DOCUMENTO 8773 CARTA DE BOLÍVAR AL PRESIDENTE DEL CONGRESO, JOSÉ MARÍA GALDIANO, FECHADA EN PATIVILCA EL 5 DE FEBRERO DE 1824, COMUNICÁNDOLE QUE EN VISTA DEL FRACASO DE LAS GESTIONES DE PAZ CON LOS REALISTAS SE NECESITA DE TODO PARA EL EJERCITO, PERO HAY ANARQUÍA Y FRAUDE EN LA ADMINISTRACIÓN DE RENTAS. RENUNCIA AL PODER MILITAR QUE SE LE HA CONFERIDO Y PROPONE ENCARGAR DE LA SITUACIÓN A UN DICTADOR CON FACULTADES ILIMITADAS*

Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
(Pativilca, 5 de febrero de 1824).

(Al Exmo. Sr. Presidente del Congreso José María Galdiano).

Exmo. Señor:

La misión del señor general Berindoaga cerca de los jefes españoles del Perú, ha descorrido el velo a todas las ilusiones que se podían concebir de ideas pacíficas y de accesión a la convención de Buenos Aires de parte del gobierno realista del Perú. Yo he visto, con suma satisfacción, el paso dado por S.E. el presidente de la república, porque su resultado ha desvanecido completamente aquellos principios falsos que los realistas del interior habían procurado esparcir, presentando como amigos y pacificadores a los pretendientes reconquistadores del Perú. Yo mismo indiqué al poder ejecutivo este paso con miras de descubrir hasta el fondo las intenciones de nuestros enemigos: aunque estas intenciones eran suficientemente conocidas, sus parciales procuraban tergiversarlas con coloridos halagüeños y dulces quimeras de paz, reconciliación, liberalidad e independencia. Están, pues, desengañados todos de las miras de los españoles, sea cual sea el sistema que prevalezca en España; sea cual sea la paz que se les ofrezca en América. Esclavitud, dominio absoluto, es el orden a que ellos aspiran para los americanos; así las cosas han llegado a su colmo: el gobierno del Perú no puede continuar su marcha lenta y ordinaria, sin descender precipitadamente al abismo de la ignominia, de la miseria y perdiendo para siempre hasta la posibilidad de su recuperación política.

El ejército necesita de todo, y el gobierno no se lo da; la administración de rentas está entregada al fraude más escandaloso; la poca substancia de la sangre de los peruanos chupada por las sanguijuelas del estado. Este gran desorden, esta anarquía pasiva, ha menester de un pronto, fuerte y aun terrible remedio.

Autorizado por el congreso constituyente del Perú para salvar esta república, no puedo, sin traición a mi honor y a la América, dejar de protestar solemnemente ante los representantes de esta nación, contra el actual estado de las cosas; ellas corren al escape a entregar al Perú a los españoles, sin que una sola mano las detenga un instante solo. Mi deber, pues, en un caso tan aflictivo, es decirlo al Perú, para que se salve, y a Colombia para que sepa que el enemigo se le acerca.

Tres autoridades supremas manejan la suerte de este estado; ellas son responsables ante Dios y los hombres del mal uso que hagan de su poder; el mío ha cesado desde este día, pues yo lo renuncio cordial y formalmente, no encontrándome en capacidad de hacer frente a una tempestad iracunda en una nave dirigida por tres pilotos.

Permítame el congreso peruano ofrecerle como el último testimonio de mi consagración absoluta a su causa, un aviso que puede serle saludable; quizás será el más gran servicio que logre hacerle al Perú en medio de las horribles circunstancias que lo rodean: creo que la soberanía nacional debe crear un dictador con facultades ilimitadas, omnipotentes; y que este dictador declare la ley marcial en la república con las modificaciones que su sabiduría juzgue indispensables. Sólo este dictador puede dar un rayo de esperanza a la salud de la república.

Dígnese V.E. rogar al congreso, de mi parte, que al aceptar la renuncia que hago de la gloriosa confianza que depositó en mí, acoja con benignidad este atrevido dictamen que me arranca del alma el ardiente patriotismo que ha guiado hasta el día todos mis pasos, al ver el destino de la hermosa república del Perú entregado al tumulto de todas las pasiones y de todos los desórdenes que pueden afligir un cuerpo social. El Perú, sin embargo, no está desesperado; posee tres grandes elementos capaces de darle libertad y vida: un pueblo animado del más vehemente patriotismo, un ejército de invictos aliados y materiales para la guerra. Aquí no falta más.

* De un impreso moderno; ""Cartas del Libertador"" (Fundación V. Lecuna) Tº IV, págs. 66-67.

Traducción