DOCUMENTO 1133.—DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR AL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTADER, FECHADA EN LA MAGDALENA, LIMA, PERÚ, 13 DE JUNIO DE 1826, INFORMANDOLE SOBRE LA PRESENCIA DE UN ESPÍA EN EL ISTMO DE PANAMÁ Y LAS MEDIDAS QUE TOMARÁ CONTRA LOS CONSPIRADORES.

Sección
32) Período (02ENE AL 31DIC 1826) O.C.B.

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Magdalena, 13 de junio de 1826.

A S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.

Mi querido general:

Devuelvo a Vd. el oficial que me trajo los pliegos de la reelección de Vd. y la mía. Un buque va expresamente a llevarlo a San Buenaventura y tiene orden de marchar volando a Bogotá a llevarle a Vd. estas comunicaciones: ellas son de un interés inmenso pues son relativas a los proyectos hostiles de los españoles contra nosotros.

Un coronel llamado Juan Bermúdez, salido de La Habana por orden del gobernador Vives y Morales, salió de aquella isla para el Istmo con orden de que examinase el país y levantase un plano de él, con la mira de hacer una incursión por aquella parte con 6.000 hombres, para llamarme la atención, mientras que una expedición de 8.000 hombres debía ir sobre La Guaira y Venezuela. Este espía se ha hallado en el Istmo casi reconocido por tal, y a nadie le ha ocurrido echarle mano a sus papeles y obligarle a confesar el objeto de su misión. Por el contrario, lo ha favorecido el general Valero, y los mismos oficiales que lo han conocido godo se han retractado por hacerle favor. Todo a beneficio de la masonería y de cuarenta mil pesos que prodigó allí con estos señores. Valero lo ha recomendado como un pobre muchacho sabiendo que tenía tanto dinero. Estoy seguro que Valero está complicado en esta iniquidad y, por lo mismo, debe ser quitado del Istmo y expulsado del servicio. En fin, el Istmo está muy mal servido y lleno de godos. Las tropas que están allí deben partir para Cartagena o Venezuela y yo mandaré el reemplazo; y yo creo que Vd. debería mandar a Venezuela todas las tropas que pudieran marchar por tierra para que no sean interceptadas por mar. Y esto mismo voy a decirle al comandante general del Istmo y de Cartagena, pues yo no dudo que los españoles están resueltos a continuar la guerra contra nosotros. Yo mandaré dentro de tres o cuatro meses 2.000 hombres al Istmo, y si fuere preciso los mandaré antes, para que Vd. pueda disponer de los cuerpos que están en el Istmo.

En este estado ha venido el coronel Bermúdez y he hablado muy largamente con él. El parece que no sabe positivamente el plan de campaña de los españoles y, por lo mismo, no puede afirmar sus operaciones; pero no duda que me quieren llamar la atención por el Istmo para que yo no vaya a Venezuela, que es a la que quieren atacar y donde tienen partido Morales, López y sus compañeros. Diré a Vd., de paso, lo más que he podido sacar además de la declaración y esto mismo comunico al Istmo en los términos siguientes:

""Si en el acto Vds. no toman las más extraordinarias y sagaces determinaciones se pierde el fruto de tan importante descubrimiento. Por supuesto, que los del buque que lleva este pliego van a dar parte a los interesados de los rumores que hayan corrido sobre la prisión de este espía. Espinar puede escribir igualmente al Istmo dándole parte a alguno de sus amigos, pues él está´ iniciado en el secreto. Así, pues, el intendente y el comandante general de ese departamento deben tomar en el acto las medidas más eficaces á fin de proveer a todo sin andarse con muchos cumplimientos. El primero que debe salir del Istmo es Valero; los oficiales que se han retractado deben ser presos; lo mismo que Feraud y su hermano, que es espía últimamente venido de La Habana. Un tal Casis, los clérigos comprometidos en esto, y todos los cómplices deben ser presos e interrogados con la mayor sagacidad.(*) La casa de Chappel y los buques de esa casa americana de Baltimore deben ser aprehendidos. En una palabra, Vds. deben tomar todas las medidas imaginables a fin de lograr un fin satisfactorio. Don Juan Bermúdez dice que no sabe a punto fijo si el plan de campaña de los españoles es éste; que él lo infiere solamente por las instrucciones que ha recibido, pero que está cierto de que iban a atacar a Colombia, porque nadie pensaba en expedición, sino los oficiales y jefes expulsados de Colombia; que nuestras costas deben estar cubiertas de espías y que le dijeron que les iban a mandar; que el Istmo está muy mal servido y muy mal mandado; que si lo atacan lo toman; que nadie ignoraba que él era espía y no se atrevieron ni a tomarle sus papeles, a pesar de que cada día caía en nuevas contradicciones y hacia cosas extraordinarias; que el intendente es un miserable que lo amenazaba por una parte y por otra lo convidaba a comer a su casa; que Feraud sabe todo, y a pesar de esto trabajaba porque lo expulsasen a fin de ponerse a cubierto; que el país es muy patriota excepto los individuos que ha nombrado. Añade que los españoles contaban con 14.000 hombres; pero que esperaban 9 ó 10.000 hombres más que debían haber hecho la expedición antes de ahora; que cree que hayan recibido en La Habana sus comunicaciones en que avisaba mi marcha con un ejército para aquella isla y que por eso quizás no la han mandado; que 1.500 colombianos que están en la isla junto con Morales y López están instando por la expedición, confiados en que tienen mucho partido en Venezuela, y que con 3.000 hombres basta para tomar aquel país porque cuentan levantar 6 u 8.000 godos. El mismo Bermúdez parece convencido de esta ilusión y manifiesta ser un godo cerrado y sin arrepentimiento, orgulloso y vano. Yo he obtenido todo esto a fuerza de terror, pues le hice decir que lo iba a fusilar y le mandé poner dos pares de grillos si no decía la verdad; pero que lo perdonaría si me confesaba el objeto y miras de su misión. El debía sostener una revolución si podía lograrlo con doscientos cincuenta mil duros que pusieron a su disposición. Esta suma prueba:

