DOCUMENTO 1237. COMUNICACIÓN DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR DIRIGIDA AL SECRETA­RIO DE LA GUERRA DEL GOBIERNO GENERAL, FECHADA EN EL CUARTEL GENERAL DE MOMPOX A 27 DE FEBRERO DE 1815, EN ANGUSTIOSA APELACIÓN A SU AUTORIDAD PARA RESOL­VER EL PROBLEMA DE CARTAGENA.*

Sección
6) Período (20SEP 1814 AL 08MAY 1815) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Ciudadano Secretario de la guerra del Gobierno general.

Al fin he recibido la misión que el Gobierno de Cartagena dirige cerca del Soberano Congreso; y cuando yo esperaba, como el iris de paz, al enviado que suponía autorizado para transar conmigo las diferencias y acordar la cooperación que tanto[ 1 ] he solicitado de su comitente, hallo que sus facultades son ningunas, y lo que es más, descubro un fondo de mala fe, que me hace temer un rompimiento casi inevitable.

Las miras únicas de aquel Gobierno son paralizar mis operacio­nes, entreteniéndome mientras la plaza de Cartagena se provee de víveres y hace algunas reclutas. El ve que de este modo mis tropas perecen de fiebre, los fondos del ejército se consumen, el soldado nuevo se cansa de sufrir y deserta; la opinión pública, que tenía fundadas sus esperanzas en mí para terminar la guerra de Santa Marta, decae al verme en inacción; y el partido, en fin, de Carta­gena prevalece. Yo temo mucho este resultado, porque estoy pal­pando las causas que lo han de producir, y no siento aplicar el remedio para impedirlo. Otras veces he insinuado a VS. lo que juzgo conveniente para atajar males de tal tamaño; pero repetiré que si el Gobierno general no viene a cortar por sí mismo la dis­cordia, es indispensable emplear la fuerza, aunque quizás sin fruto. Yo he aplicado[ 2 ] toda la prudencia y moderación posible, y nada he conseguido, ni creo que consiga más el comisionado del Gobierno general. Sin embargo, para dar la última prueba de mi amor a la paz, he enviado ayer para Cartagena a mi Secretario ciudadano Rafael Revenga, con las instrucciones y poderes necesarios para que trate con el Gobierno, a fin de que se me presten los auxilios y se pongan de acuerdo conmigo para arreglar mis operaciones. Aguar­do impaciente la respuesta.

Si Cartagena se hace sorda a la voz del deber, nuestro ejército se destruye indefectiblemente, porque nuestras operaciones serán muy lánguidas a causa de que nos faltan municiones, armas y hasta hom­bres (porque la fiebre nos quita por lo menos la mitad del ejérci­to). También la escasez de dinero contribuirá a nuestra ruina, pues apenas tendremos para el mes que viene, porque los gastos hechos en los Batallones de Tunja y Mompox, han consumido mucha parte del que traje en el ejército; estaban desnudos y ha sido pre­ciso vestirlos; se les debía todo su haber, y los he satisfecho. En una palabra, si por amistad no logramos reducir a Cartagena, nuestra pérdida es casi inevitable; los enemigos nos tomarán la espalda cuando nosotros nos internemos hacia la plaza, y seremos envueltos por todas partes; y si nos quedamos en la inacción nos destruimos más seguramente, porque todo, todo, todo tiende directamente a la disolución. El caso es extremo, y no hallando otro medio de evitarlo ha ido mi Secretario con facultades de someterse a todo, de ofrecer mi amistad y obediencia a todo el mundo, para sacar un partido y evitar la guerra. Si la tenemos, no hay duda, todo es perdido.

Mi comisionado lleva cartas de recomendaciones para cuantas personas tienen poder e influencia en Cartagena. El es amigo del Comandante de la plaza Mariano Montilla[ 3 ], que es el autor de nuestras calamidades actuales y que será siempre el autor de todas las destrucciones, porque él es, permítaseme la expresión, un disol­vente universal. Castillo[ 4 ], Cortés[ 5 ] y su partido entero son muy in­feriores en intriga y malignidad al Comandante Montilla. Su pro­pio hermano Tomás[ 6 ] no ha entrado en sus proyectos y está sirvien­do con nosotros; observe V.S. por esto cuan escandalosa será la conducta del ciudadano Montilla[ 7 ].

