DOCUMENTO 7747. OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL SECRETARIO DE ESTADO Y RELACIONES EXTERIORES DE CHILE, FECHADO EN LIMA EL 6 DE SETIEMBRE DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR Y CON EL FIN DE SOLICITAR LA COOPERACIÓN DE ESA NACIÓN, LE HACE UNA EXPOSICIÓN DE LOS ACONTECIMIENTOS QUE ANTECEDIERON EN EL SUR Y EN EL PERÚ HASTA LA LLEGADA DEL LIBERTADOR A TERRITORIO PERUANO, INFORMÁNDOLE TAMBIÉN SOBRE LAS OPERACIONES EN PROYECTO.*

Sección
23) Período (02JUN AL 30SEP 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Lima, 6 de setiembre de 1823.

Al señor Secretario de Estado y Relaciones Exteriores de Chile.



Señor Secretario:

Después que S.E. el Libertador de Colombia dio la libertad a nuestros Departamentos del Sur, se propuso auxiliar poderosamente al Perú con cuantos medios estuvieran a su alcance, y se propuso invitar a las Repúblicas de Chile y Río de la Plata para que cooperasen igualmente a la destrucción del único Ejército Real que queda en la América del Mediodía. Con este objeto se dirigió desde septiembre del año anterior a estos Gobiernos manifestándoles su intención y estimulándolos a que hiciesen otro tanto. Manifestó también entonces al Gobierno del Perú sus disposiciones auxiliares y sus deseos de que se obrase con una circunspección ilimitada en las operaciones militares para no exponer sus armas a un revés, y que se esperase la reunión de medios para asegurar de un modo decisivo el triunfo contra el enemigo común de América. S.E. no pudo obtener que sus consejos fueran escuchados por el Gobierno del Perú, y la derrota de Moquehua fue el resultado de esta conducta. Entonces el Libertador, obrando con la más rápida actividad, y sin esperar siquiera que el Perú le pidiera auxilios, mandó preparar en Guayaquil los medios de transportar al Callao todas las tropas disponibles que se hallaban en nuestro Sur. Mientras que se tomaban estas disposiciones en Guayaquil, tuvieron lugar en Lima los acontecimientos del mes de febrero, y se presentaron a S.E. Comisionados de la nueva Administración implorando socorros. Con el Comisionado que fue a demandarlos, volvieron al Callao dos mil veteranos, y seguidamente hasta seis mil. Desde entonces se habría trasladado S.E. en persona a este territorio si graves ocupaciones en Pasto no lo hubieran detenido. Pero terminadas éstas por el completo exterminio de los pastusos, ha podido S.E. marchar al Perú, y entró en esta capital el primero del presente.

Sucesos más funestos que la derrota de Torata [ 1 ] han empeorado la situación de este Estado. El saqueo de su capital por las tropas reales la ha puesto en Ja más absoluta miseria, y la funesta divergencia del ex-Presidente don José de la Riva Agüero que, exonerado por el Congreso Soberano de la autoridad que ejercía, continúa en ella en una parte de la República, han producido la división de las pocas fuerzas naturales con que contaba este Estado, y paralizado las operaciones que se debieron emprender antes de ahora sin verse el término de este terrible mal, de modo que el Perú no tiene dinero ni tiene tropas, ni puede mientras subsista la divergencia de don José de la Riva Agüero disponer ni concertar ninguna operación contra el enemigo, porque las pocas tropas auxiliares que existen en esta capital la guarnecen y están en expectativa de los movimientos de Riva Agüero. Dos mil colombianos y mil chilenos, a las órdenes del señor General Sucre, han marchado a Intermedios con objeto de reunirse con el General Santa Cruz y con la expedición de Chile que él esperaba, para obrar con un Ejército fuerte por aquella dirección. Este objeto se ha frustrado. El General Santa Cruz, lejos de ocupar a Arequipa y destruir, como pudo, un cuerpo de tropas que la defendía, ha pasado el Desaguadero y ha ocupado a La Paz. Esta operación lo pone fuera de contacto con el General Sucre, que ha quedado solo, y que no podrá dar a sus operaciones ni la extensión, ni la fuerza, ni el resultado que habrían tenido incorporado con el General Santa Cruz y con la expedición chilena, que tampoco ha venido. Es de temerse que el General Sucre, aun cuando ocupe a Arequipa como se propone, si es atacado por fuerzas muy superiores se vea en la necesidad de desamparar aquella Provincia y de reembarcarse con una gran pérdida, si es que aún esto lo puede ejecutar. Es también de temerse que el General Santa Cruz se niegue a toda cooperación que no tenga por objeto la exclusiva ocupación de las Provincias del Alto Perú. Así, estas fuerzas deben considerarse fuera del círculo activo de las operaciones que deben libertar el resto del Perú.