(*) En la carta a Briceño Méndez de 14 de junio, que va a continuación y trata en los mismos términos del mismo asunto, dice así: ""Un tal Casis, los oficiales comprometidos en esto, y todos los cómplices deben ser presos e interrogados con la mayor sagacidad"".

En el expediente no figuran clérigos, parece error del amanuense.

primero, que La Habana tiene dinero; segundo, que efectivamente se piensa en nuevas empresas; y tercero, que lo que se ha hecho en el Istmo se hará en Cartagena, Santa Marta, Maracaibo, Coro y demás puertos de la costa. Yo no dudo que levantarán contra nosotros a la gente del pueblo para destruirnos. Bermúdez asegura que él no tenía nada que hacer en el Perú; que a él no se le dio comisión para esto y que otro sería el encargado de este ramo. Yo mismo he tomado esta declaración a Bermúdez después de tres que ha dado. La primera le era enteramente favorable sin confesar la verdad: las otras dos están conformes con lo que llevo dicho. Yo deseo que Vds. manden a Cartagena uno o dos batallones de los que están allí, pues yo mandaré su reemplazo inmediatamente. No dudo que el vicepresidente mande tropas a Venezuela, pues así se lo indico. En estas circunstancias es una locura que el gobierno civil esté separado del militar, tal demencia no le ha ocurrido a nadie, por lo mismo debe refundirse semejante división de mando. Tenemos las manos atadas cuando el enemigo las tiene sueltas. Por esta razón Bermúdez no comprende como puede existir un estado tan mal servido. Me ha llenado de rubor (*) todo lo que me ha dicho"".

Hasta aquí alcanza la carta que he escrito al general Carreño y otro tanto y más he dicho al general Briceño, a Gual, al intendente, del departamento y últimamente mando un oficial a Panamá a que lleve todos estos avisos y les hable a esos señores en mi nombre. En la segunda declaración que ha dado Bermúdez verá Vd. que el americano Chappel desembarcó mil escopetas por Chagres. Esta operación indica la facilidad con que se pueden hacer otras de igual especie y de más entidad, y así, yo recomiendo a Vd. que haga tener la mayor vigilancia sobre estos americanos que frecuentan las costas: son capaces de vender a Colombia por un real y la tuvieran. (**)

Me parece que fuera muy conveniente y útil a nuestra tranquilidad que Vds, hicieran correr la voz de que yo voy al Istmo con 12.000 hombres a hacer una expedición contra La Habana. No es difícil conocer el objeto de esta política.

Ayer hemos tenido la noticia de que en Chiloé ha habido una revolución y han proclamado a O´Higgins por director supremo. Se asegura que en Valdivia y Concepción ha sucedido otro tanto. La de Chiloé no deja duda. Parece, pues, inevitable la caída completa de Freiré y el triunfo de O´Higgins, del cual me alegraré infinito por muchas razones. Desde luego que lo primero que hará el nuevo gobierno será mandar sus diputados al Istmo, y luego se unirá a nosotros en principios y en política.

Soy de Vd. Amo. Amigo.

Bolívar.

(*) En el archivo de Santander (XV, 8) dice saber por rubor. No señalamos otros errores análogos. Solamente queremos hacer constar que en nuestras reproducciones se ha puesto el mayor cuidado posible.

(**) Así está en el original.

Los presuntos cómplices del espía Bermúdez o Santander, fueron James K. Chappell, comerciante natural de Baltimore, llegado a Panamá en el mismo buque en que vino Bermúdez; un tal Casis, y el cubano Luis María Feraud, cuyo hermano Juan Bautista Feraud, era comerciante en Panamá. El tal Bermúdez resultó un embustero. Véase la correspondencia del intendente, y la del comandante general del Istmo, mayo a julio de 1826, en el archivo de Bolívar, sección de J. de Francisco Martín, tomo XXIII.

Traducción