DOCUMENTO 7700. OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL SECRETARIO DE RELACIONES EXTERIORES DE COLOMBIA, FECHADO EN GUAYAQUIL EL 1º DE AGOSTO DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR, SE REFIERE A LAS OPERACIONES MILITARES QUE SE DESARROLLAN EN EL PERÚ ENTRE REALISTAS E INDEPENDIENTES.*

Sección
23) Período (02JUN AL 30SEP 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Cuartel General en Guayaquil a 3 de agosto de 1823.

Al Señor Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia.

Por mis comunicaciones anteriores que he tenido la honra de dirigir al gobierno por la Secretaría de la Guerra, le he informado de las operaciones militares del Perú con respecto a los españoles y a los independientes, informando las alternativas de la guerra y los sucesos prósperos y adversos de ambos contendientes.

He informado también al gobierno de las repetidas solicitudes que ha introducido el Perú cerca de S.E. el Libertador, invitándolo a que se traslade a aquel Estado a dirigir las operaciones militares.

El Libertador ha observado la más escrupulosa circunspección sobre estos reclamos y no ha querido pasar a aquel territorio sin obtener el permiso expreso del Congreso y sin estar seguro de que su presencia allí era absolutamente necesaria.

Por fin ha llegado este caso, y S.E. se ha resuelto a trasladarse al Perú para salvarlo de la ruina inevitable que lo amenaza y para salvar a Colombia de participar de las calamidades de la guerra y de ser quizá envuelta en conflictos horrorosos, principalmente en el Sur.

La ocupación de Lima por los españoles: el número, calidad y disciplina de las tropas que mandan: la moral y organización de su ejército: el sistema y uniformidad entre el General La Serna y los Jefes subalternos que están a sus órdenes dan a las operaciones del Perú un carácter tan serio y tan fuerte, que S.E. cree que deben oponérsele iguales o mayores medios para preservar al Perú de que vuelva a ser una colonia española.

La multitud de partidos, de opiniones, deseos y rivalidades que desgraciadamente han sucedido hasta hoy en aquel Estado, han en-

torpecido la marcha de los negocios y lo han puesto en un conflicto de que quizá no podrá salvarse. Las diferentes administraciones que lo han regido, los Jefes y tropas del país, y las tropas auxiliares de Chile y Buenos Aires, casi nunca han estado de acuerdo. Odios personales, desconfianzas y pretensiones han sido los agentes turbulentos de estas épocas desgraciadas. Con estos medios el Perú no puede ser libre.

[Faltaba aún una calamidad mayor que todas las demás y un paso más escandaloso y alarmante para los peruanos. El Presidente Riva Agüero ha disuelto la representación nacional: ha confinado siete Diputados, ha establecido un Senado con facultades.

El Congreso del Perú, después que se retiró al Callao, exoneró de la Presidencia del Estado al Mariscal Riva Agüero y aun lo proscribió, mandándole salir del territorio peruano y nombró provisionalmente al señor Francisco Valdivieso para la Presidencia][ 1 ].

Antes de la ocupación de Lima por los españoles ya se asomaron desavenencias entre el Congreso y el Presidente Riva Agüero. Estas llegaron a su término en el Callao, y el Congreso por su decreto de 23 de junio último lo exoneró de la Presidencia y aun le ordenó saliese del territorio del Perú, nombrando provisoriamente para que le sucediese al señor Valdivieso. El Mariscal Riva Agüero no obedeció este decreto, continuó en la administración, y el 19 de julio en Trujillo disolvió la Representación Nacional, confinó a siete de sus Diputados, y creó un Senado con facultades Legislativas.

Además de estos escandalosos acontecimientos entre las altas autoridades del Perú, hay bastante fundamento para creer que el General Santa Cruz, que fue destinado a Intermedios con una expedición de cinco mil hombres, está de acuerdo con el Mariscal Riva Agüero para apoderarse de las cuatro Provincias de Buenos Aires que están en poder del enemigo en el Alto Perú, desmembrarlas de aquel Estado, hacerlas independientes y establecer allí un gobierno. Con estos fundamentos es muy creíble que no obedecerá las órdenes del gobierno del Perú, ni permitirá que otro General, si no tiene una fuerza superior a la suya, desembarque allí para obrar conforme a los planes generales de la libertad del Perú. Es de creerse, que animado de estos sentimientos reducirá sus operacienes al único objeto en que ha convenido con Riva Agüero, y de consiguiente será casi de ninguna importancia su permanencia allí con respecto al Ejército español.

