DOCUMENTO 1645. MEMORIAS DE O´LEARY. III, APÉNDICE, 205, O. C. B., CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A DANIEL FLORENCIO O´LEARY, FECHADA EN BUCARAMANGA AL 13 DE ABRIL DE 1828, PROCURANDO NOTICIAS SOBRE LA INSTALACIÓN DE LA GRAN CONVENCIÓN Y LA FACCIÓN DE MAGDALENA.

Sección
34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B.

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Palabras Clave

Descripción:
Bucaramanga, 13 de abril de 1828.

SEÑOR CORONEL DANIEL F. O´LEARY.

Mi querido O´Leary.

Al fin llegó Wilson trayéndonos la importante noticia de haberse instalado la gran convención, presidida por el señor Castillo. Mucho anhelábamos por saber esta victoria, que aunque no es decisiva, a lo menos, nos ha ahorrado la afrenta de una derrota. Si no me engaño, hemos de ganar terreno de día en día, como Vd. dice en su última carta. De aquí va el doctor Valenzuela, que ya está bueno y se muestra muy adicto; el señor Peña, de Mérida, también ha llegado, y los ocho diputados que faltan del Sur nos darán una mayoría decisiva. Además, los facciosos no pueden dejar de perder la poca opinión que tienen, porque su conducta debe disgustar generalmente a todo imparcial, o mejor diré, amigo del bien. Convengo con Vd. en las ventajas de su organización. La pérdida de Ramírez y de Peña son muy importantes; sin embargo, deben instar por su admisión luego que haya mayoría decidida.

Mucho he celebrado que los señores Mosquera se conduzcan tan bien; me hacía penar el alma la fría circunspección de Joaquín, a quien estimo con el mayor respeto.

El general Briceño, y Aranda están un poco descontentos, porque tienen mucho que combatir para triunfar. En el último caso, harán muy bien en adoptar el partido que propone Aranda, de retirarse antes que sancionar la ruina de la república.

El general Santander me pide garantías y aun pasaporte, y no dejaré de aprovechar la oportunidad para hacerle sentir su miseria.

Veinte y nueve mil pesos pedí a Barinas para auxiliar al Magdalena; de ellos tomará Vd. para ayudar a los diputados que lo necesitan. De oficio irá la orden.

Yo estaré aquí mientras ninguna necesidad me llame a otra parte. La ocultación de Padilla me tiene inquieto, y debo estar pronto a ocurrir donde sea preciso, pues mi presencia siempre es útil en tales casos. Yo he puesto en movimiento a toda la república contra este faccioso. Déle Vd. las gracias al señor Juan de Francisco, a Gori y a Hermoso por su celo admirable. Me aseguran que se portan con mucha osadía contra los malvados. También el señor Castillo ya se está templando, según la carta que me escribe. Espero que su moderación nos ganará muchos amigos, y que él los conservará por su firmeza.

Auxilie Vd. al coronel Adlercreutz con sus avisos a Mompox. No sé que hacer con respecto a Montilla ni a Cartagena, porque ya el general Córdoba sabe que Montilla lo ha pedido, y este general está resentido porque no lo han mandado; y, por otra parte, el señor Castillo me insta sobre Soublette, que de ninguna manera quiere separarse de mí, y que no tiene bastante energía para ir a cortar tantos lazos como le habían de tender nuestros enemigos. Y yo no quiero disgustar al señor Castillo en negocios de Cartagena, porque sé que es una niña bonita. Mientras elijo y consulto, corre el peligro, y Montilla toma medidas para castigar aquellos facciosos.

Por todas partes recibo noticias satisfactorias del estado de las cosas; tan sólo Ocaña y Cartagena se hallan maleadas.

Esos secretarios de la gran convención deben removerse cada quince días, y salir de ellos; pero Vd. ordene a Muñoz en el acto que salga de la secretaria, que venga a mi cuartel genera), para lo cual incluyo la orden de oficio.

Escriba Vd. todo lo que tenga por conveniente a Cartagena, por medio de este oficial portador, que es conducto seguro. Ilustre Vd. al comandante Bolívar sobre su comisión, porque Vd. lo conoce, y temó mucho que haga alguna tontería.

Remito a Vd. dos mensajes para la gran convención, que debe Vd. presentar cuando tengamos una mayoría segura, porque de otro modo sería darles triunfos a esos señores. Lo que Vd. resuelva escríbaselo al señor doctor Peña, a quien yo escribo, hablándole de mi mensaje. Vd. verá lo que les digo a los señores Castillo, Briceño y Aranda. Aquellas cartas pueden servir a Vd., como esta a esos señores, a fin de que se instruyan de todo, sin repetir las mismas cosas, que hacen perder tiempo y fastidian.

Hemos entablado correos semanales para que Vd. nos escriba con regularidad y con frecuencia. Entiéndase Vd. con el administrador de correos, para no perder ocasiones.

No he leído el discurso de Soto por no molestarme; pero lo haré mañana y lo mandaré publicar en Bogotá, para satisfacción de los carmelones, que están muy cabizbajos en Bogotá y medio muerdos en el resto de la república. Había pensado poner posdatas a las cartas que escribo a mis amigos, y no lo hago, contando con que Vd. les dirá que nada de nuevo me ha ocurrido para ellos, después de la llegada de Wilson. También el tiempo urge, es algo tarde, y nos esperan para un baile que nos da el pueblo, por la presidencia del señor Castillo, según dicen.

Soy de Vd. su amigo de corazón.

BOLÍVAR.

Traducción