DOCUMENTO 9673 : OFICIO DE TOMÁS DE HERES PARA EL SEÑOR MINISTRO JOSÉ SÁNCHEZ CARRIÓN FECHADO EN EL PUEBLO DE REYES EL 7 DE AGOSTO DE 1824, PARA ANUNCIARLE, DE ORDEN DEL LIBERTADOR, LA VICTORIA OBTENIDA POR EL EJÉRCITO UNIDO, EL 6 DE AGOSTO, EN LA PAMPA DE JUNÍN .

Sección
27) Período (02MAY AL 31AGO 1824) Correspondencia Oficial

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Palabras Clave

Descripción:
Reyes, 7 de Agosto de 1824.

Al Señor Ministro : José Sánchez Carrión.

De superior orden de S.E. el Libertador, tengo la satisfacción de anunciar a V.S. que ayer a las cinco de la tarde ha sufrido el ejército español una terrible humillación en las llanuras de Junín, dos y media leguas de este lugar [ 1 ]] La caballería, con cuya fuerza contaban principalmente los enemigos para someter el Perú a la dominación española, ha sido batida de tal modo, que no volverá a presentarse en el campo de batalla.

Informado S.E. de que los enemigos habían venido a buscarnos con toda su fuerza reunida, se puso en marcha con el Ejército Libertador desde Cochabamba, con el fin de comprometer una batalla decisiva. Entre tanto, los enemigos que se habían avanzado hasta Pasco, volvían sobre sus pasos a marchas forzadas, en consecuencia de las noticias que tuvieron de la dirección que seguía el ejército. S.E. contaba con forzarlos a una acción formal, situándose a su retaguardia por el camino que ellos debían llevar a Jauja; pero la precipitación con que marchaban, les proporcionó la dichosa casualidad de llegar y aun pasar del punto en que debíamos encontrarnos algunas horas antes que nuestro ejército, que tuvo que hacer una jornada larga y por un terreno escabroso y difícil. En este estado, observando S.E. que los enemigos continuaban sin cesar su retirada, y considerando, por otra parte, que se escapaba de entre las manos la ocasión de terminar de un golpe la penosa campaña en que nos hallamos, y decidir la suerte del país, resolvió adelantarse con la caballería al trote, mandada inmediatamente por el intrépido general Necochea, y situarla en. la misma llanura que ocupaban los enemigos, esperando que los que nos habían buscado tan resueltamente aprovecharían la ocasión que se les presentaba de lograr sus deseos, o que viendo nuestra fuerza de caballería sobre ellos, comprometerían una acción para salvar el todo de su ejército.

Sea correspondiendo a estos cálculos, o por una ciega confianza en su caballería, los enemigos cargaron la nuestra en una situación bien desventajosa para nosotros: el choque de estos dos cuerpos fue tremendo, al fin, después de diferentes conflictos, en que ambas partes lograban la ventaja, la caballería enemiga, aunque superior en número y mejor montada que la nuestra, fue completamente desordenada, batida y acuchillada hasta las mismas filas de su infantería, que durante la acción continuaba en marcha hacia Jauja, y se hallaba muy lejos del campo cuando aquella se decidió. Nuestra caballería ha mostrado un arrojo que mi pluma no alcanza a expresar, y que sólo puede concebirse recordando los signos heroicos.

El resultado de esta brillante jornada ha sido el de 230 muertos en el campo de batalla, entre ellos 19 jefes y oficiales, más de 80 prisioneros, muchos heridos y una infinidad de dispersos. Se han tomado más de 300 excelentes caballos aperados, y el campo de batalla está cubierto de toda clase de despojos. Por nuestra parte hemos tenido fuera de filas 60 hombres muertos y heridos: entre los primeros al capitán Urbina, de Granaderos a Caballo, de Colombia, y al teniente Cortés, del primer regimiento de caballería del Perú: entre los segundos al bizarro general Necochea con siete heridas, aunque ninguna de cuidado, al señor coronel Carvajal, de Granaderos a Caballo de Colombia, al comandante Sowersby, del segundo escuadrón del regimiento del Perú, al sargento mayor Felipe Braun y al capitán Peraza, ambos de la caballería de Colombia, el primero y los últimos levemente, y el segundo de alguna gravedad: entre la tropa hay pocos de riesgo.

Ayer se hubiera concluido la guerra del Perú, si la infantería enemiga no hubiera continuado incesantemente en marcha al trote, y si la nuestra hubiera podido volar como era necesario para alcanzarla, porque todos ardían en deseos de destruir a los enemigos. Estos han quedado enteramente escarmentados, y su terror llega al extremo de que desde la madrugada de ayer no han dejado de marchar ni aun de noche. Mañana continúa el ejército sus operaciones y me lisonjeo de que muy pronto fecharé a V.S. mis comunicaciones desde el valle de Jauja.

Felicito a V.S. y a todo el Perú por el suceso de ayer, que por ser el primero de la campaña presagia los más felices resultados. La tierra de los Incas, regada con la sangre de sus opresores y de los oprimidos ofrecerá muy pronto bellos campos en que se extienda el árbol precioso de la libertad, y muy pronto los vencedores de 14 años no dejarán a estos desgraciados habitantes sino los recuerdos de los horrores que han cometido mientras la fortuna los ha lisonjeado. Quiere S.E. que estas noticias las haga V.S. circular a todos los pueblos y autoridades del país.

Dios, etc.

Día de Boyacá en Reyes.

[TOMÁS DE HERES].

* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O´Leary. Tomo 37, folios 80 recto- 83 recto. Antes del nombre del destinatario se escribió: ""7 de Boyacá 1824"". Este oficio también se halla en Memorias del General O´Leary, Tomo XXII, pp. 420- 422, y en vez del lugar y de la fecha de emisión se escribió, al final ""Día de Boyacá en Reyes"", con alusión al 7 de agosto de 1819, cuando Bolívar obtuvo victoria en Boyacá (Departamento de Boyacá, República de Colombia).

NOTAS

1) Una legua era equivalente a 4.200 metros

Traducción