DOCUMENTO 9405 ARTÍCULO PERIODÍSTICO DEL LIBERTADOR: ""CONTESTACIÓN A TODAS LAS FALSEDADES PUBLICADAS POR LAS GACETAS DE LIMA, Y SUS ESPERANZAS SOÑADAS"", PUBLICADO EN EL CENTINELA EN CAMPAÑA Y FECHADO EN HUAMACHUCO EL 4 DE MAYO DE 1824, EN EL CUAL PRESENTA UNA INFORMACIÓN GENERAL ACERCA DE LA OPINIÓN DE LA MAYOR PARTE DE LOS PAÍSES EUROPEOS Y DE ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA RELACIONADA CON EL PROCESO INDEPENDENTISTA DE AMÉRICA HISPANA. DICHA INFORMACIÓN INCLUYE LA CONDUCTA DE ESPAÑA EN EL REFERIDO PROCESO.*
Sección
27) Período (02MAY AL 31AGO 1824) Correspondencia Oficial
Personas
Lugares
Palabras Clave
Descripción:
EL CENTINELA EN CAMPAÑA
Huamachuco, 4 de mayo de 1824. N° 2 Tomo 1°
{Los soldados de la libertad no preguntan cuántos son, sino ¿dónde están los enemigos?}
Contestación a todas las falsedades publicadas por las Gacetas de
Lima, y sus esperanzas soñadas.
Hemos recibido varias colecciones de gacetas extranjeras de Londres, Jamaica y La Habana, hasta el 5 de marzo, de las cuales extractamos algunos artículos de sumo interés. Lo mismo podemos decir del lleno de estos papeles, que contienen noticias, sobremanera importantes. Los límites de este periódico no nos permiten insertar ni aun siquiera lo que excita la mayor atención. Después daremos artículos, que, a la verdad, merecían la preferencia.
Todos los papeles de Europa concuerdan casi maravillosamente en los puntos siguientes:
España: Es grande el empeño de Fernando 7° por cavar nuevos abismos a su deplorable pueblo entregando a la potestad eclesiástica la jurisdicción ordinaria sobre todos los ciudadanos: de suerte que el rey ha mandado que toda autoridad civil y militar preste auxilios francamente a todos los eclesiásticos que querían emplear su jurisdicción ilimitada sobre los demás vasallos, con el fin de corregir las costumbres y los pecados de estos miserables esclavos. En una palabra: en lugar de una inquisición ha establecido Fernando 200 mil inquisidores cuyo tribunal reside en las calles, plazas, casas y dondequiera que se cometen pecados y actos de inmoralidad, inseparables, por cierto, de la flaqueza humana.
Fernando ha tenido el execrable descaro de publicar indultos y olvidos, decretos y concesiones: ha contraído empeños nacionales los más solemnes, los más sagrados, con los ingleses, americanos y otras naciones, hasta el último de septiembre del año pasado. Todo espontáneamente, según su propia expresión; y luego, al día siguiente, 1° de octubre, borra todo, anula todo, y dice que nada es de lo que ha sido. Milagro que el mismo Dios no ha hecho todavía. Así Riego es ahorcado y descuartizado; grandes y pequeños son perseguidos, desterrados, presos. La deuda contraída por las cortes, negada. Los tratados con los Estados Unidos e Inglaterra, protestados. Las ventas públicas, los tratos privados, los premios dados al mérito y a la virtud, las reformas ejecutadas, las leyes y reglamentos promulgados; todo ha desaparecido y nada es de lo que fue. Parece que Femando está animado del genio de la destrucción; y que no quiere imitar del cielo más que los rayos, que todo lo pulverizan.
Francia: El gobierno francés, en medio de su nefanda traición a las leyes de las naciones y a los derechos sacrosantos de la España; la Francia, decimos, ha abandonado a la España a su propia condenación; es decir, al furor de su Fernando, y de sus crueles persecutores, los negros satélites del infernal tribunal. El duque de Angulema se ha vuelto a Francia lleno de indignación contra Femando, llevándose consigo la mayor parte de sus tropas; y sin haber desarmado el ejército constitucional; y sin haber extinguido las fuertes facciones militares que combaten a los realistas.
