DOCUMENTO 8301 COMUNICACIÓN DE BOLÍVAR PARA EL MINISTRO DE GUERRA (DEL PERÚ), FECHADA EN CAJAMARCA EL 14 DE DICIEMBRE DE 1823, EN LA CUAL LE MANIFIESTA CON AMPLITUD DE CONCEPTOS, TODO LO REFERENTE A LA CAMPAÑA QUE LLEVA A CABO EN EL PERÚ. SE MUESTRA PESIMISTA COMO CONSECUENCIA DE LAS CIRCUNSTANCIAS NEGATIVAS QUE ALCANZA A VER.*

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Cajamarca, 14 de diciembre de 1823.

Señor Ministro de la Guerra.

Habiendo llegado ayer sin mi secretario por haberse enfermado en el camino, me dirijo a V.S. directamente. Anoche he recibido las comunicaciones de V.S. hasta el 30 del mes pasado, por las cuales he sabido la dislocación de la expedición de Arica y las sospechas que se han concebido contra el vicealmirante del Perú. [ 1 ] Como el bergantín Boyacá, a las órdenes del capitán Loro, ha llegado a las costas de Huanchaco con el objeto de prestar auxilios al partido de Riva-Agüero, no hay la menor duda de que se han alimentado esperanzas de alimentar aquel partido ya casi extinguido. En consecuencia, yo he dictado providencias para asegurar los buques del Perú y de Colombia, y que pueden ser atacados por los partidarios de Riva-Agüero, o bien de la escuadra española compuesta de cuatro velas, de que ha dado parte el capitán del puerto del Callao, y original he recibido de S.E. el Presidente de la República. Las comunicaciones de ayer no han dejado de producirme una desagradable impresión; yo veo por ellas multiplicarse los obstáculos a la libertad del Perú. Por una parte, la expedición de Chile dispersa y aun vuelta a su país; por la otra, Santa Cruz y sus partidarios con ideas siniestras; Guise con iguales ideas; los facciosos de Lima haciendo progresos en Canta y Huarochiri. La exposición de Herrera manifiesta ampliamente el partido realista que predomina en Lima de un modo, a la verdad, bien extraño; en fin, el conjunto de las noticias de ayer es horrible, y apenas me deja la esperanza de un éxito muy disputado al infortunio y a la fuerza. Todo amenaza ruina en este país: mientras yo avanzo hacia el Norte, el Sur se ha desplomado. Cuando vuelva al Sur, estoy cierto que esta parte del Norte va a sufrir trastornos inevitables; porque el Perú se ha convertido en el campo de Agramante, en el cual nadie se entiende. Cualquier dirección que uno tome, encuentra muchos opuestos. ¿Quién pudiera concebir que el partido de Riva-Agüero había de reclutar sus cómplices con el atractivo de una infame traición? Pues tal es la situación de las cosas. Yo creo que si el gobierno no adopta providencias terribles contra los realistas y contra los facciosos, el Perú es víctima de su propia clemencia. Las órdenes del gobierno sobre Riva-Agüero y sus cómplices son muy justas y muy del caso, y deben cumplirse rigurosamente; además, yo soy de sentir que estas mismas órdenes deben ser extensivas a los demás cómplices de esa capital, sea con Riva-Agüero, sea con los españoles. El gobierno debe pedir al Congreso leyes terribles contra los conspiradores de cualquier partido que sean, y el gobierno debe cumplirlas con un rigor inexorable. El Perú está minado por sus enemigos, y tan sólo una contramina puede salvarlo. Yo no me atrevo a dictar providencias que juzgo saludables, porque no soy peruano; y todo lo que yo hago se atribuye a Colombia, y se atribuye a una mira adversa. Dígalo la relación de Herrera que habla de los enemigos de Colombia por los cuerpos, como si los cuerpos fueran de Colombia y no perteneciesen a los gastos del Perú y a sus autoridades. Antes de ahora he dicho que quisiera que el gobierno del Perú hiciese el gasto del odio que habría de recaer sobre mí por las medidas fuertes, que yo haría lo demás. En prueba de ello, me he encargado de esta guerra civil, que, por cierto, no ha dejado de tener una gran parte de odios y calumnias; pero yo debía encargarme de ella para salvar este país. Gracias a Dios que he tenido un resultado dichoso y pronto, pero no dejará de tener sus reatos, si no se aplican fuertes cáusticos a la gangrena que ha dejado la guerra doméstica. Para destruir las guerrillas enemigas y facciosas debe inmediatamente el batallón ""Vargas"" salir del Callao hacia Canta y ser reemplazado por uno del Río de la Plata o de Chile o por ambos a la vez para mejor seguridad del Callao; que el coronel Cordero tome el mando de todas las guerrillas de la sierra contra Jauja y Pasco, y que se le franqueen todos los auxilios de subsistencia y de movilidad para su tropa, o bien órdenes amplias para tomarlos en todo el país. Con esto se logra destruir las partidas de Mancebo, Ninavilca, Carreño, Vidal y acallar a los contrarios a Villar, que por ser odiosos en el país, ha encontrado Ninavilca contrarios al gobierno legítimo. Siempre he pensado que Mancebo y Villar son malvados y perjudiciales a la patria.

