DOCUMENTO 1901. DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL JEFE SUPERIOR JOSÉ ANTONIO PÁEZ, FECHADA EN BOJACÁ, 20 DE DICIEMBRE DE 1828; LE COMUNICA LOS ACONTECIMIENTOS DEL SUR, EL BLOQUEO QUE TIENEN LOS PERUANOS EN GUAYAQUIL.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

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Palabras Clave

Descripción:
Bojacá, 20 de diciembre de 1828.

EXMO. SEÑOR JOSÉ ANTONIO PAEZ, JEFE SUPERIOR, ETC., ETC.

Mi querido General y amigo:

El orden con que se presentan los sucesos hacen presentir un desenlace venturoso para Colombia. Las escenas escandalosas que se representan de tiempo en tiempo, bien lejos de habituar al crimen a los espectadores, no hacen más que difundir el horror y la indignación. Una sola ha sido la facción que, una vez desenmascarada, lo emprendió todo. El castigo ejemplar de los primeros no bastó a imponer a los que, iniciados en el inicuo misterio, se habían derramado en la república con el infame objeto de subvertir el orden público y volcar el gobierno. En todas partes hay conspiradores; pero la audacia no es el carácter de todos ellos. Fue un privilegio concedido a pocos. Obando y López en Popayán y Patía, los Castillos, etc. en Güiria, son hasta ahora los héroes que se han presentado en la arena.

La noble conducta del general Bermúdez, la actividad, el celo, el honor, el interés individual del general Salom, la cooperación y auxilios del general Briceño, y, sobre todo, la presencia de Vd., sus medidas eficaces, su natural aversión a la anarquía, a las conspiraciones, su odio a los perturbadores, etc., me hacen concebir la halagüeña esperanza de que Cumaná, el Maturin entero, los departamentos del Nordeste, todo lo que hoy existe bajo el inmediato mando de Vd., gozará de una paz perfecta, de una tranquilidad pura, de un régimen doméstico.

Por otra parte las recientes comunicaciones recibidas del valle del Cauca, nos atestiguan su adhesión constante al gobierno, su resolución firme de sacrificarse antes que ceder a las sugestiones e insidias de los facciosos de Popayán, y finalmente el estado de defensa en que se han puesto las autoridades, las municipalidades y los pueblos en masa. Tan admirable testimonio, a prueba de los peligros inminentes, es un nuevo sello con que se han querido marcar sus más solemnes protestas.

No queda duda en que un cuerpo del Ecuador, ocupando a Pasto, ha llamado la atención de Obando. Este salió de Popayán hacia Patía con 400 hombres, dejando a López con otros tantos en la capital. Quiso éste probar aventuras. Trató de sorprender la vanguardia de la división Córdoba, y 80 cazadores nuestros han rechazado y escarmentado a 300 facciosos. He aquí un suceso pequeño en su natural magnitud y grande por su, transcendencia. El es además el precursor de una completa victoria que el general Córdoba debe obtener en estos días o a principio d£ enero a más tardar.

¿Quién habría dudado de que el Perú oyese con benevolencia nuestro comisionado, y se apresurase en abrir negociaciones pacíficas? Pero estaba reservado para dicha de Colombia y de nosotros mismos que el gobierno, cuya conducta insidiosa es capaz de indignar a la misma indolencia, rehusase enviar al coronel O´Leary el salvoconducto de estilo para pasar a aquella capital, le desconociese en su carácter público, le tratase como a un comisionado particular mío, no como enviado del gobierno, le exigiese las bases sobre que debía hacerse el armisticio, le insultase hasta en las cartas privadas, se valiese en fin de medios indirectos para no tratar de paz. Esta ocurrencia, añadida al bloqueo en que la escuadrilla peruana tiene a Guayaquil, la retención o la felonía con que han hecho prisioneros los restos de la división auxiliar que debió regresar de Bolivia y mil y mil infamias cometidas a cada paso, han puesto a Flores en resolución de presentar una batalla. Quizá a esta fecha se habrá ya comprometido.