La República de Chile ha manifestado ya, por la conducta que ha observado hasta aquí, que teme aventurar sus tropas en un Estado que se halla en esta situación. El Gobierno de Chile ha manifestado desde el principio sus vivos deseos de que el Libertador fuese el director y Jefe de todas las fuerzas aliadas, con la esperanza de un buen suceso. El Gobierno de Chile será aún más circunspecto, después de los acontecimientos últimos entre el Congreso y el Presidente del Estado y entre éste y aquél.

Las tropas aliadas y las peruanas no pueden acordarse entre sí. Hay rivalidades entre sus Jefes, que no puede ahogar sino un Jefe a quien todos respeten y de quien tengan una grande opinión.

Investido el General Sucre por el Congreso de un poder extraordinario en materias militares y de Hacienda, en los lugares que sean el teatro de sus operaciones, ha conferido antes de marchar a Intermedios, al General Tagle el alto mando del país mientras llegan las autoridades de la República, que estaban en Trujillo, distante de Lima ciento veinte leguas.

La deposición del General Riva Agüero y la disolución del Congreso, pueden producir un nuevo motivo de desavenencia entre los Mariscales Riva Agüero y Tagle, que puede ser sostenida por los partidarios de uno y otro.

Esta es la situación actual del Perú, sin descender a muchos otros pormenores de alguna importancia, que todos contribuyen a debilitar aquel Estado y a ponerlo aun en situación más crítica.

[Instruido S.E. el Libertador de estos hechos cree de un deber pasar al Perú a impedir, si es posible su completa disolución y a impedir que el incendio se extienda hasta nosotros. Las instancias que nuevamente ha repetido el Congreso Peruano disputando cerca de S.E. dos de sus miembros con el objeto de hacer presente a S.E. los males que devoran aquella República y los ardientes deseos de su Representación Nacional de que se traslade allí como el único medio de salvación, han estimulado al Libertador a pensar más seriamente sobre un negocio de tanta gravedad y trascendencía, S.E. ha creído que nunca estará mejor empleado el Poder discrecional que le ha conferido el Congreso para obrar como lo exijan los intereses de Colombia que trasladándose al Perú para ver si logra rescatarlo del mismo, con los que ha suministrado Colombia y con los que podrá suministrar Chile, haciendo a la vez un inminente servicio a nuestra República y a las del Perú y Chile y aun a todos los intereses de la América meridional, concentrar las diferentes opiniones para unir los Jefes y tropas aliadas: para uniformar el sistema de administración: para dar una marcha firme constante y rápida a los negocios: para salvar a seis mil Colombianos que están en el Perú y se ven como lanzados en medio de tantos partidos y para aprovechar las reliquias que quedan aún del Perú y con ellos y las tropas auxiliares de Colombia, la Plata y Chile destruir un ejército, real, fuerte y poderoso, que amenaza con sus triunfos esclavizar nuevamente las Soberanías de la América Meridional][ 1 ].

Cada una de las razones indicadas en esta exposición, es de la más alta importancia y de una ilimitada trascendencia; es muy fácil calcular cuales serán las consecuencias funestas para los Estados del Mediodía, si los españoles someten de nuevo todo el Perú. En circunstancias tales, el Libertador cree que faltaría a su deber si no volara a hacer los últimos esfuerzos por apagar este incendio, que puede hacerse general y que amenaza a Colombia más de cerca.

Las copias que incluyo acreditan las últimas mutaciones del Perú y los nuevos esfuerzos que han hecho los Diputados de aquel Congreso cerca de aquel Congreso.

Dios guarde etc.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O´Leary. Tº XX. Primera parte. Fº 285 al 288.

NOTAS

1) Tachado en el copiador.
2)
Tachado en el copiador.

Traducción