DOCUMENTO 7682. OFICIO DE DEMARQUET PARA EL INTENDENTE DE QUITO, FECHADO EN QUITO EL 23 DE JULIO DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR, SE LE INFORMA SOBRE EL ESTADO RUINOSO DE VENEZUELA Y NUEVA GRANADA QUE LES IMPIDE CONTRIBUIR A LA GUERRA. LE PIDE SOMETER ESOS GASTOS A QUITO.*

Sección
23) Período (02JUN AL 30SEP 1823) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Cuartel General Libertador, en Quito a 23 de julio de 1823.

Al Señor Intendente de Quito:

S.E. el Libertador me manda hacer a V.S. la siguiente exposición, para que se sirva V.S. convocar una Junta General de todos los individuos notables de esta capital, y de todas las Corporaciones que tienen representación e influjo en el pueblo, a fin de que se adopten las medidas que el Libertador ha juzgado más indispensables para preservar este Departamento de una aniquilación absoluta, bien por las sediciones intestinas o por invasiones extranjeras.

Los Departamentos de Venezuela y Nueva Granada han colmado ya la medida de sus sufrimientos y heroísmo por salvar la libertad de su patria. Estos Departamentos han mantenido por 13 años la guerra, han establecido relaciones exteriores, creando un crédito nacional y haciendo la mayor suma de los sacrificios de Colombia. El Departamento de Quito, para igualar a sus otros hermanos en este género de méritos, necesita hacer mucho por la causa sagrada que defendemos. Los otros pueblos de Colombia han mantenido sus respectivas campañas, y a Quito le toca ahora mantener la que la suerte le ha destinado. Si fuere posible que viniesen fondos pecuniarios del resto de Colombia, el Libertador no vacilaría en mandar a buscarlos; pero Venezuela esta aniquilada y los pueblos de Cundinamarca hacen sacrificios inauditos por mantener la lucha contra el ejército real: y una marina que defiende las costas del Norte y arruina el comercio español.

El teatro de la guerra ha cambiado en el Perú. El Ejército Libertador ha ido al Cuzco, mientras que el ejército español ha bajado a Lima, y hostiliza al Norte del Perú. El Sur de Colombia se halla amenazado de una terrible invasión, porque sus tropas han ido con el señor General Sucre a libertar el suelo de los Incas. La suerte de este Estado vecino está asegurada para siempre por tan hábil maniobra. Solamente la voluntad del cielo puede frustrar el éxito de una campaña que está señalada por la mano del genio. No es posible que el enemigo tome el Callao, menos aún que vuelva al Cuzco a recibir una derrota por la superioridad de nuestras fuerzas en aquella parte. La necesidad, pues, obliga al enemigo a dirigir sus miras al Norte en busca de climas propios para sus tropas, y de un puerto tan importante como Guayaquil, para formarse una marina que contrarreste a la independiente. Esta marina es la que nos da ventajas infinitas, y podemos con algunos esfuerzos paralizar todos los designios hostiles del enemigo. Así lo piensa el Libertador, y ya es bastante garantía del suceso que S.E. tenga confianza en los medios de que aún puede disponer. Pero necesitamos sacrificios y más sacrificios; nuevos y repetidos sacrificios para salvar esta patria, que es el altar de nuestros holocaustos y de los votos de un mundo entero.

