DOCUMENTO 7442. OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL GENERAL SUCRE, FECHADO EN GUAYAQUIL EL 25 DE MAYO DE 1823, EN EL CUAL, POR MANDATO DEL LIBERTADOR, LE IMPARTE INS­TRUCCIONES ESPECIALES EN RELACIÓN CON LA MISIÓN QUE LE LLEVO AL PERÚ.*

Sección
22) Período (02ENE AL 31MAY 1823) Correspondencia Oficial

Personas

Lugares

Palabras Clave

Descripción:
{Guayaquil, 25 de mayo de 1823.}

Excelentísimo Señor General Antonio José de Sucre.

S.E. el Libertador ha recibido las comunicaciones que V.S. se ha servido mandarle con el Señor Coronel Heres, que ha conferen

ciado largamente con S.E. sobre el estado político y militar del Perú.

S.E. ha tomado en consideración todos los avisos que ha recibido, a la vez de V.S. y del Señor Mosquera. La parte política de estos avisos es de tal modo satisfactoria, que no deja nada que desear con respecto a la paz y al reconocimiento de la independencia. Está demostrado que el gobierno español quiere la paz, y está dando pasos para conseguirla. El de Portugal nos convida para una federación general de pueblos libres, así americanos como europeos. La Inglaterra está trabajando activamente, según los pa­peles públicos más acreditados, y por avisos del Vicepresidente sabe el Libertador que el Ministro Canning hace sus esfuerzos para hacer reconocer nuestra independencia por la España: ésta, sub­yugada ya por los aliados, y esperándolo todo de la Inglaterra y de sus aliados, no puede menos de apetecer la paz con nosotros para disminuir sus necesidades y aumentar sus recursos. La Nación Inglesa desea más que ninguna otra crecer el número de los ene­migos de la Santa Alianza, e interpondrá por lo mismo su poder con el objeto laudable de que se termine nuestra lucha. No duda S.E. que la confederación general propuesta por el Portugal, es una inspiración de los ingleses, los que no suenan, para nacerla aceptar por los americanos del Norte. La Inglaterra se pondrá siem­pre a la cabeza de esta federación y probablemente los americanos del Norte no entrarán en ella: los del Sur consultarán sus nece­sidades y obrarán en consecuencia. El Perú debe esperar de un ins­tante a otro Diputados de España con poderes para hacer cesar las hostilidades: los ingleses tendrán siempre interés en el reconoci­miento de la independencia del Perú, porque un gobierno fuerte y europeo no conviene a las miras de la Inglaterra en América, porque la política de los estados es la de Tiberio:[ 1 ] {dividir para mandar.}

S.E. hará lo que ha ofrecido ya luego que tenga noticia de haber llegado nuevos Diputados de paz a Colombia: entonces marchará con mayores fuerzas, para hacer más respetable la posición del Perú independiente y obligar a los españoles a reconocer nues­tra superioridad. Al gobierno de Chile debe instársele para que tenga igual conducta.

El Libertador autoriza a V.S. para que manifieste al gobierno del Perú, las poderosas razones que S.E. tiene para no permitir

que las tropas de Colombia vengan a comprometer en estas circunstancias su existencia y su gloria, a pura pérdida, y sin probabilidad alguna de un resultado probable ni de efecto importante. La lucha en el día está pendiente de los decretos de la política europea; es decir, que cualquiera que sean éstos, ellos serán efec­tivos. Si conviene a la Inglaterra reconocer la independencia del Perú, ella hará un esfuerzo para que se obtenga; pero debemos ponerla en actitud de favorecer con causas plausibles nuestras pre­tensiones, lo que se logra con mantenernos con fuerzas y medios represivos.

S.E. no quiere que las fuerzas de Colombia se comprometan en el día; así, V.S. negociará con ese gobierno a este fin. Si no pudiere lograr esta deseada inacción, V.S. combinará con el gobierno del Perú las medidas militares que se hayan de adoptar, procurando: 1º Que se comprometan lo menos posible nuestras tropas. 2° Que el número de ellas no pase de dos mil hombres, para que vayan a Intermedios con los otros aliados a reforzar al General Santa Cruz, si esto se juzgaré útil y oportuno. 3° Que no pasarán de tres mil hombres los de Colombia, para obrar en reunión de los demás aliados, inclusive los peruanos, todos en bus­ca de las tropas del General Canterac, que jamás deben ser ataca­das sino por diez a once mil hombres en un solo cuerpo, bajo un solo Jefe y en una misma dirección. En este caso, V.S. deberá solicitar el mando de dicho ejército de ese gobierno, para no comprometer la suerte del Perú y de Colombia sino con una infinita probabilidad de suceso, pues S.E. prefiere todo, todo, todo a la pérdida de una batalla. Quiero decir que S.E. manda que se sufran pérdidas en marchas y contramarchas, en demoras y escaseces antes que darle al enemigo un triunfo más que selle para siempre la esclavitud del Perú.

Me manda S.E. decir a V.S. que de ningún modo permitirá V.S. que operación militar se ejecute con tropas de Colombia, sino después de un maduro examen del plan, y sin que V.S. se halle íntimamente persuadido de su utilidad y ventajas militares, no económicas, ni políticas, ni de conveniencias de estado, sino puramente de suceso militar.

