Hace diez días que llegué aquí en medio de los aplausos y de las fiestas. Por lo mismo no he tenido tiempo más que para observar, preguntar y dar algunas disposiciones capitales. Algunos males he impedido que se hagan y se han dictado medidas de la mayor importancia. Ya me tiene usted sumergido hasta la boca en un piélago de confusión y dificultades. El congreso y pueblo peruano han creído que yo tengo el hilo del laberinto de Creta [ 1 ] y que como Teseo [ 2 ] saldré de él. La confianza es universal y absoluta según parece; la prevención es inmensa: todos esperan la libertad del Perú de mis manos. Pero amigos, cuánto se engañan estos señores!!

Riva Agüero tiene ocupado el país libre con su disidencia contra el congreso, y los españoles tienen el resto. Los recursos del Perú se han agotado en su mayor parte; los que quedan los defienden sus propietarios a todo trance como es muy natural. Por esta parte tenemos que mantener un ejército de seis mil hombres y un gobierno muy recargado de cabezas. El desorden de la administración hace que no haya absolutamente rentas. Esto se compondrá para después. La casa de moneda sufrió pero ya está casi reparada. Las necesidades y la carestía son extremas.

Tenemos un ejército de catorce mil hombres por lo menos, sin contar las tropas de Chile que deben venir. Estas no bajarán de tres mil hombres según noticias. Santa Cruz está en La Paz con seis mil hombres lo menos. Sucre tiene tres mil por Arequipa, cuatro mil tenemos aquí y dos mil Riva Agüero, que a la larga se ha de reunir a nosotros. Santa Cruz puede extenderse más allá del Potosí y el General godo Valdés lo ha ido a buscar con cuatro mil hombres. Sucre está sobre Arequipa con tres mil que deben ser atacados por Canterac, que no llevará menos de cuatro mil hombres, dejando en Jauja mil y dos mil por lea. Sucre debe retirarse en caso que lo busquen con fuerzas superiores, sobre lea, reembarcándose o sobre el sur del Perú si tiene esperanzas de reunirse a las tropas de Santa Cruz o a las de Chile. Las tropas que están aquí deben moverse antes de un mes sobre la sierra de Jauja o sobre lea si estuviere allí Sucre: de todos modos debemos salir de aquí, a menos que una gran derrota de Sucre o Santa Cruz haga inútiles nuestras operaciones por esta parte. En fin, todo estará pendiente de los sucesos.

Ahora mando una misión a Chile a reclamar el envío de la expedición de tropas y a pedir dos millones de pesos prestados de los que han recibido de Inglaterra;; porque los chilenos me ofrecieron hacer todo, cuando yo viniese: mucho se espera de esta misión.

El armisticio concluido en Buenos Aires es una cosa admirable por lo que hace a la base de la independencia de toda la América, inclusive el Perú, mas al mismo tiempo puede embarazar mucho a este país que necesita de algunos meses más de hostilidades para ponerse en estado de esperar la paz dentro de dos años que será cuando se logre según todas las cuentas.

Yo pienso que Chile y Colombia y aun Buenos Aires deben de común acuerdo tratar sobre la paz, exigiendo por punto preliminar la independencia del Perú, y además debemos estipular con los negociadores españoles un armisticio general para toda la América y otro particular para el Perú: el general puede conformarse con el concluido en Buenos Aires y el del Perú debe contener estos puntos capitales: 1º Una igual disminución de fuerzas para no destruir de una vez este país. 2º Una línea de demarcación favorable al Perú en caso de que esté tan estrecho como se halla ahora, y 3º Que el armisticio general con España no obste para que se continúen las hostilidades en el Perú en el caso de que los generales españoles no quieran entrar por él, como lo han dicho antes de ahora. Por lo demás cada Estado tratará su armisticio conforme a sus intereses peculiares sin oponerse al general.

He sabido las noticias de Maracaibo por el Istmo: es decir, el saqueo de Maracaibo por Padilla y el combate naval del mismo en el lago y la retirada de Montilla a Riohacha: la reocupación de Maracaibo por Morales: la ocupación de Coro por nuestras tropas: la llegada de una fragata de guerra a La Guaira: la entrada de los franceses en España y las esperanzas del pronto reconocimiento de la América independiente. Además, por gacetas inglesas he visto las protestas de la Inglaterra contra los franceses relativas a la España y a América. Todo me confirma en la idea de que muy pronto debemos terminar nuestra cansada y dolorosa lucha; por lo mismo yo tengo que conservar por esta parte con prudencia y energía los intereses del Perú confiados a mí.

