DOCUMENTO 10124 MENSAJE DEL LIBERTADOR, DIRIGIDO AL CONGRESO DEL PERÚ EL 10 DE FEBRERO DE 1825, CON OCASIÓN DE LA INSTALACIÓN DEL SUPREMO CUERPO LEGISLATIVO. BOLÍVAR EXPRESA QUE ""LA MANO BIENHECHORA DEL EJÉRCITO LIBERTADOR"" HA RESTITUIDO AL PERÚ SUS PRIMITIVOS DERECHOS. HACE UN RECUENTO DE LA SITUACIÓN VIVIDA POR EL PERÚ CUANDO, EL 10 DE FEBRERO DE 1824 DECRETÓ LA DICTADURA, LA CUAL DEBÍA SER EJERCIDA POR BOLÍVAR Y QUE, GRACIAS A ESTA DECISIÓN FUE LOGRADA LA EMANCIPACIÓN DEL OTRORA IMPERIO DE LOS INCAS. PARA TERMINAR, BOLÍVAR EXPONE SU DESEO PARA QUE EN EL PERÚ NO MANDEN SINO LAS LEYES.*

Sección
29) Período (02ENE AL 30JUN 1825) Correspondencia Oficial

Personas

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Palabras Clave

Descripción:
ALOCUCIÓN AL SOBERANO CONGRESO CONSTITUYENTE DEL PERÚ



Señores:

Los representantes del pueblo peruano, se reúnen hoy bajo los auspicios de la espléndida victoria de Ayacucho, que ha fijado para siempre, los destinos del Nuevo Mundo.

Hace un año que el Congreso decretó la autoridad dictatorial, con la mira de salvar la República que fallecía oprimida con el peso de las más espantosas calamidades. Pero la mano bienhechora del Ejército Libertador ha curado las heridas que llevaba en su corazón la patria: ha roto las cadenas que había remachado Pizarro a los hijos de Manco-Capac, fundador del imperio del Sol; y ha puesto a todo el Perú bajo el sagrado régimen de sus primitivos derechos.



Mi administración no puede llamarse propiamente, sino una campaña: apenas hemos tenido el tiempo necesario para armarnos y combatir, no dejándonos el tropel de los desastres, otro arbitrio que el de defendernos. Como el ejército ha triunfado con tanta gloria, de las armas peruanas, me creo obligado a suplicar al Congreso que recompense debidamente el valor y la virtud de los defensores de la patria.

Los tribunales se han establecido según la ley fundamental. Yo he mandado buscar el mérito oculto, para colocarlo en el tribunal: he solicitado con esmero, a los que profesaban modestamente el culto de la conciencia, la religión de las leyes.

Las rentas nacionales no existían: el fraude corrompía todos sus canales, el desorden aumentaba la miseria del Estado. Me he creído forzado a dictar reformas esenciales, y ordenanzas severas, para que la República pudiese llevar adelante su existencia; ya que la vida social no se alimenta sin que el oro corra por sus venas.

La crisis de la República me convidaba a una preciosa reforma que el curso de los siglos, quizás, no volverá a ofrecer. El edificio político había sido destruido por el crimen y la guerra; yo me encontraba sobre un campo de desolación; mas, con la ventaja de poder constituir en éAlmirante Manuel Blanco Encalada oficial y político al servicio de Chile, nativo de Buenos Aires, Argentina, (1790-1876). Había servido en la armada de España. En 1812 se adhirió a la causa de la independencia suramericana. Organizador de la marina chilena. Presidente de la República en 1826. En 1837 mandó el ejército contra la Confederación Peruano boliviana.

l un gobierno benéfico. A pesar de mi ardiente celo por el bien del Perú, no puedo asegurar al Congreso que esta obra haya llegado al grado de mejora con que me lisonjeaba mi esperanza. La sabiduría del Congreso tendrá que emplear toda su eficacia para dar a su patria la organización que ella requiere, y la dicha que la libertad promete. Séame lícito confesar que no siendo yo peruano, me ha sido más difícil que a otro, la consecución de una empresa tan ardua.



