DOCUMENTO 8302 CARTA DE BOLÍVAR PARA HERES, FECHADA EN CAJAMARGA EL 14 DE DICIEMBRE DE 1823, EN LA CUAL LE AVISA RECIBO DE UNA CARTA SUYA, LE INCLUYE COPIA DE UNA ANTERIOR PARA EL MINISTRO DE GUERRA, Y PASA A IMPARTIRLE INSTRUCCIONES RELACIONADAS CON LA CAMPAÑA Y NOTIFICÁNDOLE DE LA FALTA DE RECURSOS QUE CONFRONTA EL EJERCITO. AL FINAL LE PIDE OFRECERLE SUS CUMPLIDOS AL GENERAL LA MAR, A QUIEN MANIFIESTA APRECIAR EN ALTO GRADO. *

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Cajamarca, 14 de diciembre de 1823.

Al señor coronel Tomás de Heres.

Mi querido coronel:

Anoche recibí la carta de Vd. con las demás comunicaciones sobre dinero y otros objetos relativos al servicio de nuestro ejército. Con el oficio que incluyo verá Vd. lo que le digo al ministro de guerra Es una copia exacta de dicho oficio, a fin de que Vd. se imponga de él. Pida Vd. abrigos y todo lo que necesite Vargas para salir a la sierra a perseguir las guerrillas, a aclimatarse y a aprender a vivir en el país; no quiero que el Callao sea la tumba de Vargas por la falta de víveres y demás recursos. Además se morirá por el clima y se inficcionará de vicios. Cordero que lleve órdenes de ponerse en comunicación con las demás tropas que están en Huánuco. Si no puede vivir su batallón en Canta, que se pase a Cajatambo, o más al Norte, y aun se incorpore en nuestro ejército.

Extraño mucho que no haya dinero con el aumento de crédito en Londres y en Chile, y también con la destrucción de la facción de Riva-Agüero, porque debe darnos mucho más crédito. De todos modos, yo espero que Vds. no dejarán perder esta ocasión de conseguirme dinero para el ejército, sin el cual no podemos vivir mucho tiempo.

Antes de ahora he dicho que con 400.000 pesos puedo responder de la campaña; pero con menos no, no, no, y aun será un milagro si lo logro.

Dentro de ocho días estaré en Trujillo, de donde escribiré a Vd. cuanto me ocurra; por ahora diré a Vd. que de la división de Novoa se han salvado como 500 hombres, en un escuadrón y un batallón, todos en esqueleto. A estos cuerpos he dado orden para que se aumenten y mejoren y que queden acantonados hasta segunda orden; pues si continúan marchando y contramarchando, se arruinarán más y más y se perderá el tiempo de reponerlos.

Necesitamos, entre otras cosas, miles de miles de herraduras y herradores bastantes, que deben venir a Trujillo, de grado o por fuerza y embarcados, pues tenemos buenos caballos pero sin patas por falta de herraduras.

Hable Vd. al Presidente, y hágale presente el estado de las cosas, para que se tomen medidas fuertes. Vd. diríjase al Presidente que es el mejor hombre del mundo y conseguirá todo mejor. Al señor Unanue que estoy muy agradecido de sus insinuaciones de amistad y que me consiga dinero para el ejército.

Este país puede mantener un año un ejército de 8.000 hombres, se entiende toda la sierra del Perú bajo, pero sin dinero no hay soldados contentos, ni descontentos tampoco; porque sin lo preciso no hay existencia posible.

La gente de este país es muy sana, pero muy enemiga del servicio, y así será muy difícil formar un ejército en todo el Bajo Perú. Están estos hombres como al principio del mundo. En el lugar de San Marcos las mujeres han quitado los hombres que llevaban para reclutas.

Como mi intención es que toda la expedición chilena se interne en la sierra para preservarla del contagio de las enfermedades de la costa y para suministrarle víveres en abundancia, insto a Vd. para que tome el mayor interés en que así se haga luego que llegue la tropa de Chile a cualquier punto que aborde y en cualquier número, que tiempo habrá para arreglarlo todo.

Pienso ir por allá antes de un mes a tomar las providencias más necesarias para emprender la campaña. Si es que tenemos lo que necesitamos, y si tenemos los medios para ello. A la verdad, es obra magna la que tenemos entre manos, es un campo inmenso de dificultades, porque reina un desconcierto que desalienta al más determinado. El campo de batalla es la América meridional; nuestros enemigos son todas las cosas; y nuestros soldados son los hombres de todos los partidos, y de todos los países, que cada uno tiene su lengua, su color, su ley y su interés aparte. Sólo la Providencia puede ordenar este caos con su dedo omnipotente, y hasta que no lo vea no creo en tal milagro.

Hágamele muchas expresiones de mi parte a Sarratea y a los amigos. Haga Vd. lo mismo con los ministros, con los generales y con las personas que más estimo. Al general La Mar dígale Vd. que tengo el mayor aprecio por su persona, que ansio porque venga a Trujillo, para que se haga cargo de la división del Perú, pues sin cabeza no hay cuerpo. Además necesito de sus consejos y conocimientos militares, pues esta guerra tiene tales ramificaciones, que necesitamos de muchos hombres de mérito para seguirla con suceso y terminarla con gloria.

Adiós, mi querido coronel, soy de Vd. de todo corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Cartas del Libertador"". (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 519-521.

Traducción