Nuevos sacrificios acaba de hacer S.E. el Libertador para trasladar al Callao, mil seiscientos hombres más de Colombia que han salido de Guayaquil desde el 10 de agosto, y que entrarán de un instante a otro en el Callao. Pero estos sacrificios tan costosos, y la venida misma de S.E. el Libertador serían inútiles, si los Estados limítrofes y principalmente la República de Chile no cooperase eficaz y poderosamente a auxiliar al Perú con hombres, dinero, y con cuantos elementos pueda disponer.

Al sentimiento natural que inspira la uniformidad de intereses y el bien general de la América, ha unido S.E. para hacer tan grandes esfuerzos por el Perú, la seguridad de que el Gobierno de Chile prestaría también una poderosa cooperación de su parte, cuya seguridad se le ha repetido a S.E. mismo por el señor Plenipotenciario de ese Estado, don Joaquín Campino. S.E., pues, me manda dirigir esta exposición al Gobierno Supremo de Chile para hacerle conocer la verdadera posición del Perú, su llegada a él y su disposición de hacer por la libertad de este Estado cuanto ha hecho por libertar a Colombia. S.E. se promete que el Gobierno de Chile

aprovechará la oportunidad de obrar de acuerdo con S.E. para libertar a esta Nación y asegurar la tranquilidad de los Estados limítrofes. S.E. no duda que el Gobierno de Chile, cuyos nobles y generosos sentimientos son tan conocidos, haga ahora un esfuerzo para enviar las tropas que ha ofrecido, con cuyo socorro tampoco duda S.E. completar la libertad del Perú.

Las negociaciones preliminares de paz que empieza a abrir el Gobierno español, como se ve por la Convención preliminar celebrada entre el Gobierno de Buenos Aires y los Comisionados de Su Majestad Católica, a que son invitados los demás Estados de América, es un nuevo motivo para obrar contra los españoles que ocupan el Perú con una asombrosa rapidez, para poderlos expulsar de las bellas Provincias que hacen la única y verdadera riqueza de este país, y sin las cuales Lima, rodeada de estériles arenales, está reducida a completa nulidad antes que tengan estabilidad estas negociaciones.

Un Enviado pasará cerca de ese Gobierno con el objeto de negociar un nuevo empréstito de dos millones de pesos fuertes acordado por el Congreso, y el contingente de tropas ofrecido por ese Estado.

S.E. el Libertador, colocado a la cabeza de las operaciones militares del Perú, utilizará tanto las tropas como el dinero, que será invertido con una escrupulosa economía y de preferencia en la guerra.

Si estos medios se facilitan oportunamente, S.E. asegura la libertad del Perú, y asegura que libre éste, cumplirá fielmente sus empeños; pero si es abandonado por la República de Chile, S.E. tendrá que pasar por la cruel situación de volverse a Colombia con sus tropas y de ver gozarse a los españoles de su triunfo esclavizando a este Estado.

Tengo el honor de ser con la más alta consideración, de V.S. atento obediente servidor.

Señor Ministro.

J. G. PÉREZ

* De un impreso moderno. ""Relaciones Diplomáticas de Bolívar con Chile y Buenos Aires"" (V. Lecuna tomo II, págs. 309-312.

NOTAS

1) Torata, ciudad del Perú (Moquegua).

Traducción