Si el coronel Cordero no encuentra subsistencia para su batallón, que se corra hacia Cajatambo, y deje la fuerza indispensable para mantener el orden. De Huarochiri debe también marchar alguna tropa de línea de Chile con el mismo objeto; y también hará evitar a los chilenos su destrucción en el clima de la costa. No es creíble cuánto necesitamos echar todo nuestro ejército a la serranía para acostumbrarlo a marchar y aclimatarlo en el país donde debemos hacer la guerra. Por lo mismo, deseo ardientemente que todas las tropas de Chile que hayan llegado a las costas del Perú, se vayan internando a la serranía de cualquier modo que sea, y en cualquier dirección; después se reúnen y organizan del modo que sea posible y conveniente. Con esta operación se obtiene la salvación de los chilenos, y un ahorro de gastos al gobierno, que no puede soportarlos por el estado de penuria en que se halla. En cuanto a los señores Santa Cruz y Guise, el gobierno tomará las medidas que le dicte su sabiduría; por mi parte, pronto estaré en Trujillo, de donde podré comunicar al gobierno lo más que me ocurra sobre estos y otros asuntos de la mayor gravedad.

Antes de terminar este oficio debo añadir que los cuerpos que manda Novoa han reconocido ya al gobierno legítimo, aunque eran los más obstinados; que se hallan en esta ciudad en un estado lamentable, por su poca fuerza y miserable condición; pero que yo procuraré mejorarlos en cuanto esté a mi alcance. Dentro de seis días estaré en Trujillo y allá dictaré providencias, para arreglarlo todo conforme a las miras del congreso y disposición del gobierno. El ascenso del general La Fuente me ha parecido justo y conveniente por su buena conducta en tan críticas circunstancias.

Dios guarde a V.S.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Cartas del Libertador"". (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 523-526.

Publicada por Arístides Rojas en la Opinión Nacional, de Caracas, del 13 de agosto de 1878, N9 2.773.

Esta, y otras cartas del mismo origen, pueden haber sido en parte adulteradas en razón de las circunstancias en que se publicó el manifiesto de que han sido tomadas.

NOTAS

1) El gobierno del Perú tuvo siempre el mejor concepto del Vicealmirante. En nada se le infirió agravio en la comunicación al general Bolívar: sólo se dijo que habiendo llegado a Lima un sargento mayor que vino en la expedición de Chile, afirmaba que el Vicealmirante había quemado víveres en Arica, y se dirigía a Huanchaco con el general Santa Cruz (Nota de Torre Tagle).

Traducción