DOCUMENTO 8342 CARTA DE BOLÍVAR PARA SUCRE, FECHADA EN TRUJILLO EL 22 DE DICIEMBRE DE 1823, EN LA CUAL LE PINTA CON VIVOS COLORES LA DURA SITUACIÓN POR LA CUAL ATRAVIESA EN LA REGIÓN DONDE TIENE LUGAR LA CAMPAÑA. SE REFIERE A QUE LOS GODOS HAN LLEGADO HASTA CAÑETE. LE IMPARTE INSTRUCCIONES Y LE INFORMA SOBRE LOS PLANES QUE PREPARA.*

Sección
24) Período (01OCT AL 31DIC 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
Trujillo, 22 de diciembre de 1823.

Al general Antonio José de Sucre.

Mi querido general:

Por la comunicación oficial verá Vd. el estado de las cosas pintado con colores exagerados. El cuadro es horroroso, pero no me espanta, porque estamos acostumbrados a ver muy de cerca fantasmas más horribles, que han desaparecido al acercarnos a ellos. Tenemos 8.000 hombres en el Perú; han empezado a llegar 3.000 colombianos, y vendrán otros 3.000 más, que he pedido tres meses ha. Santander me dice que me mandará todo, menos dinero, después que la guerra del Norte se ha acabado con la capitulación de Morales. Vienen cuatro mil fusiles navegando ya del Istmo para acá. El batallón del Istmo ha llegado ya al Callao, según las noticias que tengo, y a Guayaquil también habían llegado 300 hombres más. En el Istmo se estaban embarcando los demás que iban llegando sucesivamente. Vienen 200 hombres de caballería y 3.400 infantes; de estos, 600 reclutas venezolanos y los demás veteranos de Cartagena y Caracas. Con esta tropa podemos contar con más de 7.000 colombianos en el Perú: 2.500 a 3.000 peruanos por lo menos; y 1.000 argentinos, que no se irán, a menos que el armisticio tenga lugar. Mañana sale Ibarra a pedir 6.000 colombianos más a Santander, y a traerlos él mismo. De esto resulta lo siguiente:

1° Que las fuerzas enemigas no son superiores a las nuestras, a pesar de la ida de los chilenos.

2º Que cuando vengan los 3.000 colombianos seremos superiores a ellos, porque los enemigos sólo traerán 8.000 hombres debiendo dejar en el Sur 4.000; y nosotros les presentaremos 10.000, en países que dominamos y conocemos, en posesión de una plaza fuerte con el dominio del mar, con caballos suficientes, víveres y bagajes: de suerte, que, según estos datos, por ahora, quedándonos a la defensiva, somos iguales a ellos y cuando recibamos los 6.000 colombianos que están en marcha, tendremos una superioridad que nos pondrá en estado de tomar la ofensiva.

3° Si ellos vienen a buscarnos antes, debemos replegar o hacia Cajamarca o hacia Lambayeque, según lo dicten las circunstancias y el momento: en ambos países hay recursos de todo género, y ambos nos ofrecen retiradas seguras hacia Colombia por Jaén o Piura a Loja; ambos son países abiertos y propios para la caballería que tendremos en muy buen estado y en gran número. En un campo raso debemos batir a los enemigos con una quinta o sexta parte menos que ellos. En este caso, debemos nosotros mandar al Callao las tropas de reclutas que tengamos, y traer de allí las tropas de Colombia y la división de los Andes; y entonces no hay la menor duda de que somos superiores a los españoles. Nosotros en la costa tenemos todas las ventajas sobre los godos: primero, el clima; después los caballos, las comunicaciones marítimas, los refuerzos, la actividad patriótica de los habitantes, los arenales, la sed y las polvaredas de nuestros caballos sobre los indios del Cuzco que sufrirán un diferente soroche en estas llanuras ardientes.

Pero, para todo esto debemos tomar muchas medidas preparatorias y anticipadas, Vd. en todo el departamento de Huaylas, y yo en el de Trujillo. En ambos departamentos se puede hacer mucho, mucho; pero Vd. es el que tiene más que hacer, porque está inmediato a los enemigos, y porque tiene que retirar hacia nosotros cuanto pueda ser útil a los dos. Escríbale Vd. al coronel Carbajal, si necesita alguna caballería más de la que le voy a mandar. El mayor Braun marchará con 100 hombres, o más, hacia donde esté Vd. para que le ayude en todo. El mayor Alvarez irá con él mandando una parte de Húsares; Carbajal con el resto de la caballería en las cercanías de Trujillo, porque en la costa es que hay pastos. Aquí hay un regimiento de caballería peruano muy hermoso y tiene mil caballos magníficos, lo mismo son los que tienen los paisanos, y se pueden tomar. Los Granaderos de los Andes tienen 500 hermosos caballos, y se están engordando los que han venido de Arequipa con Miller. Los que nos faltan son 300 buenos jinetes que vienen del Istmo con el escuadrón que allí estaba y he pedido. El general Lara está con su columna de Huamachuco y parece que está contento con las raciones que tiene la tropa allí y demás. Huamachuco puede hacernos muchas sillas, y Cajamarca muchas herraduras: ya se ha ordenado uno y otro. El general Lara puede ayudarnos mucho por esa parte, porque su actividad y su celo son inmensos: voy a escribirle sobre esto para que haga todo lo que pueda.

Acabo de saber, por una carta de un inglés de Lima, que los godos han ocupado hasta Cañete: esto es muy natural, bien para el armisticio, si es que lo quieren aceptar, o con el fin de angustiar a Lima y al Callao sabiendo que hay pocas fuerzas allí. Yo me voy volando a Lima, en cuanto termine este negocio con el Almirante, que ya está pronto a todo y me ha escrito satisfactoriamente: él vuelve a Arica a continuar su bloqueo por aquella parte. Mi presencia en Lima ahora es muy importante para poner plenamente en estado de defensa el Callao: después volveré hacia donde esté Vd. a tomar las últimas medidas de defensa general. Pero mientras tanto debo decir a Vd. que mi plan es venir replegando hasta Trujillo o Lambayeque, para reunir en estas playas todo nuestro ejército y dar una batalla con él y con los refuerzos que vengan del Istmo; y con los que saquemos del Callao: todo esto, si somos atacados; pues de lo contrario nuestro plan anterior se debe seguir. No me cansaré de encarecer a Vd. que Vd. es el que tiene que hacerlo todo por esa parte, y que yo descanso plena y tranquilamente en la capacidad, juicio y valor de Vd.

Soy de Vd. de corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. ""Cartas del Libertador"" (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 532-535.

Traducción