DOCUMENTO 1493. DE UNA COPIA. O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A JOSÉ FERNÁNDEZ MADRID, FECHADA EN BOGOTÁ EL 13 DE NOVIEMBRE DE 1827, MANIFESTANDO PENA POR LA MUERTE DEL SEÑOR CANNING; INFORMA QUE LA PROCLAMA DE JUNIO HA DESTRUIDO LAS DISENSIONES DE COLOMBIA Y QUITO; RESPECTO A LOS TRATADOS CON LAS POTENCIAS EUROPEAS ADVIERTE QUE NO SE PUEDEN EJECUTAR OPERACIONES DE TAL TRASCENDENCIA SIN EL DICTAMEN DEL CONSEJO, POR TANTO ESPERARÁ LA REUNIÓN DE LA GRAN CONVENCIÓN PARA SABER QUÉ DIRECCIÓN TOMARÁ LA REPÚBLICA.

Sección
33) Período (01ENE AL 28DIC 1827) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Bogotá, 13 de Noviembre de 1827.

SEÑOR JOSÉ FERNÁNDEZ MADRID.

Mi Querido Amigo:

He tenido la satisfacción de recibir una carta de Vd. de 10 de agosto poco después de la muerte del señor Canning. Este suceso lo hemos sentido aquí como debíamos, y, por mi parte, he hecho las demostraciones que eran compatibles con el decoro nacional. Mi corazón ha quedado con mayor dolor que el que he mostrado, pues el género humano debía marchar a su perfección, y ha recaído como al principio del siglo con la elevación de Napoleón al trono de Francia. En fin, la suerte no quiere que los hombres sean libres.

Ya Vd. sabrá que mi proclama de junio ha destruido las disensiones de Colombia: partió, llegó y venció más pronto que César: primero, en Bogotá, a la víspera de otra conspiración; segundo, en Quito a la víspera de otra conspiración; y últimamente, en Guayaquil, donde a los veinte días de llegada destruyó una rebelión militar y política ya consumada.

Diré a Vd. en respuesta a lo que Vd. me dice de tratados con respecto a esas potencias europeas que, como estoy obrando muy constitucionalmente, no puedo sin dictamen del consejo mandar ejecutar operaciones tan graves y de tanta trascendencia; y que el consejo ha sido de opinión que no se hagan tales tratados. Y, en verdad, aquí estamos de tan mala gana de hacer nada importante, que más bien queremos esperar la reunión de la gran convención para saber qué dirección tomamos en toda la república. Yo casi no tengo ganas de comprometerme en ninguna cosa, porque como nada ha de durar, es inútil obrar. En fin, bien pronto sabremos a que atenernos. Mientras tanto, reciba Vd. las gracias que le doy por los pasos que Vd. está ejecutando en obsequio de mi recomendación sobre las minas.

En este momento recibo las apreciables de Vd. de 20 de junio y 14 de julio. El señor Restrepo me dice que ya se le ha dado orden para que Vd. reciba su sueldo corriente.

He recibido el ""Guatimoc"" con el mayor gusto, porque veo en él un monumento de genio americano: pero diré a Vd. lo que siento sin ser poeta: hubiera deseado más movimiento y más acción en la escena. Generalmente hablando, el pueblo no gusta de acciones tan sencillas, que dan tan poco a trabajar al pensamiento que desea divertirse en su propia curiosidad y en el efecto de la catástrofe c´est trop uni..

Adiós, mi querido amigo, créame de Vd. muy sinceramente su mejor amigo.

BOLÍVAR.

Parece que el Dr. Madrid reconoció como justa la crítica literaria que lo hacia el Libertador, pues al publicar sus poesías dijo, en conclusión, en el prólogo de ellas :

""Sea lo que fuere, aseguro al público que si alguna vez cediese yo de nuevo a la tentación de componer una tragedia, trabajaría, por decirlo así, más a mis anchas, y sobre un plan muy diferente del de ""Átala"" y ""Guatimozín"".

Más no es este un punto sujeto a conjeturas. El mismo Dr. Madrid contestando a la presente carta y a otras que acababa de recibir del Libertador, le decía desde Londres con fecha 13 de febrero de 1828, lo que se copia a continuación:

""Juntas he recibido cinco cartas de Vd. que son del 27 de setiembre, 7 y 14 de octubre y 6 y 13 de noviembre del año anterior. Las he leído con mucho placer. Reciba Vd. las más cordiales gracias por la bondad con que Vd., en medio de sus multiplicadas y gravísimas ocupaciones, se toma el trabajo de escribirme aun con más frecuencia de lo que yo me prometía"".

En seguida discurre el Dr. Madrid muy extensamente sobre los asuntos públicos mencionados en las citadas cartas, da cuenta de los que estaban a su cargo y, con afabilidad y modestia que le eran características, agrega en conclusión:

""De tan graves asuntos voy a descender hasta ""Guatimoc"". Vea Vd. qué salto, o más bien, qué caída! Vd. dice que no es poeta y yo siempre he creído que Vd. es poeta, aunque no haga versos. Tampoco los hacía Demóstenes y era gran poeta. Cicerón era mal versificador y admirable poeta. Nada tengo que responder a Vd. en defensa de mi tragedia. Vd. me ha dado en cinco chorros, como dicen los galleros de esa capital. Cuando yo dediqué en La Habana algunos ratos de la noche al ensayo de ""Átala"", y después al de ""Guatimoc"", estaba enteramente preocupado en favor del nuevo sistema trágico italiano, que quiere que la acción sea simplísima, que no haya intriga, incidentes y en fin, que todo vi efecto de la tragedia haya de deberse por decirlo así, a la fuerza del diálogo. Item, yo me figuré que sería profanar la majestad de la historia el mezclar con ella alguna fábula, y pretendí, en consecuencia, formar una tragedia de un asunto, que aunque trágico no era tragediable, y que solo me ofrecía por héroes una víctima maniatada y unos cuantos verdugos por el estilo de Boves y Morales: ¡Qué personajes tan dignos de Melpómene! No me resta, pues, sino rogar a Vd. que me dispense el haber puesto su nombre al frente de una obra tan mediocre, para no decir tan mala. Cuando tenga humor para hacer versos, porque le confieso a Vd. que lo he perdido, he de esforzarme por volver por mi crédito"".

Esta nota merecería calificarse de excesivamente larga y aun de pueril, si solo se atendiese al valor o demérito del ""Guatimoc""; pero considerada como medio de dar a conocer la ingenuidad con que se trataban el Libertador y el Dr. Madrid, y como testimonio de la exactitud con que aquél juzgaba hasta en las materias más extrañas a su vocación, podrá estimarse no sólo excusable, sino quizás también digna de alguna atención.—Serrezuela, 1870.—Pedro Fernández.

Traducción