DOCUMENTO 1654. DEL ORIGINAL, O. C. B., CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL MARIANO MONTILLA, FECHADA EN BUCARAMANGA EL 24 DE ABRIL DE 1828, RECOMENDANDO QUE SE NOMBRE A MÉNDEZ PARA EL CARGO DE POLICIA, SE CAMBIEN LAS GUARNICIONES DEL ISTMO, CARTAGENA Y SANTA MARTA Y SE RUÉGUE AL SR. UCRÓS PARA QUE LIMPIE DE SABANDIJAS LA ADUANA; INFORMA LOS MOTIVOS POR LOS QUE NO IRÁ A CARTAGENA.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Bucaramanga, 24 de abril de 1828.

Al SEÑOR GENERAL MARIANO MONTILLA.

Mi querido general:

He recibido las cartas que me ha traído Ferguson y las noticias de la prisión de Padilla y demás cosas importantes. Con respecto al negocio de policía se hará lo que Vd. quiere en favor del doctor Méndez. Ahora se le dice al señor intendente que encargue de la policía a la persona que tenga por conveniente, mientras tanto se le dirá al señor Restrepo que nombre especialmente al señor Méndez. Si el doctor Rodríguez es culpable en parte de la revolución, debe ser juzgado y suspenso desde luego, pues él no goza de excepción en estos delitos. Se le manda a examinar a Vd. el estado de la marina y proponer las reformas que sean convenientes. También se mandarán reunir las dos asesorías de marina y ejército con aumento de sueldo. Se ha mandado bajar el batallón Paya a Mompox y Vd. recibirá de Venezuela 500 soldados más, que Páez tiene la orden de mandar. Repito de nuevo que se cambien las guarniciones del Istmo, Cartagena y Santa Marta aunque sea por partes, pues de otro modo no hay seguridad alguna en las plazas.

Vd. está facultado para hacer todo lo que convenga en ese departamento y, por lo mismo, puede Vd. limpiarlo de malvados y cambiar los mandos como convenga. Al general Valdés se le da el mando militar de Santa Marta, y si acaso fuese útil, se le puede reunir el político.

Comuníqueme Vd. todo lo que haya del Istmo y dígale a Sarda que me escriba largamente siempre.

No ha venido la carta de Carmena de que Vd. me habla.

Vd. no debe estar por ninguna oferta hecha antes de las órdenes que se le han dado de juzgar a los cómplices de esa revolución de Cartagena.

Dígale Vd. al coronel Montes que estoy agradecido de su buen comportamiento, pero que estoy sentido de que haya dejado el mando a quien no correspondía.

Se ha mandado juzgar al general Padilla en Bogotá conforme a las leyes que rigen. A Vd. se le mandó juzgar conforme al decreto de conspiradores por el consejo de ministros, porque las facultades extraordinarias permiten esta innovación, pues el decreto se dio para conspiraciones ya hechas como la de Guayana, Coro y Cisneros; y los que me han aconsejado esta medida son los señores Castillo, Restrepo y Vergara, todos eminentes abogados, hombres muy prudentes y muy suaves hasta lo sumo.

Yo no he de ir a Cartagena, aunque lo deseo mucho, por los siguientes motivos: primero, me lo aconsejan los amigos de Ocaña fundándose como es natural en que mi salud va a padecer y en que Vd., autorizado, puede hacer lo mismo que yo; segundo, porque todos los odios de la república han recaído sobre mí desde el año de 13. y dicen que el aumento de esta mercancía es muy perjudicial a la república en mi cabeza, que es el objeto de todos los tiros, y si a cada uno no le toca su parte, el peso me hundirá a mí solo. A Vd. pues le toca este lote en que mostrar la energía que tanto acredita a los hombres en las revoluciones. Crea Vd. que sin ella yo no estaría en el puesto que ocupo. El que aplica paños calientes solamente, no es más que practicante y nunca sube a protomédico. Además, si Vd. ha de vivir en Cartagena, debe interesarse en su suerte; y si se va, este servicio le dará a Vd. doble importancia en Venezuela, porque sin energía no resplandece nunca el mérito, y sin fuerza no hay virtud, y sin valor no hay gloria. Todos estos refranes deben probarle a Vd. que Vd. debe ser el Cicerón de este Catilina. Más le sirvió a aquel orador un rasgo de vigor que todos los prodigios de su genio: lo llamaron Padre de la Patria por aquel servicio, y todas sus oraciones no le servían sino para ganar el pan. ¡¡¡Cuántos estímulos para que Vd. lleve esta carga. El lomo de Vd. está sin cicatrices, porque Vd. se ha librado de compromisos de esta naturaleza!!! ¿Sabe Vd. por qué lo llaman intrigante? pues sepa Vd. que es por ésto: porque el que da la cara a las cosas lleva otro nombre mejor o peor. Supongo que Vd. me perdonará esta candidez.

Dígale Vd. al intendente que represente al gobierno que, sin perjudicar en nada a la fuerza de la marina ni a los servicios que puede hacer al gobierno, se debe reducir el departamento a apostadero para ahorrar gastos en circunstancias tan urgentes. Al mismo tiempo puede Vd. representar todas las reformas que se pueden hacer a la marina con la misma mira. No sé si convendría que viniera Joly a mandar ese apostadero, pues es un militar valiente, rico y generoso, lo que contribuiría a hacerlo popular, además de sus antiguos servicios: yo me inclino mucho a esta medida; pero para ella debe coartarse las facultades y las incumbencias de los jefes de la marina, que nos arruinan con sus desórdenes. Ahora se deben hacer ver todas las llagas de ese departamento y calmarlas con cáusticos; principalmente en el ramo de hacienda. Ruéguele Vd., por Dios, al Sr. Ucrós que penetre hasta el último arcano de los fraudes, para limpiar de sabandijas esa aduana, y de broma esa bahía, y de zánganos y sanguijuelas toda la costa. Dígale Vd. que él es toda mi esperanza porque conozco su probidad y su inteligencia. Cartagena ha sido hasta ahora la pena que ha afligido mi corazón y yo deseo que en adelante sea el motivo de nuestro gozo. Ese señor Ucrós, a quien no tengo la fortuna de conocer, pero de quien tengo los mejores informes, es nuestro hombre y debemos animarlo para que nos ayude en la obra de la reforma de su patria, que es el verdadero corazón de Colombia. Vd. fue su libertador y a Vd. le toca ser su bienhechor: hágalo Vd., querido general, por la patria, por Vd. mismo y por mis ruegos.

Repito una y mil veces las gracias más expresivas a los salvadores de Cartagena y, mientras tanto, pido a Dios que le libre de la fatiga de que tanto se queja y que a mí tanto me aflige.

Soy de Vd. de corazón.

BOLÍVAR.

P. D.—Al general Valdés que no le contesto porque esta carta le puede servir de contestación en la parte que Vd. quiera leerle.

En la obra de O´Leary, XXXI, 76, se reprodujo esta tarta, según copia tomada por el propio general O´Leary, sin embargo, tiene diferencias con la original.

Esta pertenece a la familia Uztáriz Francia.

Traducción