DOCUMENTO 5120. OFICIO DE BOLÍVAR PARA MORILLO, FECHADO EN CARACHE EL 3 DE NOVIEMBRE DE 1820, EN EL CUAL INSISTE QUE PARA UN TRATADO DE REGULARIZACION DE LA GUERRA, DEBEN SER ADMITIDAS SUS PROPOSICIONES, Y QUE RESULTA ULTRAJANTE LA PRETENSIÓN DE MORILLO DE QUE COLOMBIA SE SOMETA A ESPAÑA.*
Sección
16) Período (16JUN AL 24DIC 1820) Correspondencia Oficial
Personas
Lugares
Palabras Clave
Descripción:
Carache, 3 de noviembre de 1820.
Señor general don Pablo Morillo. Excelentísimo señor:
Me es bien sensible verme obligado a responder a V.E. sus notas de 20 y 29 del próximo pasado. Yo había procurado desentenderme de las pretensiones que por el órgano de V.E. manifiesta aún el gobierno español, pero es al fin indispensable contestar los asertos ultrajantes del reconocimiento de la ley fundamental de la monarquía española, que V.E. pronuncia todavía, a pesar de nuestras repetidas declaraciones y de diez años de encarnizados combates. Parece que V.E., o su gobierno, se olvida de la causa de esta guerra, cuando se atreve a proponer la sumisión de Colombia a un pueblo enemigo y vencido por nuestras armas.
Sin duda V.E. padece un error en suponerme presidente del congreso de Guayana. Si V.E. tiene que dirigirse al presidente del congreso, puede hacerlo a Angostura, al honorable señor Fernando Peñalver. Yo soy el presidente de Colombia, encargado del poder ejecutivo de la república.
V.E. asegura que alguna de mis proposiciones no pueden convenir a los intereses de la nación española, ni se considera autorizado para admitirlas. Debo declarar a V.E. que si alguna de mis proposiciones, hechas únicamente por armonizar la paz, no conviene a la nación española, menos convienen ninguna de ellas a la nación colombiana, puesto que su único anhelo es expulsar de su territorio a sus enemigos.
En cuanto a la paz y unión que tanto desea el gobierno constitucional de la monarquía, responderé: que la paz es nuestro más ardiente voto, como la unión con la España nuestro más cruel suplicio; porque sin la independencia, la guerra y aun la muerte misma nos es más dulce que la amistad con nuestros destructores.
""Necesitamos —dice V.E.— suspender las armas para entendernos"". Nada es más justo; pero nada veo tan distante, cuando V.E. opone reparos a mis demandas, equitativas y sobradamente moderadas. Por lo mismo, yo conceptúo que el armisticio no tendrá lugar, porque lo que se supone contrario a la nación española es lo que conviene a la colombiana.
Y ya que esos señores diputados de V.E. son tan dignos de emplear sus buenos oficios en favor de la humanidad, suplico se sirva dirigirlos a mi cuartel general, autorizados plenamente por V.E. para que concluyan con el gobierno de la república un tratado, verdaderamente santo, que regularice la guerra de horrores y crímenes que hasta ahora ha inundado de lágrimas y de sangre a Colombia, y que sea un monumento entre las naciones más cultas, de civilización, liberalidad y filantropía.
Desearía poder acompañar a V.E. en el sentimiento que le han producido los grandes perjuicios que se han seguido ya a la causa de su nación, desde que empezaron las negociaciones; perjuicios —añade V. E.— de mucha trascendencia, que pesan sobre su responsabilidad. V.E. lo ha dicho, y yo no me atreveré a contradecirle.
Me da V.E. la mayor satisfacción en continuar sus operaciones porque es el medio más eficaz de terminar la guerra.
Tengo el honor de comunicar a V.E. el recibo de sus notas oficiales de 20 y 29 del próximo pasado.
SIMÓN BOLÍVAR
* En el archivo no existe el borrador original. De un impreso moderno Simón Bolívar, ""Obras Completas"", tomo I, págs. 503-504.
Traducción