DOCUMENTO 8566 CARTA DE BOLÍVAR AL GENERAL ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADA EN PATIVILCA EL 16 DE ENERO DE 1824, LE INFORMA QUE ESTA REUNIENDO RECURSOS PARA EL EJERCITO Y HA ORDENADO AUMENTAR EL NUMERO DE EFECTIVOS DE LAS DIVISIONES. ADEMAS, TRATA DE DIVERSOS ASUNTOS SOBRE LA GUERRA.*

Sección
25) Período (01ENE AL 28FEB 1824) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Pativilca, enero 16 de 1824.

Al señor General Antonio José de Sucre.

Mi querido general:

He recibido las cartas y oficios de Vd. del 5 al 7 del corriente, y quedo impuesto de todo su contenido. Ante todo, debo decir a Vd. que no creo que convenga que Vd. se separe mucho de la línea de vanguardia, y, sobre todo, que vaya Vd. más allá de Caraz. [ 1 ]Caraz, ciudad de la provincia de Huaylas, departamento de Ancash, en Perú, fundada a orillas del río Santa. Si Vd. se fastidiare, como es regular, de esos miserables lugares, avísemelo Vd. con anticipación, para yo ir a reemplazarlo, pues yo creo de la mayor importancia que uno de los dos estemos al alcance de observar al enemigo de cerca, para dirigir oportuna y prontamente nuestras operaciones.

Yo llegué aquí malo, pero ya estoy mejor, aunque débil, estaré aquí quince días para convalecer y apurar al gobierno de Lima sobre recursos. No iré a Lima a perder el tiempo y la paciencia: a fines de este mes me iré a Trujillo a darle dirección a las tropas que vengan de Colombia y a auxiliarlas en todo lo que necesiten. Después seguiré a la sierra, habiendo antes recogido en la costa todas las mulas y caballos necesarios para el ejército. Por esta parte no faltan caballerías ni pastos.

He ordenado al general Martínez que aumente su división; lo mismo al general La Mar, que viene con ese objeto a Trujillo. El general Alvarado ha tomado el mando del Callao, que tiene cuatro meses de víveres para un sitio y se irán reemplazando por medidas de requisición. Hay dentro 500 artilleros, el batallón de Pardo de Zela que se ha mandado a aumentar a 1.000 plazas, con más de 200 hombres de caballería del Perú. La división de Los Andes también guarnece al Callao, pero en caso de un movimiento general sobre nosotros, vendrá a reunírsenos por mar.

He amenazado al gobierno de irme del Perú si dentro de un mes no me dan dinero para mantener la tropa. Me he mostrado quejoso con el gobierno y disgustado del estado de las cosas. Al congreso le he escrito fuertemente exigiéndole sacrificos para el ejército. De todo esto resultará algo, pero no mucho. He pedido a Colombia el equipo de todas las tropas que viene por el Istmo. He mandado que todo se traiga a Trujillo, convoyado por dos o tres buques de guerra para no caer en manos de los corsarios, que están haciendo muchos daños. De todo esto resultarán muchos retardos, y crea Vd. que no vendrán nuestras tropas antes de cuatro meses; es decir, el total que esperamos de las dos primeras divisiones que pedí hace tanto tiempo. Me explicaré: 3.600 hombres de los cuales más de 1.000 han salido para Guayaquil y el Perú; los demás deberían estar ya en el Istmo o en marcha para acá. Otros 3.000 pedí cuando supe la desgracia de Santa Cruz, más de tres meses ha. El Vicepresidente me ha ofrecido todo menos dinero. El coronel Ibarra fue a buscar otros 6.000 hombres más, y calculo que, para cuando Vd. reciba esta carta, esté ya en Bogotá.

Las operaciones de Pasto han empezado felizmente a las órdenes del general Mires. En Taindala batió a los pastusos y ya había pasado a Yacuánquer.

Pineda y Ante han intentado un bochinche: a Pineda me lo mandan preso y a Ante lo han dejado en Quito. Dicen que todo esto no tiene consecuencia. Yo devuelvo a Pineda, y mando que se castigue a los conspiradores para que un ejemplar evite otras víctimas. Guayaquil, Cuenca [ 2 ] y Loja [ 3 ] están en muy buen estado.

En las costas del Norte ha corrido un absurdo rumor de que Morales [ 4 ] volvía de la Habana. Esta noticia fue dada en Jamaica por un necio o un malvado al imbécil de Amador, y éste lo ha participado a todas partes. De lo que conceptúo resultará algún retardo en las tropas expedicionarias. Desde luego, en Cartagena y en el Istmo dicen que crecen la noticia para tener pretextos con que retardar los auxilios; en tanto que la tal noticia no tiene pies ni cabeza, porque en la Habana ha habido una revolución; el gobierno español allí no trata más que de conservarse a fuerza de bayonetas, para darle un asilo a su constitución, que bien pronto será echada de toda la Península, pues los franceses van a paso redoblado de suceso en suceso, en tanto que los españoles cuentan tantas catástrofes como días. La Habana puede servir en efecto de rendez-vous a todos los liberales de España; pero para sostenerla necesitan de muchas bayonetas europeas, porque allí el contagio revolucionario es general. Por otra parte, el gobierno español trata de hacer la paz con nosotros de cualquier modo, como lo han declarado los ministros del rey y las cortes: así no están para expediciones y para gastos extravangantes.