El congreso me ha autorizado dictatorialmente para que salve el país. Esto no es muy difícil queriendo los habitantes hacer sacrificios, lo que no está muy distante, aunque con sus dificultades, tanto por el estado de las fortunas como por el estado moral en que han quedado los habitantes después de chascos y más chascos, abusos y más abusos.

Lima es una ciudad grande, agradable y que fue rica; parece muy patriota; los hombres se muestran muy adictos a mí y dicen que quieren hacer sacrificios, las damas son muy agradables y buenas mozas. Hoy tenemos un baile en que las veré todas.

La división de Colombia y el General Valdés se han portado muy bien, conservando la dignidad de neutrales entre los partidos de Riva Agüero y el congreso. Este unánimemente, ha entregado su suerte a mis manos y desea el bien del Perú. Riva Agüero está en guerra contra el congreso, y sin embargo esperan todos que cederá a mi mediación. Yo dudo algo de esta docilidad y no dejo de temer algo del calor de las pasiones.

La guerra del Perú presenta dificultades que parecen insuperables; para mí tengo que no son con mucho la mitad de las que hemos arrostrado en Colombia. La diferencia es que esto no es Colombia y que yo no soy peruano; quiere decir esto que en el Perú no se pueden hacer las cosas como en Colombia, y yo, en calidad de colombiano, menos aún, porque siempre seré extranjero y siempre excitaré los celos o la desconfianza de estos señores.

Estoy haciendo esfuerzos para conseguir 100.000 pesos prestados del comercio, dando letras contra el empréstito de Chile; en esta operación no se mezcla la fuerza para nada de mi parte, mas tampoco veo que se mezcla mucho la voluntad de los prestamistas; sin embargo se conseguirá. También he mandado construir equipo para todo el ejército, y aunque algo caro, se construirá antes de un mes. La paga de los cuerpos está muy atrasada y los 100.000 pesos se emplearán en abonar los atrasados y en preparar algunas cosas para la marcha.

El congreso había nombrado antes de mi llegada, de presidente, al General Torretagle, que merece el afecto general de su patriotismo, bondad y servicios. Es un caballero en toda la extensión de la palabra, no tiene ambición ninguna y parece muy contento con la autorización del congreso dada a mí. El presidente Torretagle, con buenos secretarios, puede servir con provecho a su país, porque él tiene la voluntad y no tiene enemigos más que los afectos a Riva Agüero, que son en el día muy pocos.

En cuanto a partidos había muchos aquí hasta el otro día; ahora dicen que se reunirán todos a la sombra de mi autoridad. ¡Quiéralo el Cielo! Gran milagro sería que en circunstancias tan difíciles y crueles, yo pudiese hacer bien sin hacerme enemigos, pues debe usted saber que este país requiere una reforma radical, o más bien una regeneración absoluta. El congreso tiene la voluntad de hacerlo y sin embargo yo no creo que se hará. Yo por mi parte no me atrevo más que a proponerla, como se proponen proyectos teóricos para que nadie o pocos a lo menos se quejen de mí. Este es un caos para un hombre caído del Cielo como yo, que no conoce ni las cosas, ni los sucesos, ni los hombres. Estoy como en Inglaterra. He llegado a arrepentirme de haber venido, porque temo que mi poca reputación padezca por los infaustos sucesos de nuestras armas en alguna parte, no por otra causa; nuestro ejército está descuadernado y dislocado y pertenece a cuatro potencias extrañas con celos entre sí. Santa Cruz y Sucre tienen posiciones que están fuera de mi alcance. Chile aún no ha mandado sus tropas; las del Perú están levantadas con Riva Agüero, y aquí hay 4.000 hombres que se moverán con dificultad y que no tienen la mitad ni aún la instrucción del recluta; la otra mitad es de veteranos y aguerridos del río de La Plata y colombianos bien mandados y llenos de heroico entusiasmo. Esta División, con un cuerpo igual, enemigo, debe contar con la victoria porque su base es excelente. No obstante esto no debemos comprometerla con riesgo alguno, porque de ella depende la conservación de Lima, el Callao y el Perú independiente.

Se me olvidaba decir a usted que estos señores me han señalado 50.000 pesos de sueldo, pero yo he contestado que no los admito porque no es justo ni noble que yo me ponga a sueldo del Perú, pudiendo con mil onzas que puedan gastarse aquí librar de esta mancha al jefe de Colombia. Déle usted muchas expresiones a Briceño, Gual y demás secretarios.

Soy de usted de todo corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Correspondencia dirigida al General Santander"", volumen II, págs. 413-417.

NOTAS

1) Alude el Libertador al laberinto construido por Dédalo en Creta que según la leyenda, era la residencia de Minotauro.
2)
Teseo, héroe griego, semi-histórico y semi-legendario que combatió al Minotauro en el laberinto de Creta.

Traducción