DOCUMENTO 1646. DEL ORIGINAL, O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A MARIANO MONTILLA, FECHADA EN BUCARAMANGA AL 13 DE ABRIL DE 1828, INFORMANDO SOBRE LAS INTRIGAS QUE INFLUYEN LA GRAN CONVENCIÓN, LOS INFAMES SUCESOS DE MAGDALENA Y LA SITUACIÓN DEL GENERAL PADILLA Y PEÑA.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Bucaramanga, 13 de abril de 1828.

AL SEÑOR GENERAL MARIANO MONTILLA.

Mi querido general:

El oficial Paz entregó su correspondencia a su tiempo y lo he detenido hasta ahora por escribir a Vd., después de haber sabido los primeros momentos de la gran convención, pues Vd. debe suponer que esta noticia me interesaba y debía decidir en gran manera de algunas de mis resoluciones. Acaba de venir Wilson trayéndome la noticia de que el Sr. Castillo es presidente y que la mayoría hasta ahora está por el gobierno, debiendo aumentarse con diez miembros más que están en marcha y que tienen buenos principios. Algo han influido las intrigas, porque nos faltan treinta y cuatro diputados casi todos buenos, mas al fin contaremos el triunfo, porque el pueblo entero de Colombia se ha decidido por la buena causa.

Yo permanezco aquí mientras un gran motivo no me llame a otra parte, tanto para atender al Magdalena y a Padilla, como por estar más cerca de algunos puntos interesantes. Mucho me inquieta la ocultación de Padilla, porque un hombre desesperado es capaz de todo. Vd. debe hacerlo buscar con el mayor interés y mandarlo juzgar como corresponde. Este negocio es de mucha importancia, y si la conducta de Vd. no corresponde a las esperanzas de Colombia todo es perdido. Obre Vd. con toda rectitud, con toda justicia, con todo rigor para salvar la patria, de otro modo Vd. nos pierde, pues en sus manos está en el día la decisión más importante.

Los veinte y seis que decretaron gracias a Padilla deben responder a la gran convención de este procedimiento, pues yo le hago un mensaje sobre esto, incluyendo la representación de Vd. También hago otro mensaje sobre la exclusión de Peña bastante fuerte, pues ambas cosas son de la mayor trascendencia. La una fomenta la conspiración de Cartagena, y la otra revive la de Venezuela, y ya Vd. ve que estos son puntos algo más vitales y que no debemos descuidar ni un instante siquiera.

No hablaré a Vd. de lo que Vd. debe saber mejor que yo, pues que está más cerca de Ocaña; quiero decir, de la opinión funesta y favorable con que se ha visto allí el asunto de Cartagena, la primera la produjo Padilla, y la segunda Juan de Francisco, y Rebollo que desengañaron a muchos ilusos.

Vd. me dice que desea volverse a Venezuela porque le hacen la guerra como venezolano, y tiene Vd. razón. Yo me alegrara que Vd. quisiera encargarse de la intendencia de Maracaibo o de la de Cumaná, que tiene temperamentos análogos a su constitución; lo que Vd. resuelva sobre esto tenga la bondad de escribírmelo. Mucho haría Vd. en Venezuela por el bien de aquel país y, al fin, su nacimiento no seria un delito. Pero, por Dios, le ruego que no se vaya de Cartagena sin haber castigado esa pérfida facción. No vaya Vd. a obrar con delicadeza porque le han ofendido y porque le tachan de enemigo. Jamás daré yo oído a semejantes miserias, porque no es justo sacrificar la república a las charlatanerías maldicientes. Obre Vd., general, con resolución y cuente Vd. que yo le sostendré. La ley y la justicia están por nosotros; quiero decir, por el bien y por la patria, porque nosotros no tenemos causa sino la república. Perezca yo mil veces antes de tener miras personales ni causa propia. Yo he combatido por la libertad y por la gloria, y no por mi engrandecimiento, y este sentimiento es común a Vd. y a mis generosos amigos, que me han seguido porque he seguido la buena causa. Yo no veo en nuestros contrarios sino ingratitud, perfidia, robo y calumnia; semejantes monstruos son indignos de nuestra clemencia y debemos castigarlos, porque el bien general así lo exige. Sacrifique Vd., mi querido Montilla, todas sus delicadezas en las aras de la patria que grita por este sacrificio. Sea Vd. justo y no atienda Vd. a los clamores sediciosos y erróneos. Yo sé muy bien que siempre nos han de calumniar y cualquiera que sea nuestra magnanimidad no se apreciará sino como flaqueza. Yo estoy resuelto a salvar la patria mientras esté en mi mano su defensa, y para ello cuento con mis amigos y cuento, en fin, con el voto de la imparcialidad.

He aprobado mucho el mando del coronel Adlercreutz en Mompox para que mantenga el orden a todo trance. Para este fin puede Vd. contar con todas las fuerzas de la república.

Mande Vd. sus correspondencias a Ocaña donde hay correo semanal para venir a mi residencia, que repito será ahora aquí como el lugar proporcionado para todo.

Yo deseaba ir a Cartagena, pero de Ocaña me han escrito que no es necesario, sin embargo, lo haré si Vd. lo cree útil.

El señor Castillo está muy reconciliado con Vd., me escribe de un modo satisfactorio.

Déle Vd. las gracias al Sr. Ucrós, a Montes y a los demás jefes que se han portado tan noblemente en estas circunstancias.

Quisiera hablar a Va. de mil otras cosas sobre las cuales me habría extendido si hubiera empezado mi carta días ha; pero en este momento, que estoy apresurado para despachar a Paz, no me ocurre nada más que lo dicho. Por otra parte, ¿qué puedo yo añadir? Vd. tiene facultades extraordinarias, conoce la decisión del gobierno y le sobran medios para salvar ese departamento de la destrucción. Vd., pues, hará lo mejor como lo espero con toda confianza.

Soy de Vd. su amigo de corazón más que nunca.

BOLÍVAR.

P. D.—Al general Valdés que no le contesto su carta porque estoy ocupado y debe tener esta por suya.

Traducción