DOCUMENTO 10355 OFICIO DEL CORONEL JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL GRAN MARISCAL DE AYACUCHO ANTONIO JOSÉ DE SUCRE, FECHADO EN AREQUIPA EL 29 DE MAYO DE 1825, POR MEDIO DEL CUAL HACE DE SU CONOCIMIENTO LOS ARGUMENTOS DEL LIBERTADOR, DEFINIDORES DE SU POSICIÓN ANTE EL INCIDENTE PROVOCADO POR EL BRASIL, CON LA OCUPACIÓN, POR UNA FUERZA ARMADA, DE UNA PROVINCIA DEL ALTO PERÚ. PROHÍBELA INVASIÓN DEL TERRITORIO BRASILERO Y ORDENA QUE LAS ACCIONES DE LA REPÚBLICA PERUANA SE CONCRETEN EN LA CONSERVACIÓN DE LAS PROVINCIAS DEL ALTO PERÚ Y DISPONE QUE PARA LA RECUPERACIÓN DE LA PROVINCIA OCUPADA POR BRASIL, SEAN EMPLEADAS SOLO TROPAS DEL PERÚ.*

Sección
29) Período (02ENE AL 30JUN 1825) Correspondencia Oficial

Personas

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Palabras Clave

Descripción:
Arequipa, 29 de mayo de 1825.

Al Excelentísimo Señor General en Jefe de los Ejércitos de Colombia Gran Mariscal de Ayacucho, y Comandante en Jefe del Ejército Unido Libertador del Perú Antonio José Sucre.

Excelentísimo Señor:

He puesto en conocimiento de S.E. el Libertador la nota de VE. del 11 del presente en Chuquisaca, en que incluye copia de las comunicaciones dirigidas a VE. y al Gobernador de la Provincia de Santa Cruz de la Sierra, por el comandante de las tropas brasileras.

La conducta de éste, ocupando por la fuerza una provincia del territorio del Alto Perú, es injusta, e infractora del derecho de gentes, y merece, sin duda, que se oponga la fuerza a la fuerza, porque esto es de un derecho incontestable; pero esta fuerza debe sólo emplearse para recuperar lo usurpado, y no para invadir lo que no es nuestro. Si nosotros por vía de represalias imitáramos la conducta del comandante brasilero, seríamos tan criminales como él; mientras que conservándonos en los límites de la justicia, sobre él sólo cargará la execración de las naciones. Tampoco es justo ni conforme con los principios elementales de nuestra política, emplear para retomar el territorio injustamente ocupado, ni las guerrillas, ni el género de guerra inmoral y bárbaro con que amenaza el comandante brasilero; pero sí es justísimo que V.E. emplee tropas regladas, tantas cuantas sean necesarias conducidas por jefes y oficiales experimentados, que a la vez que castiguen el ultraje hecho a la nación, conserven la más estricta disciplina, y los principios más puros de moral. S.E. el Libertador no calcula, según las noticias que tiene hasta hoy, que la agresión del Brasil sea un proyecto decidido por aquella corte ni que esto sea el efecto de los principios de la Santa Alianza, iniciados en América por el emperador del Brasil; pero no obstante V.E. que está más inmediato: que debe tener noticias más exactas, y conocer mejor hasta donde puede extenderse el carácter de esta invasión, y que es el responsable de la seguridad de esos departamentos tomara anticipadamente todas las medidas que crea convenientes para conservar la integridad del territorio, y repeler toda agresión.

Cuando S.E. indica a V.E. las razones que tiene para prohibir que se invada el territorio brasilero, y que sólo se conserve el de esa provincia del Alto Perú tiene presente que la Santa Alianza se aprovecharía del menor paso violento e indiscreto que pudieran dar los gobiernos de América, para atribuirnos miras ambiciosas y extensivas a la destrucción del único trono que hay en América, y cuando desea que el modo con que se reocupe la provincia invadida sea bajo los principios más estrictos de una guerra regular, es para repetir al universo el ejemplo de que los independientes de América no conocen otra senda, ni en sus venganzas, que la de la justicia y del honor.

S.E. todo lo espera del acierto con que V.E. siempre ha manejado los arduos negocios que se le han encargado.

S.E. dirige al Consejo de Gobierno las notas que V.E. ha enviado sobre el acontecimiento de la provincia de Chiquitos, para que el gobierno haga de ellas el uso que tenga a bien, y para que reclame del gobierno del Brasil la infracción del derecho de gentes cometida por el comandante Araújo, y se ponga de inteligencia con el gobierno del Brasil sobre las relaciones que deben existir entre aquel Imperio, y la República.

S.E. no quiere que se empleen ni jefes, ni oficiales, ni tropas de Colombia en la reocupación de la provincia invadida por los brasileros, sino tropas del Perú.

Soy de V.E. muy atento humilde servidor.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

* De una copia fotostática del original que se conserva en la Biblioteca de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz (Solivia), Sección Manuscrito, documento número 293.

Traducción