Por fin, se ha descubierto que la Francia no quería sumergir a la España en su antiguo despotismo: que rehusaba entrar en España con un carácter hostil, y que fue la Rusia la que la obligó con amenazas a dar este paso de perfidia y maldad. Es, pues, la Rusia la responsable inmediata de esta guerra sacrilega. La Francia parece que ha vuelto en sí y por consiguiente ha reconocido sus bien entendidos intereses: ella nada quiere contra la Inglaterra para no verse envuelta en una cadena de catástrofes. Tampoco quiere nada contra la América Meridional, como lo ha dicho oficialmente al gobierno británico: nada, pues, tenemos que temer por parte de la Francia. Esta parece inclinada a desviarse de la impía liga de la Rusia contra los pueblos; porque no quiere ser la víctima o de la dominación de la Rusia, si triunfa, o de la influencia británica que todo lo puede con sus principios liberales, con sus tesoros, con sus navíos y ejércitos. Ella dice: entre dos colosos que se combaten, cualquiera que sea el vencedor, yo soy su presa; de este modo la Francia vuelve a la carrera de su verdadera política, y de acuerdo con otras grandes naciones, pretende interponerse, con una gran masa de inercia, entre la Inglaterra y la Rusia. Según lo que se observa, la Francia no tomaré otra parte en los actuales negocios sino la pacifica de interventora.
Austria: El Austria ha manifestado las mismas intenciones que la Francia: no desea la guerra de la Turquía, ni de la América: ofrece intervenir como amiga de la paz. Los diarios oficiales de Austria anuncian nuevas tempestades por la parte oriental de la Europa, con un tono de dolor que descubre públicamente sus sentimientos; la Austria tiene el mismo corazón, los mismos ojos que la Francia en el día de hoy, siendo las causas las mismas.
Prusia: La Prusia aparece dormida en medio del conflicto de los intereses cruzados de la Europa. Se ha dicho que Prusia esta íntimamente ligada con la Austria, para neutralizar las pretensiones de Alejandro. Podemos inferir de todo esto que la Europa soporta con impaciencia y disgusto la supremacía de la Rusia; y que es consiguiente a esto una neutralidad general para impedir la influencia británica o la dominación de los cosacos.
Rusia: La Rusia tiene un millón de soldados prontos a entrar en campaña contra la Turquía, para que no le embarace después, en la ocupación que intenta del mediodía de la Europa. Alejandro ha forzado a la Francia a entrar en guerra con España. Alejandro se ha apoderado del corazón de Fernando; y le aconseja esas medidas atroces que harían detestable al mismo Tito; y que son superiores a cuanto antes había ejecutado el monstruo de los Borbones, el rey de los frailes. Alejandro indica a Fernando la reocupación de la América como si estos dos tiranos poseyesen una potestad sobrenatural para efectuar lo imposible: como si un mundo libre pudiese ser encarcelado por dos alcaides de la Siberia y de la Castilla. La Rusia no ha encontrado ya partido en Europa: se lo ha venido a formar en la menesterosa España, último recurso de los desesperados.
Inglaterra: La Inglaterra, cansada de Lord Castlereagh, ha hecho una mutación absoluta en su política, habiendo abandonado a los legitimados, y abrazado la causa de los pueblos; porque aquellos son tan injustos como ingratos, y éstos tan inocentes como agradecidos. La Inglaterra, desde luego, protege a la Grecia contra la Turquía; a la Turquía contra la Rusia; a la América contra la España; al Brasil contra el Portugal; y a estos dos pueblos contra sus reyes. La Inglaterra ha reconocido ya la independencia de la América Meridional: ha enviado agentes diplomáticos a las nuevas repúblicas, ha notificado a la Europa su determinación de sostener estas nuevas naciones: ha instado a la España a hacer la paz con América, ha preguntado a la Francia su intención sobre ayudar o no a España contra la independencia, y la Francia ha respondido QUE NO. La misma notificación se le ha hecho al Emperador de Rusia y lo mismo a la Austria, y esta ha contestado como la Francia negándose a prestar auxilios a la España. La Inglaterra aconseja, por medio de sus gacetas oficiales, a sus ricos comerciantes que prodiguen sus empréstitos a la América y se los nieguen a la España. La Inglaterra ha notificado así a la Francia como a España que toda tentativa para recuperar la posesión de los nuevos Estados Americanos, será tenida como una declaratoria de guerra a la nación inglesa. En fin, la política británica esta fundada en el día sobre la libertad, base de todos sus verdaderos intereses. La Inglaterra nada tiene que temer de la España, porque nada puede, y tampoco del resto del continente europeo, porque la Rusia con su poder amenaza actualmente a la Europa y ahoga así todos los celos que pueden nacer de la influencia británica en aquel continente. La Rusia, es verdad, quiere chocarse con la Inglaterra, pero ¿cómo, y con qué medios? Por el Oriente la Turquía es su enemiga; por el Occidente, la Suecia y la Dinamarca están temblando de sus garras; y al Mediodía, la Europa entera mira en el segundo Alejandro, el segundo Napoleón; en tanto que la Inglaterra aparece como la custodia de la Independencia de las naciones; tanto por la naturaleza de su gobierno, como por su situación natural, y sus intereses esenciales, fundados en la universalidad del comercio, en las riquezas de las naciones, producciones todas de la libertad.