Se me quiere atribuir despotismo en Venezuela, siendo yo Dic­tador y en medio de la anarquía; parece, pues, consecuente que la conducta de mis detractores debía ser regular, y no violenta y ar­bitraria, mucho menos, no siendo más que subalternos; pues atien­da V.S. a estos hechos. Los Piñeres[ 8 ], Cordón[ 9 ], Ángulo [ 10 ] y varios oficiales de Venezuela son arrojados sin forma de proceso, desti­tuidos y difamados. Otros oficiales de Cartagena misma, han sido vilipendiosamente tratados por Castillo y Cortés. El primero arran­có la charretera a un oficial por haber vendado a un parlamentario suyo, y lo ultraja en medio de la plaza pública de Cartagena, delan­te de las tropas; y Cortés mete en el cepo a un oficial, y atrepella con su caballo a otro. El Secretario de Castillo, Capitán Galindo [ 11 ], es enviado a Bocachica[ 12 ], porque en conversación con el Gobernador Gual[ 13 ], desaprobó la colección de firmas que se estaba ha­ciendo para pedir a Castillo de General. Castillo viola el correo y abre la correspondencia; dice altamente que no hay más Constitu­ción que su autoridad; desobedece al Gobierno general, y emplea todas las artes perversas para destruir mi ejército; ¡un ejército de hermanos, de héroes, de víctimas, de libertadores, digno en fin, de arcos y laureles! ¡Ah! esta suerte es bien injusta; pero el Gobierno puede evitarla.

Dios guarde a V.S. muchos años.

Cuartel General de Mompox, febrero 27 de 1815.-5°.

SIMÓN BOLÍVAR

[Nota al margen:} Santa fé, 18 de marzo de 1815. Que se aprueban las medidas que indica, y que se aguarda el resultado de la misión de Revenga y Marimón. (Hay tres rúbricas). Rodríguez. (Rúbrica), fho. en id.

* Del original. Archivo del Libertador, Vol. 22, folios 96-97. La firma y rúbrica de Bolívar son autógrafas. El cuerpo del documento es de letra de Pedro Briceño Méndez. La nota marginal es de amanuense no identifi­cado; la firma y rúbricas son autógrafas.

NOTAS

1) Se escribió ""tantos"" y se tachó la s final.
2)
Se escribió primero ""empleado"" pero luego con otra tinta se corrigió encima ""aplicado"".
3)
Mariano Montilla. Véase la nota principal del Doc. N° 101, en la Correspondencia Personal.
4)
El Brigadier Manuel del Castillo y Rada.
5)
Manuel Cortés Campomanes.
6)
Sobre Tomás Montilla véase la nota 10 del Doc. N° 97 en la Correspondencia Personal, y la nota principal del Doc. N° 712, en la Correspondencia Oficial.
7)
Se refiere en este caso a Mariano, no a Tomás.
8)
Sobre los hermanos Gutiérrez de Piñeres (o Piñérez), véase la nota 4 del Doc. N° 1.202.
9)
Se refiere al sacerdote colombiano José Cordón, quien era miem­bro del Cuerpo legislativo de Cartagena durante los acontecimientos de fines de 1814 y comienzos de 1815. Junto con otros fue expulsado de Car­tagena al entrar a la plaza las fuerzas del Brigadier Castillo. Pasó luego a Haití, donde vivía aún hacia 1818. Tradujo del francés al castellano la obra de Marmontel, “Historia de la Destrucción de los Incas”.
10)
Antonio Ángulo, uno de los caudillos del pueblo de Cartagena que impulsaron la proclamación de la Independencia absoluta. Fue miembro de la Convención Constituyente de 1812 y más tarde de la Legislatura del mismo Estado.
11)
Capitán Galindo. Entre los varios oficiales de ese apellido no he­mos podido precisar de cuál se trata.
12)
Uno de los fuertes de la plaza de Cartagena, que servía de prisión.
13)
Pedro Gual.

Traducción