DOCUMENTO 8659 CARTA DE BOLÍVAR AL GENERAL JUAN PAZ DEL CASTILLO, FECHADA EN PATIVILCA EL 24 DE ENERO DE 1824. (ES COPIA DE LA CARTA DIRIGIDA A SALOM). SE REFIERE A LA GUERRA EN PASTO, Y ORDENA QUE EL GENERAL CASTILLO VAYA A QUITO. ESPERA CON IMPACIENCIA LOS SOCORROS QUE VIENEN DEL ISTMO Y DE GUAYAQUIL*

Descripción:
Pativilca, 24 de enero de 1824.

Al general Juan Paz del Castillo.

Mi querido general:

Sumamente ocupado apenas tengo tiempo sino para copiar lo que con esta misma fecho digo al general Salom. Entérese Vd. de ello y ejecute por su parte lo que le corresponde.

«He recibido antes de ayer el extraordinario que me mandó con fecha del 30 de diciembre desde Quito. Ya empezamos a perder fusiles con los señores pastusos por descuido y necedad, no por otra razón: así se ha mantenido la guerra de Pasto, de nuestras culpas y faltas. Yo repito que Flores es el que mejor puede mandar el ejército, y que Obando y Pallares pueden muy bien mandar divisiones; si algún jefe de graduación estorba para esto, se le saca del ejército y se le da una comisión importante en otra parte. Yo preveo que la guerra de Pasto no se acabará en muchos años si de Bogotá no mandan 3.000 hombres y otros tantos por nuestra parte. Por tanto tome Vd. las medidas más eficaces a fin de no dejar de completar los 3.000 hombres de nuestra parte.

«Conviene absolutamente que el general Castillo vaya a Quito para que no se burlen nuestros enemigos del gobierno, como ha sucedido con un libelo que han fijado a presencia de las autoridades públicas y sabiendo las facultades extraordinarias que Vd. tiene del Congreso, dadas a mí y delegadas a Vd.

«El general Castillo aunque haga falta en Guayaquil, como la hará, no puede ser reemplazado en Quito por ninguno de nuestros jefes militares. El general Morales no tiene carácter para hacerse respetar en Quito y así he mandado que vaya a Cuenca, que es un gobierno y un país de menos importancia. El coronel Torres, que es muy amable y se ha acreditado en Cuenca será querido en Guayaquil, que bien merece que lo trate bien por la buena conducta que han observado hasta ahora sus habitantes.

«Procure Vd. que se llenen todos mis encargos pedidos muchos días ha; pero atienda Vd. de preferencia a Pasto, porque ese es un padrastro horrible contra nosotros.

«A pesar de todo lo que le he prevenido a Vd. hasta ahora y a pesar de lo que se le ha ordenado de oficio, yo autorizo a Vd. para que obre libre y ampliamente en todos los negocios del Sur de Colombia, arreglándose a las circunstancias del momento, más bien que a mis órdenes y advertencias. Tengo demasiada confianza en Vd. para coartarle sus facultades a la distancia en que estamos. Por otra parte, Vd. que está cerca de los negocios debe elegir mejor que yo las medidas que sean convenientes.

«Quedo instruido de lo que Vd. le dice al general Sucre sobre nuestros amigos de Quito y sobre el estado moral de sus habitantes. Nosotros debemos libertarlos a su pesar para poder concluir esta guerra y retirarnos a nuestras casas. De otro modo estaremos siempre en campaña hasta el fin del mundo.

«Por acá va todo bien. Se sabe que la Inglaterra ha reconocido nuestra independencia y que va a tomar una parte muy activa para terminar nuestra lucha con España. Parece que Fernando VII se ha ido para Madrid y que las cortes habían hecho una transacción con los franceses.

«Por acá se trata de un armisticio con los españoles con motivo de la llegada del enviado de Buenos Aires a proponer este negocio al gobierno del Perú. Yo no me he querido meter en nada, ni me meto, porque tengo que tomar parte en este mismo negocio como jefe de Colombia: como tal jefe haré lo que me parezca mejor y como jefe del Perú no puedo ni debo hacer nada. De todos modos no nos resultará daño, porque de todo se puede sacar mucho partido, sabiéndose usar del tiempo y de las circunstancias.

«Yo espero con impaciencia los socorros que me vienen del Istmo y de Guayaquil y también espero que Vd. hará sus esfuerzos para que los reciba lo más pronto posible.

«Déle Vd. memorias de mi parte a los señores Aguirre, Salvador y Espantoso, a este último le he respondido su amable carta por separado y que espero que se lleve bien con el general Castillo, lo mismo que con el tribunal, a pesar de su decreto contra dicho general».

Adiós mi querido general. Soy de Vd. de todo corazón.

BOLÍVAR

Debemos a la amabilidad del señor Jorge Guillermo Leguía, distinguido director del Museo Bolivariano de la Magdalena, esta carta y doce más, dirijidas también al general Juan Paz del Castillo, insertadas más adelante. Son de fecha 8 de mayo y 2 de noviembre de 1824; 9 y 23 de enero y 20 de marzo de 1825; y 8, 14, 28 y 29 de febrero, 22 de marzo, 1° y 8 de agosto de 1826.

* De un impreso moderno; ""Cartas del Libertador"" (Fundación V. Lecuna). Tº IV, págs. 46-48.