DOCUMENTO 8754 CARTA DE BOLÍVAR AL GENERAL SUCRE, FECHADA EN PATIVILCA EL 4 DE FEBRERO DE 1824, LE HACE CONSIDERACIONES SOBRE LA CONSERVACIÓN Y PRESTIGIO DEL EJERCITO Y EL HONOR DE COLOMBIA. APRECIACIONES SOBRE POLÍTICA INTERNACIONAL. LO LLAMA PARA QUE SE PRESENTE EN PATIVILCA. EN PASTO HAY TRANQUILIDAD. GUAYAQUIL PREPARA AUXILIOS PARA EL EJERCITO. NO COMPROMETER A LAS TROPAS HASTA QUE LLEGUEN REFUERZOS. INGLATERRA DISPUESTA AL RECONOCIMIENTO DE LA INDEPENDENCIA AMERICANA*

Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Pativilca, 4 de febrero de 1824.

Al señor general Antonio José de Sucre.

Mi querido general:

He tenido el gusto de recibir la muy apreciable carta de Vd. y sus comunicaciones oficiales de fines de enero, que cada vez están más llenas de interés y de fuego por las operaciones activas. Yo las deseo, puede ser, más que Vd.; pero calculo muchas cosas, que yo no sé porque Vd. quiere desdeñar su consideración. Este ejército es la salvaguardia del Perú, la vanguardia de Colombia, y el apoderado militar de la América Meridional. Si lo exponemos, sin haber antes impedido su caída con nuevos refuerzos y nuevas reservas, seremos inconsiderados e imprudentes. Con el tiempo podemos recibir nuevas tropas, [ 1 ] y nuevos sucesos políticos.

Decía Héres que el secreto del día estaba reducido a saberse quien ocuparía primero a Huánuco; y yo digo que el secreto consiste en conservar el ejército del Norte. Piérdase enhorabuena ocasión, tierra, ganado, caballos, paisanos y aun dinero; pero no perdamos la moral y el material de nuestro ejército, aunque también perdamos algún personal. Conservemos sobre todo el prestigio favorable que se ha concebido del ejército colombiano; conservemos inmaculada nuestra gloria; y yo ofrezco a Vd. un resultado final, digno de la grandeza de nuestra causa. Grabe Vd. profundamente en su alma estas ideas; proféselas Vd. como la fe del día, y ámelas con su corazón, para que la repugnancia no las combata y aun las destruya. Aleje Vd. de su espíritu toda consideración que no coadyuve a fortificar este plan. Llame Vd. a su ayuda todos los pensamientos y todas las pasiones que puedan servir a completarlo. El espíritu de Vd. es fecundo en arbitrios, inagotable en medios cooperativos, la eficacia, el celo y la actividad de Vd. sin límites. Emplee Vd. todo esto y algo más por conservar la libertad de la América y el honor de Colombia. El designio es grande y hermoso, y, por lo mismo, digno de Vd. He aquí, mi querido general, el resumen y complexo de todas mis instrucciones, adiciones y observaciones:

Yo espero mucho del tiempo: su inmenso vientre contiene más esperanzas que sucesos pasados; y los prodigios futuros deben ser muy superiores a los pretéritos.

La gran fragua de la Europa está fabricando activamente instrumentos de obras maravillosas, de sucesos peregrinos, de portentos favorables. La Inglaterra nos promete mucho; y yo espero todavía más de lo que ella ofrece.

12.000 colombianos en marcha y pedidos, son una soberbia ancla de esperanza. Los enemigos también pueden temerlo todo de la guerra y de la política: pueden dejarse persuadir por el interés; pueden ser dóciles, por la dura necesidad, que obra siempre por diferentes vías, y minando a veces hasta los corazones mismos de esos tenaces, de esos pertinaces españoles. La caída de la España proclama esta verdad: ella nos asegura que todo se debe esperar de esos hombres, a quienes ya no contiene en los límites de su honor, ni el grito de la patria ni el espanto de la ignominia.

Mi querido general, estas figuras y frases alegóricas muestran a Vd. el buen humor en que estoy, y a la vez los pensamientos que me ocupan. Pero ellos esperan por Vd. para recibir su último toque. Véngase Vd., pues, volando, a verme aquí; dejando antes todas sus órdenes dadas para que nada falte a la ejecución de mis primeras y últimas disposiciones, y de aquellas más que Vd. haya determinado. Aquí tendremos una conferencia extensa, profunda y tranquila. Vd. hará el papel de fiscal, y yo el de abogado de mi opinión. Ojalá tuviéramos un juez imparcial que acordase lo mejor.

