DOCUMENTO 1819. DE MEMORIA O`LEARY III. APENDICE 453. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL SEÑOR GENERAL JUAN. J. FLORES, FECHADA EN BOGOTA, 8 DE OCTUBRE DE 1828. LE COMUNICA AL GENERAL FLORES LAS NOVEDADES QUE PASAN LOS PUEBLOS POR LA MISERIA Y LE ACONSEJA QUE TOME LA DECISIÓN DE DISOLVER O CONSERVAR EL EJERCITO DEL PERU.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Bogotá, 8 de octubre de 1828

AL SEÑOR GENERAL JUAN J. FLORES.

Mí Querido Amigo:

Con mil trabajos hemos podido remitir sesenta mil pesos para ese ejército, que espero se impendan con la mayor economía para no estrechar demasiado esos pueblos. Vd. conoce lo quejumbrosa que es esa gente y la indiferencia con que miran su suerte futura. Se me ha escrito, por el padre Torres, que la miseria de los pueblos y del ejército es tal, que pudiera haber un movimiento desastroso por causa tan lamentable. Yo no sé qué hacer en circunstancias semejantes: el Perú obstinado en sus injustas pretensiones y el pueblo sin querer hacer la guerra. Muchas veces deseo disolver ese ejército, pero los intereses de Colombia se oponen a esta medida.

Ya Vd. habrá sabido lo que ha sucedido por acá con estos asesinos perversos; por lo mismo, Vd. conocerá que ni puedo marchar al Sur ni mandar los 1.000 hombres que había ofrecido. Desde luego, las cosas han llegado a tal estado que juzgo conveniente obrar conforme a las circunstancias únicamente. Por lo tanto, haga Vd. de ese ejército lo que le parezca mejor: consérvelo o disuélvalo; pero siempre de acuerdo con el general Sucre y el coronel O´Leary.

Conociendo que nuestros pueblos no presentan base para ninguna Empresa heroica o digna de gloria no me ocuparé más de sostener el decoro nacional. A esta consideración añadiré que del disgusto de esos pueblos contra las autoridades que les han exigido sacrificios, temo las mayores calamidades.

El general Sucre deberá haber llegado ya, y el nombre de este personaje, con sus relaciones en el país, podrán mitigar el encono de los agraviados con justicia o sin ella. Yo lo he nombrado, pues, para que mande en jefe ese ejército; y esté Vd. persuadido que no lo privo de la menor gloria, pues que no hay ninguna que ganar en el miserable estado de las cosas.

Diré a Vd., de una vez, que para evitarle una catástrofe doy a Vd. este sucesor.

Ni en Colombia ni en el Perú se puede hacer nada bueno; ni aun el prestigio de mi nombre vale ya, todo ha desaparecido para siempre. Sí, mi querido Flores, triste es reconocer esta verdad que no admite ya duda: nosotros no podemos ya hacer nada sino vegetar entre los sufrimientos y la adversidad. Renuncie Vd. las quimeras de la esperanza; el instinto solamente nos hará vivir, mas, casi sin objeto; ¿y qué objeto puede haber en un pueblo donde ni la gloria ni la felicidad estimulan a los ciudadanos? En fin, resuélvase Vd. a obrar como los demás y a someterse a las circunstancias. Este es el consejo que le puede dar la amistad y el único consuelo que nos queda después de perdido todo.

Y mande a su mejor amigo.

Bolívar

Traducción