DOCUMENTO 9973. CARTA DEL LIBERTADOR PARA EL GENERAL DE DIVI­SIÓN ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADA EN CHANCAY EL 26 DE NOVIEMBRE DE 1824. LE ACUSA RECIBO DE VARIOS DESPACHOS Y CARTAS. LE TRATA ASPECTOS VARIOS DE LA SITUACIÓN EXISTEN­TE Y DE LAS POSIBILIDADES DE LOS REALISTAS; LE RECOMIENDA CIERTAS MEDIDAS PARA MAYOR SEGURIDAD DE LAS TROPAS Y LA NECESIDAD DE MANTENER LAS UNIDADES REUNIDAS EN PREVI­SIÓN DE ALGUNA SOPRESA DEL ENEMIGO.*

Sección
28) Período (01SEP AL 31DIC 1824) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Chancay, 26 de noviembre de 1824.

Al señor General Antonio José de Sucre.

Mi querido general:

Ayer he recibido con el edecán Negreiros los despachos y cartas de Ud. desde Andahuaylas del 13 del corriente. La operación del enemigo es cierta­mente algo extraordinario, aunque yo la creía necesaria: en la posición en que se hallaba debía tomar el camino del Callao o el camino de Arequipa. El de Arequipa no le convenía por falta de una plaza fuerte para asilo y para base de operaciones. Todo esto era muy natural en el estado lamentable en que se en­cuentran esos caballeros, porque si daban una batalla la perdían, y sí no la da­ban se perdían ellos, que, por cierto, no les sería muy agradable, sobre todo si caían prisioneros, como era natural. En fin, si ellos vienen a la Costa perderán el ejército, pero, pondrán en salvo sus personas y prolongarán algo más la guerra con un centro de operaciones como el Callao, y quizás con algunas expedi­ciones marítimas que, a la larga serían destruidas.

Ud. debe tener reunido su ejército y marchar con él siempre unido sobre el enemigo en cualquiera dirección que tome. Para ocupar el interior de las provincias sobra un batallón del Perú aumentado a mil plazas con los reclutas de Jauja. Algunas guerrillas de caballería pueden ayudar a este batallón en su empresa. Para esto sobran algunos piquetes de los Húsares de Junín como ba­ses de dichas guerrillas. Además los hospitales de retaguardia pueden aumen­tar muy bien nuestras fuerzas de la Sierra, y aun formarse otro batallón con los infinitos reclutas que se han pedido a todas partes.

Desde luego, digo a Ud. rotundamente, que no creo conveniente la operación que Ud. me ha indicado en su oficio del 13 del corriente en cifra. De las cosas más seguras la más segura es dudar. Si Ud. la ha ejecutado, habrá obrado en sentido opuesto a lo que tantas veces le he dicho: la unión hace la fuerza. Aquí tenemos en la Costa 3.000 hombres, de los cuales 500 sobre Lima en guerrillas, 500 sobre lea con el general La Fuente; y 2.000 de este cuartel ge­neral en esta forma: tres escuadrones de caballería con 500 plazas, de los cua­les el mejor de todos es el de Lanceros de Venezuela; tenemos además una columna de Cazadores de Colombia de 500 plazas; muy bien mandada y con excelentes oficiales; y el N"" 4 del Perú con más de 1.000 hombres. Todas estas tropas están instruidas, equipadas, municionadas y prontas a batirse. Espera­mos además la expedición del Istmo, que no bajará de 4.500 hombres para los cuales tengo preparados caballos, bagajes y víveres.

Si el enemigo se va sobre lea, yo creo que Ud. debe seguirlo en direc­ción de Huarochiri; pero sin pasar la cordillera por Viñac, que dicen es detes­table y desierta. Ud.; rodee todo lo que quiera con tal de conservar el buen estado del ejército, que es objeto primario de todas nuestras operaciones, por­que mientras lo conservemos seremos invencibles.