Espero, por momentos, el correo de Colombia; como estoy contento temo que me traiga algún sinsabor, para que no falte jamás la alternativa de que se compone nuestra vida. Quiera Dios que Pasto no nos diga algo desagradable, porque lo tenemos en unas tristes manos, enfermizas y caducas. Las tropas son buenas y bastantes; pero el general es Mires, que he mandado relevar por Flores. De resto, todo está por acá tranquilo. Esperamos la vuelta de Berindoaga para determinar definitivamente todo. Mucho deseo a Vd. para ese día, que no dejará de ser importante para el Perú y para nosotros. El destino dictará algunas líneas y, por lo mismo, bueno será que la sabiduría lo aconseje: esta sabiduría debe traerla Vd. consigo.

Poco se consigue por Lima; dicen que no hay nada, porque no hay quien sepa buscarlo. Yo iré, pues, en un caso que deseo y espero, en el caso de esperanza.

El general La Mar ha ido a mandar y mejorar el ejército del Perú; 5.000 reclutas se han mandado hacer en el departamento de Trujillo para este fin, pidiendo dos y medio por ciento sobre la populación. Pida Vd. dos por ciento y tendremos reclutas con que reemplazar bajas para el Perú y para Colombia.

Somos 4, y continúo mi carta por la llegada del correo ayer. Nada ha traído adverso. De Pasto se dan buenas noticias aunque vagas: hablan de capitulación y de pasados a los nuestros. La nueva municipalidad de Quito, cuyo alcalde es el marqués de San José, me felicita de un modo muy cordial y colombiano. Salom dice que están de muy buen espíritu.

De Guayaquil me dicen que todo va bien: se están construyendo infinidad de vestidos, gorras, fornituras, en fin, todo lo necesario para un ejército grande. Vienen 900 hombres en la ""Monteagudo"", de los pedidos a los departamentos del Sur; y los del Istmo se estaban esperando para continuar para acá. En fin, nada va mal.

Mando a Vd. esta carta con un ordenanza de caballería para que vaya con más seguridad. Se me olvidaba decir a Vd. que no ha venido el correo de Santafé. El coronel Ibarra siguió su marcha a buscar los 12.000 hombres que últimamente pedí al poder ejecutivo. Lo que más me interesa en el día es verme con Vd. para determinar aquí diferentes designios, que conviene mucho que Vd. sepa para que me aconseje, y para su ejecución en la parte que a Vd. toque. Tengo un gran pensamiento que debe terminar la guerra, si su éxito corresponde a mis esperanzas, que son muy vehementes, tanto me parecen probables. Por lo mismo que la cosa es de suma importancia me es indispensable un consultor como Vd., que reúne la parte deliberativa a la ejecutiva, sin cuya reunión no hay verdadera ciencia práctica. Últimamente nada deseo tanto como ver llegar a Vd. pronto; pero sin haber descuidado de un solo punto las prevenciones indispensables para la ejecución de nuestros movimientos. También diré a Vd. que no exijo un religioso cumplimiento en cuanto a las tropas avanzadas y a los jefes que deben mandarlas, como igualmente los puntos que deben ocupar. En todo esto queda Vd. en libertad de obrar como mejor le parezca, sin dejar de tenerla también en las demás partes de la instrucción. Me explicaré aún más claramente: autorizo a Vd. de un modo pleno para que haga lo que más tenga por conveniente, sin sujetarse a las instrucciones más que en el fondo de ellas: este fondo se reduce a no comprometer nuestras tropas a nada, y a salvarlas hasta que se reúnan con los nuevos refuerzos que espero de Colombia. Vd. me perdonará la claridad, la repetición y la machaca, en obsequio del motivo que me sirve de excusa: la salvación del Perú, el honor de Colombia. Cuando Vd. venga, sabrá las demás cositas que hay por acá. Entre otras, la de mayor interés es que tenemos una gaceta de Inglaterra, ministerial, que dice que el gobierno británico, además de nombrar sus cónsules bien pronto reconocerá la independencia americana; que está esperando la declaración de España, sobre este mismo asunto, pedida por los ingleses. El emperador del Brasil ha destruido su congreso, y ha ofrecido formar otro con una constitución más liberal.

Soy de Vd., mi querido general, de todo corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno; ""Cartas del Libertador"" (Fundación V. Lecuna) Tº IV, págs. 62-65.

NOTAS

1) Blanco y Azpurua traen ""preparado antes"" por ""antes impedido"", y ""treguas"" por ""tropas"".

Traducción