En este estado de cosas, y supuesta la próxima pacificación de Popayán y Patía, he insistido definitivamente en mi marcha al Sur, para donde seguiré dentro de ocho días. Mi presencia allí es cada día más necesaria. Ni la paz ni la guerra se hacen sin mí. Además escribe O´Leary que el general La Mar tiene en la línea 5.000 hombres y que esperaba 3.000 que debía enviarle el general Gamarra. Yo necesito reforzar los cuerpos que actualmente se hallan en el Sur con 3.000 hombres y al efecto he dispuesto que los cuerpos que hoy forman la división Córdoba y que obran sobre Popayán, continúen lo más pronto posible su marcha hacia el Ecuador. Pienso reemplazarlos por la columna que viene de. Zulia y Magdalena y que seguirá al departamento del Cauca a principios de enero. Puede también ser necesario adelantar sus marchas hacia el Ecuador. La capital, el departamento de Cundinamarca y el de Boyacá, quedan sin un solo hombre de guarnición. Y sobre ser inconveniente prolongar esta medida por algún tiempo, hay la necesidad de aproximar a la capital algunos cuerpos que permanezcan como en reserva y de los cuales pueda disponer yo en caso de un revés en el Sur, o en el de una nueva insurrección en Patía u otro punto del Cauca, intermedio entre el centro y Sur, y cuya incomunicación seria en gran manera funesta y perjudicial a las operaciones militares.

Ya dejo a Vd. instruido de los movimientos marciales que me propongo. Me resta solo encarecer a Vd. el envío de los cuerpos que le he pedido no perdonando Vd. ninguna de las medidas necesarias al apresto de dichos cuerpos y a su pronta y arreglada marcha, he dado orden que vaya a traerlos personalmente el genera! Justo Briceño hasta Mérida, o más adelante si fuere menester; porque hallándose el general Lara en incapacidad, por sus graves males, de dedicarse a estos trabajos, no quiero que se sacrifique.

A este propósito recuerdo lo que he dicho a Vd. anteriormente: que nombre Vd. un intendente de su satisfacción que reemplace al general Lara: pudiera ser el general Valero; que reponga Vd. al coronel Paredes en su gobierno del cual fue despojado violenta e injustamente; que el general Silva venga adonde yo esté. Sobre todo, que haga Vd. un esfuerzo brioso para que, después de habilitados perfectamente los cuerpos que deben venir, puedan aprestarse, equiparse, etc., etc., la expedición marítima que debe montar el Cabo y que la protección del comercio reclama justamente en el Pacifico, sin contar con la necesidad que hay de sobreponernos a la preponderancia marítima que en el dia tienen los peruanos, a quienes ninguno ha disputado la dominación del Pacifico.

Al separarme de la capital de la república, yo he procurado dejar al consejo de gobierno con aquellas facultades necesarias para el despacho de los negocios comprendidos en la organización natural de cada ramo administrativo. Los negocios militares, cuyo ministerio preside e´ general Urdaneta, tienen un poco de más amplitud y de independencia del consejo. Era indispensable esta medida, porque teniendo yo absolutamente la dirección de la guerra, debia comprenderla entre los asuntos graves cuyo despacho me reservaba.

Yo marcho con la satisfacción de que estando Vd. a la cabeza de ese distrito, y habiendo una perfecta armonía y consonancia con los dos restantes de la república y quedando, al mismo tiempo, el general Montilla al frente de los departamentos litorales, no habrá una sola ocurrencia desagradable que me haga trastornar el plan que me he propuesto para expurgar a Colombia de sus enemigos domésticos y para escarmentar a sus ingratos externos.

Acompaño a Vd. un expediente que me dirigió el general Silva y cuya resolución toca a Vd.

Soy de Vd. afmo. amigo de corazón.



BOLÍVAR.

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