Nuestras relaciones con la República de Colombia nos han proporcionado poderosos auxilios. Nuestra aliada y confederada, no ha reservado nada para nosotros: ella ha empleado su tesoro, su marina, su ejército, en combatir al enemigo común como en causa propia.



El Congreso observará por estas demostraciones de Colombia, el precio infinito que tiene en el orden americano, la íntima y estrecha federación de los nuevos estados. Persuadido yo de la magnitud del bien que nos resultará de la reunión del Congreso de representantes, me he adelantado a invitar, a nombre del Perú, a nuestros confederados para que, sin pérdida de tiempo, verifiquemos en el Istmo de Panamá, esa augusta Asamblea que debe sellar nuestra alianza perpetua.

La República de Chile ha puesto a las órdenes de nuestro gobierno una parte de su marina, mandada por el bizarro vice-almirante Blanco [ 1 ]], que actualmente bloquea la plaza del Callao con fuerzas chilenas y colombianas.

Los estados de Méjico, Guatemala y Buenos Aires nos han hecho ofertas de servicio; aunque sin efecto alguno, a causa de la celeridad de los sucesos. Estas Repúblicas se han constituido y mantienen su tranquilidad interna.

El agente diplomático de la República de Colombia, es el único que en estas circunstancias, ha sido acreditado cerca de nuestro gobierno.



Los cónsules de Colombia, de los Estados Unidos de América y de la Gran Bretaña, se han presentado en esta capital, a ejercer sus funciones; el último ha tenido la desgracia de perecer de un modo lamentable; los otros dos han obtenido el exequatur correspondiente para entrar en los deberes de su cargo.



Luego que los sucesos militares del Perú sean conocidos en Europa, parece probable que aquellos gobiernos decidan definitivamente de la política que hayan de adoptar. Me lisonjeo que la Gran Bretaña será la primera que reconozca nuestra independencia. Si hemos de dar crédito a las declaraciones de la Francia, ella no está muy distante de unirse a la Inglaterra en esta marcha liberal, y tal vez el resto de la Europa seguirá esta misma conducta. La España misma, si oye los consejos de su propio interés, no se opondrá más a la existencia de los nuevos estados, que han venido a completar la sociabilidad del universo.



¡LEGISLADORES! Al restituir al Congreso el poder supremo que depositó en mis manos, séame permitido felicitar al pueblo; porque se ha librado de cuanto hay de más terrible en el mundo: de la guerra, con la victoria de Ayacucho, y del despotismo, con mi resignación. Proscribid para siempre, os ruego, tan tremenda autoridad, ¡esta autoridad que fue el sepulcro de Roma! Fue laudable, sin duda, que el Congreso, para franquear abismos horrorosos y arrostrar furiosas tempestades, clavase sus leyes en las bayonetas del Ejército Libertador; pero ya que la nación ha obtenido la paz doméstica y la libertad política, no debe permitir que manden sino las leyes.



Señores. ¡El Congreso queda instalado!



Mi destino de soldado auxiliar, me llama a contribuir a la libertad del Alto Perú y a la rendición del Callao, último baluarte del imperio español en la América Meridional. Después volaré a mi patria a dar cuenta a los representantes del pueblo colombiano de mi misión en el Perú; de vuestra libertad; y de la gloria del Ejército Libertador.

BOLÍVAR

* Del original. Archivo del Libertador, tomo 38, folios 14 recto -15 Vto. También se halla en: Gaceta del Gobierno [del Perú], N° 14, tomo 7, Lima 13 de febrero de 1825, pp. 2-3, publicación extraordinaria. El texto es de amanuense no identificado y la firma es autógrafa del Libertador.

NOTAS

1) Almirante Manuel Blanco Encalada oficial y político al servicio de Chile, nativo de Buenos Aires, Argentina, (1790-1876). Había servido en la armada de España. En 1812 se adhirió a la causa de la independencia suramericana. Organizador de la marina chilena. Presidente de la República en 1826. En 1837 mandó el ejército contra la Confederación Peruano boliviana.

Traducción