El señor Mosquera se ha ido para Bogotá llevando la comisión, de mi parte, de hacer la notificación al gobierno y al pueblo de que estoy resuelto a irme a Bogotá y dejar la guerra del Sur si no me mandan los 12.000 hombres que he pedido. Además, he mandado mi dimisión al congreso, manifestando mucho disgusto por la ingratitud de los pueblos. Este paso no dejará de producir algún provecho, lo mismo que en Lima. Si no hubiere provecho, tendré ocasión de separarme totalmente del servicio, pues estoy resuelto a no dejar perder a Colombia en mis manos y mucho menos a librarla segunda vez; obra semejante no es para repetirla. Estoy pronto a dar una batalla a los españoles para terminar la guerra de América, pero no más. Me hallo cansado, estoy viejo y ya no tengo que esperar nada de la suerte, por el contrario, estoy como un rico muy avaro, que tengo mucho miedo de que me roben mi dinero: todos son temores e inquietudes; me parece que de un momento a otro, pierdo mi reputación, que es la recompensa y la fortuna que he sacado de tan inmenso sacrificio. A Vd. le ocurrirá otro tanto; sin embargo, puedo observarle que Vd. es todavía muy joven y tiene mucho a que aspirar. Ojalá yo estuviera en el caso de Vd. para no estar temblando por mi propia fortuna; al menos tendría deseos, tendría esperanzas que me lisonjeasen.

Pérez y el general Alvarado han estado aquí y me han informado del estado de las cosas en Lima; éste no es, ni más ni menoe, que el que debe ser en estas circunstancias; mucho me han instado a que fuese a la capital; pero yo no he querido ir. Pérez fue encargado de nuestros negocios allí, y Alvarado fue al Callao a mandar, con esperanzas de salir cuando empiecen las operaciones; éste me ha asegurado de las buenas disposiciones del general Pinto [ 5 ] que ofreció volver al Sur a obrar por aquella parte. Hable Vd. de esta noticia, y hágala correr para que los godos dejen alguna parte de sus fuerzas por allá. Aunque esos señores no hagan otra cosa que entretener algún cuerpo por el Sur, nos hacen un gran bien. El general Freiré [ 6 ] me ofrece villas y castillos por aquella parte. Esperamos a O´Leary con noticias muy curiosas: él escribe de muy buen humor, pero sin plata.

Sarratea ha perdido sesenta mil pesos en un buque, y otros comerciantes le han acompañado en esta pérdida. Los corsarios son tres: un bergantín, una goleta y una corbeta; pero andan regados cada uno de por sí; no reparan en nada; los buques que han tomado son ingleses; por lo mismo no dejarán de ser perseguidos por los hijos de Neptuno.

No sé qué decir a Vd. de más, sino que tengo mucha impaciencia poí recibir noticias mejores y más positivas de la próxima llegada de nuestras tropas; porque yo estoy persuadido que con 6.000 colombianos más se acabó la guerra del Perú, quedándonos una reserva de 6.000 más en el Sur.

Entiendo que el presidente del Perú, de acuerdo con el enviado de Buenos Aires, van a dar un paso con los españoles para que se declaren sobre el armisticio: este negocio tiene tanto de ancho como de largo. Desde luego, ellos sacan grandes ventajas porque recibirán auxilios de guerra, tendrán bastante comercio y comunicaciones con España; nosotros no lograremos más que desesperarnos, consumirnos, y dar tiempo al tiempo para que se haga la paz. Por mi parte, no haré cosa que valga en este negocio, para no tener responsabilidades y para que los españoles no crean que les tenemos miedo.

Adiós, mi querido general, soy de Vd. de todo corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno; ""Cartas del Libertador"" (Fundación V. Lecuna) Tº IV págs. 24-28.

NOTAS

1)
2)
Cuenca, ciudad del Ecuador, capital de la provincia de Azuay.
3)
Loja, provincia del Ecuador, limítrofe con Perú.
4)
Francisco Tomás Morales, militar español, lugarteniente de Boves. A la muerte de éste quedó encargado del mando realista.
5)
Francisco Antonio Pinto, General chileno que intervino en la guerra del Perú.
6)
Ramón Freiré, Director Supremo de Chile quien ofreció auxilios al Perú y no los envió.

Traducción