DOCUMENTO 7694. CARTA DE BOLÍVAR A SANTANDER, FECHADA EN BABAHOYO EL 30 DE JULIO DE 1823, EN LA CUAL SE REFIERE A LOS ACONTECIMIENTOS DEL PERÚ.*

Sección
23) Período (02JUN AL 30SEP 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Babahoyo, 30 de julio de 1823.

Mi querido General:

Por fin los españoles convencidos de la nulidad de la posición que tenían en Lima sitiando al Callao, hicieron el 15 del corriente lo que siempre creí que harían. Esto es, levantaron su campo en la noche de este día y emprendieron su contramarcha por el camino de la costa hacia el sur. No sabemos hasta ahora la dirección que tomarán, porque bien pueden seguir, aunque con mucho trabajo, por la misma costa hacia Arequipa, o bien pueden por diferentes vías penetrar a la Sierra, guarnecer sus antiguas posiciones, y continuar por Huamanga hacia las provincias interiores, que invaden Sucre y Santa Cruz con 12.000 hombres. Sea la que se quiera la dirección que tomen, yo creo firmemente que el objeto primario del movimiento de los españoles es oponerse al ejército nuestro que penetra por Intermedios en las provincias del Alto Perú, prácticamente convencidos que es insignificante la posesión de la capital y la costa, mientras al mismo tiempo no dominen el Pacífico.

Calculando Sucre sobre esta indispensable operación de los enemigos, y en cumplimiento de mis órdenes, habrá hecho salir el 9 del corriente una expedición de poco más de 3.000 hombres, compuesta de tres batallones nuestros, y de mil hombres de Chile, con dirección a Intermedios con el fin de unirse a Santa Cruz y reforzar el cuerpo de tropas que tiene a su mando. El mismo Sucre salía del Callao el 19 de este mismo mes.

Sucre dejaba instrucciones a Valdés para que con Rifles, las tropas del río de La Plata y las que pudieren reunir del Perú, ocupase a Santafé y Huancavelica, y aun para que ocupase la fuerte línea de Apurimac, si le era posible. Al mismo tiempo que Valdés se posesionaba de Jauja, debía picar la contramarcha a los enemigos caso que la verificasen por la Sierra. De todos modos es sobremanera importante el movimiento de Valdés por cuanto debe ocupar el valle de Jauja, país de posiciones, patriotas, sano y abundante

de víveres, y al mismo tiempo se extiende nuestra línea de operaciones que hasta ahora ha sido muy reducida. Valdés cuando menos reunirá 5.000 hombres de todas armas.

El teatro actual de la guerra en el Perú son las provincias llamadas del Alto Perú. Sucre unido a Santa Cruz podrá juntar 10 o 12 mil hombres, de ellos ocho mil buenos. Los enemigos les podrán oponer poco más o menos la misma fuerza. Acompaño a usted un boletín del ejército del Perú que habla de las ventajas que habrá adquirido en el momento de su desembarco. Santa Cruz me escribe muy lisonjeramente y me dice que tenía esperanza de decidir la campaña en su favor si los enemigos le daban un mes de tiempo: ellos le darán cuatro.

Sin embargo de tan bella perspectiva como la que presenta esta carta, no por eso debe usted dejar de remitirme los tres mil hombres, que repetidas veces y con tantas instancias tengo pedidos. Sucre, según me escribe, se volverá si Santa Cruz no se sujeta a sus órdenes, si no obra con la buena fe que debiera. Temo mucho por los informes que tengo, que Sucre se vuelva. De consiguiente Santa Cruz será infaliblemente batido, y ya nos tiene usted de nuevo en apuros, y apuros de consideración. O sea que obren unidos aquellos dos jefes, también pueden ser batidos porque los españoles tienen buenas tropas, y más medios que nosotros para hacer la guerra. No quiero verme otra vez en los conflictos en que me he encontrado en esta última campaña, y de los cuales sólo mi buena suerte pudo sacarme bien. Añada usted a todo esto que una corbeta de guerra de Chile vino al Callao a buscar los restos de las tropas de aquel Estado que había en el Perú, dicen que para organizarías de nuevo. Digo a usted que calcule lo que quiere decir esto.

Yo no sé qué decir a usted sobre mi ida al Perú. Conozco que los intereses de América me llaman a él. Todos, y de todas partes me invitan porque me vaya: en la actualidad tengo aquí una Diputación del congreso rogándome que vuele a presidir los destinos de aquel desgraciado Perú. Pero hay allí, mi querido general, tantos partidos, tantos enredos, está aquello en tal estado de horrible anarquía, que me espanto, me horrorizo al considerarme metido en aquellos laberintos.-

Sé fijamente que he de quedar mal con la administración actual, con el congreso y con muchos más, porque yo exigiré orden, y los

partidos querrán lo que siempre... Propiamente hablando, en el Perú no hay gobierno. El congreso expidió en el Callao un decreto exonerando del mando al presidente Riva Agüero, y poniendo en su lugar al secretario de Estado. Riva Agüero no hizo caso al decreto, pues protestó de responder a los cargos que se le harían, dejó el Callao, y se vino a Trujillo, lugar de residencia del Congreso. Desde allí continúa mandando como tal presidente, sostenido por algunas hechuras suyas, que están a la cabeza de algunas tropas y de algunos pueblos. El congreso por su parte anula todas las providencias al presidente, y así va todo. El nombrado para suceder a Riva Agüero está en un miserable pueblo de la costa, sin representación ninguna pública. Por todas estas cosas, yo mismo no sé en este instante lo que haré. Cualquiera que sea el partido que tome avisaré a usted.

Adiós, mi querido general; soy suyo de corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno, ""Archivo Santander"", tomo X, pág. 346.

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