DOCUMENTO 8334 OFICIO DE JOSÉ D. ESPINAR PARA EL SECRETARIO DE MARINA Y GUERRA DE COLOMBIA, FECHADO EN TRUJ1LLO EL 22 DE DICIEMBRE DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR, LE COMUNICA LAS CIRCUNSTANCIAS POR LAS CUALES, VISTOS LOS ÉXITOS REALISTAS OBTENIDOS ÚLTIMAMENTE, LA POSICIÓN DEL LIBERTADOR SE HALLA EXTREMADAMENTE EMBARAZOSA. *

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Trujillo, diciembre 22 de 1823.

Al señor Secretario de Marina y Guerra de Colombia.

Acaba de saberse que los enemigos han ocupado a Ica, Pisco y Cañete, y que se hallan, por consiguiente, con su ejército a 20 leguas de la capital. Esta operación es muy conforme a las circunstancias, pues habiendo vencido al General Lanza en una batalla que acaba de presentarles en Cochabamba, ya han sido cuatro veces victoriosos. Saben también que la expedición chilena ha regresado a Coquimbo. Sabían por los preliminares que la escuadra peruana se dirigía a bloquear estos puertos. Sabían que el ejército del norte que tenía Riva-Agüero nos tenía declarada la guerra; cuentan con mu chos amigos en la capital, y aunque no ignoren que de Colombia deben llegar nuevos refuerzos, todo lo esperan de su audacia, y han querido anticiparse a la llegada de dichas tropas. Dueños del Alto Perú, han pretendido dominar al bajo antes que tuviese lugar el armisticio general que se ha propuesto por el Gobierno de Buenos Aires.

Por consiguiente es extremadamente embarazosa la posición en que se halla S.E. el Libertador porque no contando más que con 4.000 colombianos, de los cuales deben quedar mil en el Callao para su indispensable guarnición, apenas se pueden presentar contra el enemigo 8.000 hombres de 3 naciones diferentes, entre los cuales apenas habrá 4.000 veteranos. Además las fortalezas del Callao necesitan para su defensa de 3.000 hombres porque la conservación de aquella plaza es de la más grande importancia. De aquí es que no pueden salir a campaña más que 5.000 hombres, mientras los enemigos traerán más de 12.000 hombres y pueden presentarse en donde quieran con todo su ejército.

Una desproporción tan remarcable suministra bastante fundamento para temer la pérdida del Perú antes de 4 meses y entonces la pérdida del Callao será inevitable, pues que teniendo ya los enemigos en el Pacífico 4 buques de guerra y poseyendo algunos puertos, nada les será más fácil que sitiar y bloquear a un tiempo la plaza del Callao. Las ventajas de los españoles serán decisivas desde que adquieran como es probable la preponderancia marítima.

Poseyendo los españoles las principales fuentes de riqueza en los minerales del Alto y Bajo Perú, y sobrándoles todo porque tienen sistema y rigor, mientras nosotros no podemos mantener nuestra escuadra por falta de numerario, es más que verosímil que los enemigos armen en breve una escuadra numerosa. Con ella podrán ejecutar sus desembarcos en Guayaquil y Esmeraldas, mientras que por tierra marcharán a Loja y Cuenca. Así es que a merced de las corrientes se trasladarán dentro de 4 a 6 días al corazón del sur de Colombia. Amagarán a Guayaquil desde la Puna y harán su desembarco en Esmeraldas desde donde penetrarán a Quito sin resistencia.

Entre tanto nuestro ejército nada podrá hacer porque no podrá bilocarse. Si se concentra en Quito entrarán los enemigos por Loja o Guayaquil, y adquirirán todos los medios de subsistencia y movilidad para emprender. Si nuestro ejército se dirige a Guayaquil y Loja a la vez puede quedar dividido, debilitado y aun cortado, por Esmaraldas y aun por Barbacoas. Los Pastusos y Patianos, tomándonos la espalda, nos impedirán la retirada y aun las comunicaciones con Bogotá. Además la posición de Pasto es insostenible con poca tropa por la mala voluntad de sus habitantes, y con mucha por la falta de recursos. Patía y Popayán de nada valen. El Cauca está destruido y así es que Neiva y Bogotá vendrán a ser un nuevo teatro de guerra.

Nadie dudará que es más fácil defender a Colombia aquí con 8.000 hombres que en Quito con 12.000, porque la plaza del Callao, los desiertos de la costa, y los riscos de la Sierra presentan obstáculos difíciles de superar. El dar una batalla en el Perú es inevitable y aun conveniente, porque aunque su éxito sea dudoso, el ejército se pierde, infaliblemente, en una retirada. Los peruanos se quedarán en su país y los quiteños desertarán al suyo, y no nos quedarán sino algunos cuadros de Colombia viejos.

No pudiendo contar con tropas chilenas (porque regresarán a su país) ni con argentinas porque se irán en breve, ni con peruanas por ineptos para la guerra, debemos resolvernos a sostener esta lucha con sólo colombianos.

El ejército de Colombia ha sufrido 3.000 bajas, entre muertos y desertores, pero en recompensa nos han quedado los más excelentes soldados.

S.E. el Libertador, que en 13 años de la más cruda guerra ha hecho los más grandes sacrificios por la salud de la República de Colombia, cree necesario hacer otro nuevo y el más grande de su reputación en el Perú por alejar la guerra del sur de Colombia, y economizar la sangre y los sacrificios de una nación a quien dio el ser. S.E. quiere que el Poder Ejecutivo someta a la contemplación del Soberano Congreso todas las reflexiones que a su nombre he tenido el honor de enunciar a V.S., para que en su consecuencia se sirva acceder a la remisión de 12.000 colombianos en estos términos: 3.000 que se pidieron anticipadamente, de los que se ha tenido noticia navegan ya de Cartagena para el Istmo, y del Istmo para las costas del Perú; 3.000 que ha pedido S.E. el Libertador al Poder Ejecutivo desde el instante que supo la disolución del ejército peruano a las órdenes del General Santa Cruz, y 6.000 que pide nuevamente ahora a S.E. el Vice-Presidente.

Con el objeto de pedir estos últimos va el Coronel Ibarra, y S.E. el Libertador desea que mil de ellos, a lo menos, sean llaneros, pues que no siendo conocida el arma de caballería en el Perú, no se puede reemplazar con hombres que no sean jinetes.

Quiere S.E. que 3.000 hombres de los 12.000 pedidos vengan a Pasto por Almaguer y el Trapiche y que de allí pasen a la provincia de Quito, los demás pueden venir por mar al Istmo y de allí a Quito por Esmeraldas o Guayaquil, según las órdenes que se le comuniquen.

Es una recomendación especial de S.E. el Libertador, el que los hombres pedidos sean veteranos y que si fuere posible vengan los cuerpos de La Guardia completados del mejor modo, de 800 a 1.000 plazas cada uno.

S.E. el Libertador me manda además decir a V.S. eleve a la consideración de S.E. el Vice-Presidente, la grande necesidad que tenemos de armamento y municiones para que S.E. se sirva determinar el envío de un competente número de armas y muy particularmente de fusiles.

A pesar de los vehementes deseos que el Libertador tiene de ir a Colombia para pedir personalmente estos auxilios, los peligros que eminentemente amenazan al Perú y al ejército de Colombia no permiten a S.E. abandonar al Perú a discreción de sus enemigos, y sería nada la pérdida del Perú si en seguida no quedase expuesto a los mismos peligros el sur de Colombia.

Dios, etc.

[JOSÉ D. ESPINAR]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O´Leary. Tº XXI parte primera, Fº 34 vuelto al 37 y vuelto.

Traducción