DOCUMENTO 1673. BLANCO Y AZPURUA, XII, 424, O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A J. M. DEL CASTILLO, FECHADA EN BUCARAMANGA EL 8 DE MAYO DE 1828, ENALTECIENDO SU CARÁCTER Y AGRADECIENDO LA MISIVA DONDE EXPLICA SUS PENSAMIENTOS MÁS PUROS; INFORMA QUE POR AHORA EL GENERAL MONTILLA Y URDANETA MANTEDRÍAN SU POSICIÓN.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Bucaramanga, 8 de mayo de 1828.

AL SEÑOR DR. J. M. DEL CASTILLO.



Mi estimado amigo:

Mucha satisfacción he tenido al recibir la apreciable carta de Vd. del 27 de abril, en la que Vd. se extiende tan bondadosamente explicándome sus ideas y sentimientos sobre Cartagena y sus personajes. Todo el relato de Vd. es conforme a la verdad más pura y a mi persuasión más íntima. Ya yo le conozco a Vd., mi amigo, y aunque tarde me felicito de haberlo hecho alguna vez y con suma satisfacción de mí mismo; porque he encontrado un hombre verdaderamente digno y una importante adquisición para la amistad. Yo me asombro algunas veces del tiempo que hemos perdido sin conocernos. No culpo a la fatalidad sino a mí mismo de una distracción que parece muy extraña en mi carácter; porque cuando yo observo un hombre de virtud y talento, mi afecto se arroja sobre él con una inclinación irresistible, y no se tranquiliza hasta que no ha logrado el recíproco. Perdóneme Vd. esta digresión que me he creído obligado a hacer para manifestar a Vd. una vez por mil, que conociéndole perfectamente, ya son inútiles todas sus apologías, y que me causa mucha pena la que Vd. se toma para expresar sus sentimientos con respecto a los amigos y enemigos de Cartagena. Vd. dice muy bien que se previene contra sus amigos y en favor de sus enemigos; pero Vd. es mejor que Dios, porque nunca hace mal de propósito deliberado; Vd. nunca quiere condenar, y él lo hace.

Por ahora tendremos que dejar al general Montilla en Cartagena, porque el general Soublette me ha probado que no puede vivir con el sueldo que tiene; porque su familia, no pudiendo vivir allí le gasta la mayor parte de su sueldo en Caracas, y con cien pesos al mes no podría mantener una parte de su decoro como primer magistrado de aquella plaza: lo mismo dice el general Urdaneta, y ambos a dos se han arruinado últimamente con el transporte de sus familias.

¡Qué elocuente es Vd. en la pintura que hace de los demagogos convencionales! Este cuadro me los hace ver, tocar, oír y sentir. Me ha encantado el bosquejo de su maldad, así como los hórridos fenómenos producen sensaciones de espanto y admiración. Triunfe Vd., pues, de ellos y aterre si puede a esos colosos de iniquidades, para que sobre sus cenizas levantemos una nueva patria cuyos realces serán más brillantes por el contraste que éstos le dejan con sus sombras.

Si, mi querido amigo; resucite Vd. la patria, que yo considero ya muerta; siéntela Vd. sobre una columna de granito, y que su base sea tan firmemente colocada, que todos nuestros temblores políticos no puedan conmoverla.

Si Vd. logra estos prodigios, yo me suscribo a todo y abandonaré desde luego mis pensamientos dolorosos.

¡Dichoso Vd. si puede salvarnos a todos!

Mientras tanto reciba Vd. el corazón de su mejor amigo.

BOLÍVAR.

Traducción