Estados Unidos: Lo que se ha dicho de la Inglaterra, se debe repetir de la América del Norte. Esta célebre república, poniéndose de acuerdo con los elementos de su poder, se ha adelantado a las declaraciones más nobles: ha reconocido la existencia política de sus hermanos del Sur; y se ha presentado a la faz del mundo con el carácter de un atleta armado de los pies a la cabeza contra la Santa Alianza en defensa de América meridional. Su gobierno ha manifestado oficialmente al Emperador de Rusia su laudable resolución de mirar como una hostilidad propia toda amenaza a las naciones americanas. Unidos así los dos más grandes pueblos marítimos, comerciantes y libres ¿quién podrá nada contra la América que en sus propios recursos tiene elementos de defensa contra las asechanzas de todos los tiranos del globo?
De Portugal nada diremos, pues nada es, ni nada será sin el Brasil que marcha sin obstáculo en la carrera de la independencia.
Después de este cuadro, tan sucinto, pero tan exacto, ¿qué pueden esperar los nuevos reconquistados del Perú? La naturaleza entera conspira contra ellos: los gritos de sus criminales intentos apenas penetran a sus propios oídos; nadie los escucha. Los pueblos que los soportan tascan con rabia el freno de su servidumbre, prontos a derribarlos a la aparición del ejército libertador. Estos pueblos ansian con mortal impaciencia por el día de su redención. El apoyo de los realistas españoles es tan frágil y precario como el fundamento de su poder. Un tirano detestado de su pueblo, una nación ludibrio de la tierra. La guerra civil los consume en Europa: la guerra civil los consume en América: los mismos principios, los mismos efectos despedazan el corazón de este monstruoso compuesto de nación, que en nada se asemeja a lo pasado en la historia de los hombres. ¡Qué prodigio! En tres lustros el más grande cuerpo político del mundo ha venido a desaparecer de su faz, como si un encanto fuese la causa de este contraste. La inmensa América ha vuelto al ser que Dios le había dado; y ha llamado al Universo para que goce de su flamante existencia. Nadie ha podido resistir al arrebato de este espectáculo seductor.
Concluiremos, pues, este resumen diciendo que la Inglaterra, los Estados Unidos y todo el Nuevo Mundo nos protegen con el más decidido empeño en la causa contra el Perú español. Que la Rusia no se ha decidido aun, aunque los sentimientos de Alejandro son contra la santa libertad: de resto, nada puede en América encontrando la oposición de la más grande marina del mundo; que las demás naciones europeas ven con gusto abrirse un inmenso mercado a su comercio, y que la España, única interesada en nuestra destrucción, semejante a la desdentada serpiente de la fábula da tarascadas en vano contra la acerada América. Sin un peso, sin un navío, y sin soldados serviles ¿qué podrá esta moribunda y venenosa vieja? nada!!! nada!!! nada!!!
[SIMÓN BOLÍVAR]
*De un impreso moderno: Pérez Vila, Manuel. Para acercarnos a Bolívar. Vida, obra y escritos. Caracas. Equinoccio- Universidad Simón Bolívar (USB). 1980. pp. 266-275. El autor informa que el referido artículo se halla en un impreso coetáneo: El Centinela en campaña. Huamachuco, 4 de mayo de 1824. N° 2. Tomo 1°. El artículo en cuestión carece de firma pero, por muchas razones, su autoría es atribuida al Libertador; así lo afirma el profesor Manuel Pérez Vila, quien expone lo siguiente: ""Primero fue escrito e impreso en el mismo lugar donde se hallaba el Libertador, Huamachuco, a comienzos de mayo de 1824, y él lo menciona en una de sus cartas con un titulo similar, en su esencia, al que llevó al ser impreso. Segundo: el estilo es, sin duda alguna, sumamente parecido al de muchos otros textos bolivarianos. Tercero: la comparación en el fondo y en la forma del artículo con lo que sobre el mismo tema decía Bolívar en sus cartas de esa época. Muestra un paralelismo notable, no sólo en relación de los hechos (lo cual sería lógico), sino también en las ideas y en la expresión"". La Comisión Editora ha incluido este artículo en el presente volumen de los Escritos de! Libertador, con las reservas del caso.
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