DOCUMENTO 1236. DEL BORRADO. O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL EN JEFE JOSÉ ANTONIO PÁEZ, FECHADA EN PUERTO CABELLO EL 31 DE DICIEMBRE DE 1826, EXPRESANDO QUE SU AUTORIDAD NO ES RECONOCIDA EN LOS TERRITORRIOS QUE MANDA Y SE LE HACE LA GUERRA A LOS LEALES A ÉL Y A LA REPÚBLICA, POR LO QUE HA DEBIDO TRAER UNA FUERZA PARA HACERSE RESPETAR.
Sección
33) Período (01ENE AL 28DIC 1827) O.C.B.
Personas
Lugares
Palabras Clave
Descripción:
Puerto Cabello, 31 de diciembre de 1826.
AL EXMO. SEÑOR GENERAL EN JEFE J. A. PAEZ.
Mi querido general:
Acabo de llegar a esta plaza, y al poner pie en tierra he sabido con sumo sentimiento que Vd. se había alarmado por noticias falsas o ciertas; y que había tenido una incomodidad tan fuerte, que había sido preciso llevarlo a la cama desde la plaza de Valencia. El motivo más positivo que Vd. tiene para todo esto se funda, según se dice, en que yo mando venir tropas a Venezuela. Yo he escrito a Vd. esto mismo desde Pamplona y Maracaibo. La comunicación de Pamplona no sé si la ha recibido y la de Maracaibo ha llegado hoy mismo conmigo; porque el oficial conductor se ha extraviado por los malos caminos de la provincia de Coro. No mando a Vd. estos pliegos porque no probarán nada; pero los he abierto solemnemente en público para que Guzmán lo pudiera certificar.
Si yo traigo tropas tengo mil motivos para ello. En el Oriente se están batiendo hermanos contra hermanos; y en el Occidente lo mismo. (Además, yo sabía desde Bogotá que había tramas secretas contra mi vida, y aun al mismo Guzmán lo quisieron asesinar siendo amigo de Vd. y viviendo en su casa). En la iglesia de San Francisco se ha juzgado mi fidelidad y mi patriotismo: hoy mismo he visto un pasquín de Valencia en que se dicen horrores de mí. (Como mi autoridad no está reconocida en el territorio que Vd. manda, he debido traer conmigo una fuerza necesaria para hacerme respetar) en una palabra, general, Cumaná y Vd. le hacen la guerra a los que me obedecen a mí ya la república y yo no puedo dejar sacrificar a los que se consagran a su deber y mi persona.
Mi querido general, un libro no bastaría para explicar de una parte y otra los motivos de queja que podemos tener. Diré mi excusa: que no he tenido parte en las turbulencias de Venezuela; que he venido porque Vd. me ha llamado; ninguna ambición me anima, puesto que no he querido aceptar las ofertas de Vd. ni la dictadura que me han ofrecido las actas de los pueblos. Ahora bien, tampoco quiero la guerra, porque ella matará la patria. Yo ofrezco convocar al pueblo para que determine lo que quiera y haga cuanto alcance su poder. Haré más, me iré de Colombia el día que se reúna; por consiguiente, ninguna mira política me animará a tomar partido por nada.
Unámonos, pues, para salvar a nuestros infelices hermanos. Basta de sangre y de ruinas en la pobre Venezuela, ¡mil maldiciones le acompañen al infierno al que pretenda levantar su poder sobre escombros amasados en sangre! Entendámonos, general. Nadie será infeliz, ningún espíritu de partido me guía. Jamás la venganza ha entrado en mi pecho, y en cuanto a Vd. toda la vida lo he amado y aun en el día excita Vd. a mi corazón una ternura mezclada de pena. ¡Vd. se pierde, y Vd. se pierde!
Si Vd. quiere venir a verme, venga. Morillo no desconfió de mi lealtad y desde entonces somos amigos. Si Vd. no tuviere por conveniente hacerlo así, mande Vd. una persona de su confianza a tratar conmigo. Mande Vd. a quien quiera, todos me son iguales. Me han dicho que Ferguson ha detenido al Dr. Peña: no lo creo porque Ferguson sabe muy bien que O´Leary por haberse excedido ha perdido su empleo.
En fin, yo espero con ansia la respuesta de esta carta que la lleva el teniente coronel Wilson, hijo del general Wilson, único edecán que tengo ahora a mi lado. Le ruego a Vd. trate muy bien a este oficial que tiene mucha recomendación para mí.
Traducción