DOCUMENTO 7468. CARTA DE BOLÍVAR PARA EL MARQUÉS DEL TORO, FECHADA EN GUAYAQUIL EL 30 DE MAYO DE 1823, EN LA CUAL LE EXPRESA SU DOLOR POR LA MUERTE DE SU AMIGO FER­NANDO TORO, REFIRIÉNDOSE A CONTINUACIÓN AL ESTADO DE LOS ASUNTOS EN EL PERÚ.*

Sección
22) Período (02ENE AL 31MAY 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
{Guayaquil, 30 de mayo de 1823.}

Al Señor General Francisco Rodríguez del Toro.

Mi querido Marqués:

Es una fortuna para entrambos el que se hayan pasado muchos días entre la muerte del pobre Fernando [ 1 ] y éste en que escribo,

y Vd. recibe mi carta. Ni Vd. ni yo podríamos tolerar el dolor que nos causaría una pérdida tan lamentable. Yo he perdido mi primero y mejor amigo, Vd. ha perdido un hermano como Fernando. ¡Como Fernando, el mejor de los hombres! sí mi querido Marqués, hemos quedado solos en el mundo sin nuestros excelentes compañeros, hermanos y amigos. Ya Vd. está sin dos her­manos, y yo sin un millón de amigos, compatriotas y parientes. Parece que se ha verificado la fábula de Saturno: la revolución se está comiendo sus hijos, los más los ha destruido la espada, y los menos han perecido por la hoz del infortunio, más cruel que la atroz guerra. Yo no dudo que el desgraciado Fernando ha sido destruido más por la tristeza que por la muerte. Era imposible por su carácter que sobreviviese más tiempo a tanta humillación, tanta miseria y a tristezas infinitas. Mucho ha sufrido, pero lleva el consuelo de haber dejado a su patria libre y a su amigo triunfante.

Este correo llegó ayer con infinita correspondencia, y, por lo mismo, no tengo tiempo para ser largo, marchando en el momento la estafeta que lleva esta carta. Diré a Vd., sin embargo, de paso, algo sobre el estado de las cosas por acá; hemos mandado 6.000 hombres al Perú; no los he llevado yo mismo por no faltar a la ley; espero el permiso del congreso para hacerlo, y mientras tanto estoy levantando un nuevo ejército de reserva. El enemigo es muy fuerte por esta parte después de haber obtenido dos gran­des victorias en lea y Moquegua. Sus generales son soberbios, tienen recursos y posiciones admirables. Nosotros tenemos 12.000 hom­bres, la plaza del Callao, la capital de Lima, dos provincias y una marina regular. Pero todo está cruzado por dos mil dificulta­des y partidos. Dicen que sólo yo puedo mandar en el Perú, y, por lo mismo, me llama el pueblo y el gobierno. Carecemos de caballos y de dinero porque los gastos son infinitos en el país más caro del Universo, y uno de los que han sido más ricos, sin serlo ya a causa de la guerra. Si el congreso me permite pasar al Perú iré a emprender una obra inmensa para evitar a Colombia sacri­ficios nuevos, que acaben de arruinarla. Si el enemigo triunfa en el Perú viene a ocupar todo el territorio del Sur hasta Popayán, con lo que volveremos a tener la guerra en el corazón de Colom­bia. Por evitar semejantes desgracias me he quedado en el Sur pre

firiendo atender al enemigo más fuerte al más débil como lo es Morales en el día.

Mi querido Marqués, crea Vd. que en cuanto me pueda desembarazar de aquí, me voy a vivir a Venezuela para consagrar todos mis servicios a mi desgraciada patria, amigos, parientes y compa­ñeros. Yo no quiero el mando supremo para poder estar entre los míos y ayudarlos a padecer sus miserias. Tampoco me convie­ne este mando porque mi reputación sufre la nota de ambición, y porque estoy cansado de mandar y de servir. Iré a Caracas y mi autoridad servirá para los casos graves, y para intervenir como mediador entre los que me quieran consultar o me quieran oír.

Yo era joven cuando Vd. me conoció, ya estoy viejo aunque robusto, porque la naturaleza me ha dado una constitución sana. Dicen que Vd. tiene la misma ventaja que yo, lo que me da mucha satisfacción, siendo Vd. tan digno de la suerte más dichosa.

Suplico a Vd. que a la familia de Pepe le haga, de mi parte, el pésame más sincero por su temprana muerte: mucho me ha sorprendido cuando menos lo esperaba.

Este mismo deber ruego a Vd. lo llene, de mi parte, con toda la familia de las Toros, y con la de don Andrés de Ibarra. Nada era más natural que el fallecimiento de este amable caballero, no siendo la vida eterna en este mundo.

Adiós, mi querido Marqués, reciba Vd. el corazón de su

SIMÓN

* De un impreso moderno. {Cartas del Libertador} (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 285-287.

NOTAS

1) Fernando Toro, el hermano del Marqués del Toro, a cuyo fallecimiento se refiere Bolívar en esta carta, fue compañero de éste en Europa en aquellos sus días juveniles.

Traducción