El Departamento de Quito, pues, no debe vacilar en llenar las ideas del Libertador, que repito, es ya sobrada garantía para el éxito y salud de nuestros pueblos. S.E. en consecuencia de lo expuesto, me manda decir a V.S. que dos grandes medidas deben tomarse para asegurar la tranquilidad interior y para erizar de armas nuestras fronteras. Nuestros bravos no han menester más para combatir siempre victoriosos que dejar asegurada la suerte de sus conciudadanos en sus propios hogares, libres de espías y conjuradores; y de llevar a sus labios un pan que pueda permitirles vivir hasta el día del combate. Los soldados de la patria son los más virtuosos de los hombres, y parece que todos les debemos un tributo, ya de justicia ya de gratitud. El militar no tiene tiempo para labrar la tierra, y menos aún para alimentar sus hijos, esposas y padres, su tiempo es todo su tesoro, y este tesoro lo derrama en el seno de la patria. Es sin duda el deber más sagrado, más imperioso, el más ingente de todo ciudadano cualquiera que sea su estado o privilegio, el alimentar estos héroes de virtud, que lo sacrifican todo por el bien de los otros, por la libertad de sus semejantes, por la vida de sus conciudadanos, por el reposo y la dicha de sus parientes y amigos. ¡Y será posible que los hijos de la patria, vean con indiferencia la suerte, el viático diario de estos hombres mártires de su deber y consagración! No es posible, señor Intendente, Quito debe alimentar el ejército que lo ha libertado en Ibarra de esa inundación bárbara que iba a trastornar el orden social, y agotar hasta los elementos de la existencia física. Aún se espera mucho más de este ejército bienhechor. El Libertador cuenta que con los vencedores de Ibarra, podrá contener en nuestras fronteras los ímpetus del despotismo peninsular; 2.000 bravos a las órdenes del impertérrito General Salom cubrirán el sagrado territorio de Colombia, mas Quito no tiene fondos públicos con que subvenir a esta necesidad vital, y los hijos de Quito son los que están llamados a sufragar los gastos de esta fuerza armada, destinada a poner a cubierto el bienestar y la salud de este Departamento.

Así señor Intendente, el Libertador dispone que V.S. reúna la referida Asamblea de que ya he hecho mención, para que se formen dos comisiones sacadas ambas de su propio seno, con los siguientes objetos:

1º Una comisión tendrá el encargo de designar con patriotismo, desprendimiento y rigurosa justicia los individuos que han sido hasta ahora calificados por adictos al sistema español. La nota de estos individuos será inmediatamente pasada a la Intendencia, para que sean expulsados del territorio de Colombia durante la guerra, dejando en plena libertad sus bienes y propiedades; pero será condenado a la pérdida de estos bienes y propiedades aquel que huya de la autoridad pública y se burle de las determinaciones del gobierno, por desobediente, y más aún por sospechoso de mayores crímenes.

2º La otra comisión tendrá el encargo de hacer un repartimiento equitativo y exacto sobre todo el territorio del Departamento, para la percepción de una nueva contribución extraordinaria de 25.000 pesos mensuales, durante los peligros de la actual campaña. Nada debe retardar un momento el pleno efecto de esta contribución. Aquellos que rehusaren pagarla, se pondrán presos, y además se les rematará cualquiera de sus propiedades, por cualquier precio que sea, con tal que llene la cuota asignada. El que rehusare segunda vez dicho pagamento será expulsado del territorio de Colombia, por indigno de vivir bajo la tutela de la República.

S.E. el Libertador está firmemente resuelto a defender el territorio del Departamento de Quito con su espada y con su sangre, siempre que estos ciudadanos se muestren dóciles a su voz paternal, mas si rehusaren hacerlo así, abandonará el territorio de Quito, y marchará a la capital de Bogotá. Allí hará una exposición a la República de las causas dolorosas que le han obligado a dejar invadir una parte de su territorio, y hará patente al mundo que Quito no ha querido ser libre; porque S.E. no es más que un hombre lleno del deseo de sacrificarse por sus conciudadanos, sin la capacidad de hacer ningún prodigio que pueda suplir los elementos indispensables para crear y alimentar los ejércitos de la República. Estas son señor Intendente, las consideraciones y las órdenes de S.E. el Libertador, que me manda hacer presentes a V.S. para que las exponga a la Asamblea de notables y Corporaciones, que deberá V.S. inmediatamente reunir para el indicado efecto.

Dios etc.

[DEMARQUET]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O´Leary. Tº XX, Fº 341 al 343 y vto.

Traducción