DOCUMENTO 1651. DEL ORIGINAL, O. C. B., CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ, FECHADA EN BUCARAMANGA EL 23 DE ABRIL DE 1828, MANIFESTANDO QUE SI TRIUNFARÁ LA CANALLA QUE ROBO LA GLORIA, FORTUNA Y ESPERANZA DE COLOMBIA, SALDRA INMEDIATAMENTE DE ELLA; SUGIERE QUE SE RETIRE A VENEZUELA Y DEJE QUE EL ENEMIGO SE AHOGUE EN SU PROPIO CIENO.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

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Palabras Clave

Descripción:
Bucaramanga, 23 de abril de 1828.

AL SEÑOR GENERAL PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ.

Mi querido general:

He visto con sentimiento la carta de Vd. que me ha traído Ferguson: la de O´Leary dice poco más o menos lo mismo. Ambos me ofrecen esperanzas y buen resultado; pero yo no veo más que desaires y derrotas por parte de Vds.; los contrarios triunfan de todos modos y están erguidos llenos de la satisfacción de su causa. Vds., por ei contrario, parece que defienden un crimen, esperándolo todo de la compasión y de la humanidad. No entro en detalles comparativos ni en principios ni en resultados ni en sujetos, pues sería superfluo enumerar lo que todos saben. Vds. se van a transar con los federalistas, porque no tienen bastante fuerza para sostener lo útil y lo justo y porque la virtud es modesta y el crimen violento. Ellos triunfarán, sin duda, después de habernos robado la gloria, la fortuna y la esperanza de Colombia, y después, de habernos ultrajado de mil modos. Yo veo muy bien todo esto y, si he de decir lo que en el fondo de mi corazón pasa, lo siento solamente por la patria, pues por mí me alegro. Cada triunfo de mis enemigos me abre una inmensa puerta para salir de Colombia. Yo me iré, y a mil o dos mil leguas resonarán los alaridos espantosos de la guerra civil, y no volveré ciertamente la quinta vez a un pais de donde me han expulsado indignamente tantas veces. Así, pues, poco me importa el modo que se decrete para perder a Colombia, porque esos señores no tendrán que elegir sino entre retardos, pero no entre remedios saludables. Colombia es un caos en el cual la anarquía de tantas cabezas no hará más que confundir más y más a sus elementos. Estoy esperando la venida de Herrera para decidir definitivamente mi marcha a Venezuela, habiendo cesado ya el motivo que me retenía en esta parte con la prisión de Padilla. Quizás no volveré más, pues ésta ha sido mi primera intención desde que pensé salir de Bogotá. Sólo por complacer a mis amigos les había ofrecido ayudarlos a salvar la patria ¿pero qué patria se puede salvar en medio de tantos monstruos que lo dominan todo, cuando la virtud se llama servil y el parricidio liberal y cuando el más atroz de Los ladrones es el oráculo de la opinión y de los principios? No quiero alternar con tal canalla, no quiero servir con ellos ni un instante.

Si Vd. quiere que le dé mi opinión con respecto a Vd., le aconsejaré que se retire para Venezuela, puesto que Vd. es sospechoso porque se le supone órgano de mis ideas. Esos miserables debieran considerarle como el dedo de la providencia que quería dirigirlos a su salud; mas ya que me ultrajan y lo ultrajan a Vd., que se queden ellos con su sospecha y se ahoguen en su propio cieno. ¡Miserables, hasta el aire que respiran se lo he dado yo, y soy yo el sospechado y despreciados mis amigos y mis parientes! Está bien.

Dígale Vd. a O´Leary que tenga esta carta por suya, y que lo único que tengo que añadirle es que se venga a mi cuartel general inmediatamente que haya terminado su comisión de tomar el dinero para los diputados que lo necesiten. Yo creo que su presencia allí es innecesaria, porque persuade a esos señores que yo los necesito para alguna cosa. Yo no necesito de ellos para nada, ni de Colombia tampoco, pues que no tienen que alegarme que la voluntad pública me ha ayudado en nada, y si acaso votos impotentes solamente se han exhalado en vano. Contra la fuerza y la voluntad pública he dado la libertad a este país, y como esta gloria es mi fortuna nadie me puede privar de ella.

Tenga Vd. la bondad de decirle mil cosas de mi parte al señor Castillo, y que no le escribo porque estoy de muy mal humor, y que además Ferguson no me ha traído carta suya que contestar.

Si acaso Vds. han detenido los mensajes, preséntenlos inmediatamente, pues yo los he mandado publicar.

Digale Vd. al señor Joaquín Mosquera que no le contesto por la misma razón que al señor Castillo.

Soy de Vd. de corazón.

BOLÍVAR.

Traducción