DOCUMENTO 7019. CARTA DE BOLÍVAR PARA FERNANDO PEÑALVER, FE­CHADA EN CUENCA EL 26 DE SEPTIEMBRE DE 1822, EN LA CUAL INFORMA NO HABER RECIBIDO CORRESPONDENCIA SU­YA. LE PIDE NOTICIAS DE VENEZUELA. A SU VEZ LE DA INFORMACIÓN SOBRE QUITO Y GUAYAQUIL. LE HABLA DE LA VISITA DEL GENERAL SAN MARTIN, DEL ENVIÓ DE TROPAS AL PERÚ. APRECIACIONES NEGATIVAS CON RESPECTO A LA CORONACIÓN DE ITURBIDE EN MÉXICO.*

Sección
21) Período (03JUL AL 31DIC 1822) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Cuenca. 26 de septiembre de 1822.

Al señor Fernando Peñalver.

Mi querido Peñalver:

Hace mucho tiempo que no recibo cartas de Vd., y como no se de su salud, le pregunto por ella y por la situación que ha tomado o va a tomar. También me alegraría mucho saber de Vd. cuál es el estado moral y político del pueblo y gobierno de Venezuela. Cuando pregunto esto, más deseo saber lo triste que lo brillante, porque para lo brillante no faltan plumas.

La libertad del Sur nos ha dado cuatro hermosas provincias: la de Quito, es grande y bella y poblada, y Guayaquil, es incomparable y preferible a todas, aunque menos poblada, en lo suce­sivo dará un millón de pesos anuales. Todo el país es abundante de víveres, muy patriota y muy colombiano. Los valles de Quito son pintorescos, pero están amenazados de horribles volcanes: y yo auguro que este país será inundado de fuego, y no !e encuentro otro defecto. Yo pienso que el Sur será nuestra reserva en todos los casos de apuro; así es que estoy procurando hacerle todo el bien imaginable, de modo que cada provincia en particular ha recibido beneficios señalados. En fin, mi amigo, me he propuesto mejorar cuanto esté en lo posible un país que tiene vecinos se­ductores y rivales, con el objeto de que nuestra buena conducta sea toda su defensa.

El general San Martín vino a verme a Guayaquil, y me pareció lo mismo que ha parecido a los que más favorablemente juzgan de él, como Francisco Rivas, Juancho Castillo y otros. Yo he man­dado 2.500 hombres de Colombia al Perú, y han llegado y deben haber entrado en campaña. No siendo adivino no sé cuál será el resultado de esta lucha, porque las fuerzas son relativamente iguales. Pienso quedarme en el Sur hasta la decisión de la suerte del Perú, porque, en caso fatal, tenemos que hacer esfuerzos inauditos para terminar la guerra por esta parte.

Chile ha instalado ya su congreso y Lima habrá hecho lo mismo; los gobiernos de estos dos estados son realistas y los pueblos republicanos, así es que hay una lucha cruel y quién sabe si injusta por parte de los jefes. Iturbide ya sabrá Vd. que se hizo emperador por la gracia de Pío, primer sargento; sin duda será muy buen emperador; su imperio será muy grande y muy dichoso, porque sus derechos son legítimos, según Voltaire, por aquello que dice: El primero que fue Rey fue un soldado feliz, aludiendo, sin duda, al buen Nemrod. Mucho temo que las cuatro planchas cubiertas de carmesí que llaman trono, cuesten más sangre que lágrimas, y den más inquietudes que reposo. Están creyendo algunos que es muy fácil ponerse una corona y que todos la adoren; y yo creo que el tiempo de las monarquías fue, y que, hasta que la corrupción de los hombres no llegue a ahogar el amor a la libertad, los tronos no volverán a ser de moda en la opinión. Vd. dirá que toda la tierra tiene tronos y altares; pero yo responderé que estos monumentos antiguos están todos minados con la pól­vora moderna y que las mechas encendidas las tienen los furiosos, que poco caso hacen de los estragos.

Adiós, mi querido Peñalver, escríbame Vd. mucho, y créame su mejor amigo.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Cartas del Libertador"". (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 300-302.

Traducción