La escuadra española se ha ido, como Ud. sabe, para Quilca, con el objeto ciertamente de recibir allí sus dispersos si eran destrozados, o su emigra­ción en un caso como éste. Así, yo creo que antes de un mes la tendremos otra vez en el Callao, y entonces no dejarán de emprender algo, si la escuadra de Chile no ha venido, como se espera. Los enemigos pueden dirigir su marcha a Ica para estar siempre en estado de volver a tomar la Sierra, o de volverse a Arequipa o de entrarse en el Callao. Por lo mismo, se necesita de mucha cir­cunspección para obrar con acierto en el caso de que ellos se vayan hacia Ica. En este caso lo mejor sería, siendo posible, obrar por Córdova para poder mar­char por la Sierra hacia Arequipa en pos de ellos.

Yo creo que estamos en el caso de formar dos ejércitos, uno del Sur y otro del Norte. El ejército de Ud. debe ser el del Sur; y yo tendré en el Norte uno de igual fuerza, o poco menos, contando con los refuerzos de Colombia, que están para llegar, y con los infinitos reclutas que he mandado hacer, para los cuales tengo armamento, equipo etc.

Este parece que es el plan más acertado y más decisivo que debemos adoptar; por lo mismo, Ud. no debería nunca pasar esta cordillera; y dejarme a mí la Costa, que yo daría cuenta y pago del señor La Serna.

Siempre será muy bien que Ud. no pase esta cordillera, sino por un motivo urgente y necesario.

El general Santa Cruz tiene en Jauja más de 1.000 infantes y 400 caballos; algo podrá hacer en estas circunstancias; además tiene ropa y dinero para el ejército.

Hoy mismo salen para Tarma 200 hombres de guarnición, para que no se levante ese pueblo, a las órdenes de Peñaloza con buena gente de Junín.

Si los enemigos toman el camino de Lima, yo creo que Ud. debe quedarse en el Valle de Jauja hasta segunda orden. Jauja fue la base de las operaciones es­pañolas y Jauja debe ser la nuestra para atender a la Sierra y a la Costa.

En fin, querido general, Ud. está autorizado para hacer lo que mejor le pa­rezca; y esta autorización no recibe ni modificación ni restricción alguna.

La división del territorio y la ocupación de él por dos ejércitos me parece que está perfectamente en el orden de las cosas actuales. El ejército de Ud. no debe venir a la Costa por ninguna razón; pues para sitiar el Callao y defender la misma Costa sobran los cuerpos que yo tengo a mis órdenes. Las tropas de Venezuela y de la Costa son muy propias para este clima y las de Ud. ya están aclimatadas a la Sierra. Así nuestras zonas están marcadas en las cimas de las cordilleras.

Yo tengo por cierto que Olañeta no puede ser jamás amigo de estos españo­les, pero una conjetura no es un hecho; y así Ud. debe tener la vista siempre atrás.

Los enemigos no pueden obrar activamente en la Costa por mil razones. Sus tropas no son de estos climas; sus caballos deben llegar muertos, y los pastos están arrasados por nuestras guerrillas. Estas dificultades me persuaden que ellos no deben venir a esta Costa, a menos que la desesperación los traiga a concentrar­se en el Callao. Ica tiene para los españoles el mérito de ser godo, y creo que no hay otro punto de la Costa que lo sea. Lima está cada día más patriota. Esta mis­ma idea me persuade que esos godos deben dirigirse siempre a lea por el primer momento, con ánimo de dirigirse al Sur o al Norte, según el estado de sus fuerzas.

A la verdad, diré a Ud. que no sé qué pensar ni qué conjeturar de las locu­ras de Valdés, porque un hombre que ha hecho tantas en su vida, no dejará de hacer la última. Diré, por fin, que la máxima del Mariscal de Sajonia se cumple perfectamente aquí. ""Por los pies se ha conservado el Perú, por los pies se ha sal­vado, y por los pies se perderá, porque las manías siempre se pagan"". Ya que no­sotros no podemos volar como los enemigos conservémonos con prudencia y circunspección. Alguna vez se han de parar y entonces combatiremos. Mi edecán Medina lleva esta carta, y podrá informar a Ud. de todo lo que desee saber en cla­se de detalles; y aun cuando le dé a Ud. algunos contrarios será por malos informes, pues todo lo que digo es de una exacta verdad. Déle Ud. muchas memorias a los generales La Mar, Lara, Córdova, Miller, etc.

Soy de Ud. de corazón.

[BOLÍVAR]

* De un impreso moderno: Bolívar, Simón, Obras Completas, Tomo II, pp. 46-49.

Traducción