S.E. me manda recomendar a V.S. que, en el caso de que nada se pueda emprender con buen suceso probable por falta de caba

llerías y de tropas a caballo; por falta de recursos o de disciplina de las tropas. V.S. proponga al gobierno del Perú dispersar nuestras tropas en las Provincias del Norte del Perú, para que se dis­ciplinen y se mantengan, mientras S.E. va a esa capital, o mien­tras las circunstancias lo exigieren así. El Libertador ofrece, en este caso, víveres y equipo para la tropa de Colombia en cantidad de 30.000 pesos mensuales, a fin de disminuir sus erogaciones y aliviar a nuestras tropas. Otro tanto podría hacer el gobierno de Chile por su parte [con la División del Río de la Plata y de Chile][ 2 ] para mantener 2.000 hombres, y [otro tanto podía hacer al][ 2 ] el Perú [con su División y mil hombres más][ 2 ] mantendría el resto.

S.E. sobre este particular me ordena decir a V.S., que está autorizado plenamente para negociar con el Ministro de Chile sobre este contingente arriba expresado, ofreciéndole de nuestra parte una garantía por el pago de dicho contingente, en caso de que el Perú no lo hiciese.

Manifieste V.S. al gobierno del Perú y al enviado de Chile, la sinceridad, la buena fe, el fervor exaltado que tiene S.E. por la salud de ese país; dando en testimonio de estos sentimientos, los nuevos sacrificios que ofrece hacer para mantener la actitud del Perú de un modo respetable, añadiendo sus garantías a compromisos extraños.

Últimamente, V.S. está autorizado para examinar y adoptar todas las medidas que juzgue convenientes a la libertad del Perú y a la salvación del ejército de Colombia, sin tener más miras que las que S.E. ha indicado ya, y las que seguirán en los artículos siguientes. Pero, repito de orden de S.E., que V.S. queda autorizado para modificar estas instrucciones en cuanto sea necesario, útil y prudente, hasta esperar o las noticias de Europa o la marcha de S.E. a ese país.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]



{{{INSTRUCCIONES AL GENERAL SUCRE}}}



Copia inclusa.

1° S.E. no concede, para ningún género de expediciones, más que dos mil hombres, que son los batallones {Voltígeros y Pichincha}, completados a mil cada uno, sacando de los demás cuerpos todos los soldados y reclutas de Guayaquil, Tumaco, Esmeraldas, el Istmo, Santa Marta y demás países cálidos, para estos dos mil hombres.

2° Para una expedición parcial deben ir todos los auxiliares y tropas peruanas que haya en Lima, Callao, etc., y si no, no irán los dos mil hombres de Colombia.

3° Sólo en el caso de hacerse un movimiento general con todas las tropas aliadas, inclusive las tropas del mando del General Santa Cruz, reunidas en un mismo punto por sabias y seguras combinaciones, con los medios de movilidad y recursos de subsistencia, en este caso marcharán las tropas de Colombia, dejando en el Callao al batallón {Bogotá} y una compañía de cada batallón, para que recoja sus respectivos enfermos y discipline los reclutas que les dejen a dichas Compañías. Estas Compañías las mandará el Co­ronel Ortega, formando de ellas un batallón provisional.

4° En el caso de que el Perú no pueda mantener las tropas nuestras en Lima y el Callao, ni se empleen en uno de los dos casos arriba expresados, podrán marchar las tropas de Colombia de este modo, si V.S. lo juzga conveniente: dos mil veteranos de todos los cuerpos sobre Huánuco a las órdenes del Señor Coronel Urdaneta, del Señor General Valdés o del Señor General Lara, con un gran repuesto de municiones, para observar al enemigo por aquella parte y vivir del país; y el resto irá con los demás Jefes hacia la Provincia de Trujillo; o tomará acantonamientos desde Pativilca en adelante hacia el Norte, en los lugares más sanos y abundantes de víveres. En esta parte está V.S. autorizado a disponer lo más conveniente, procurando que los acantonamientos tengan comunicaciones francas y expeditas, y que puedan reunirse en los casos que exijan las circunstancias, para defenderse o atacar, si fuere preciso; [manteniendo][ 2 ] conservando todas las bestias del país mantenidas y cuidadas para los bagajes, y para tener una movi

lidad cual se hace indispensable. En el último caso, por falta de recursos, podrán venir las tropas de Colombia más al Norte hasta Cajamarca, después de haber consumido los recursos del tránsito; lo mismo harán las tropas de Huánuco, según vayan consumiendo las provisiones del país, por la dirección de la Provincia de Huaylas al Norte; no siendo otro el objeto que disciplinar los reclutas y esperar al Libertador.

5° Si el gobierno del Perú quiere adoptar medidas para mantener nuestras tropas [en Lima y el Callao][ 2 ] el gobierno de Co­lombia ofrece arroz, carne, menestras, leña y alguna ropa, fornitu­ras, morriones y material para calzado por valor de treinta mil pe­sos mensuales.

6º Si el gobierno del Perú, no tuviere a bien aceptar las proposiciones arriba expresadas, y se empeñare en hacer el sacrificio de las tropas de Colombia en una campaña desesperada y sin obje­to, las tropas de Colombia podrán pedir su pase al territorio de Colombia, y efectuar su marcha por donde lo tenga por conveniente ese gobierno, de acuerdo con V.S., adelantando avisos para esperarlas en el territorio de Colombia.

7° Si la escuadra enemiga llegare a pasar el Cabo de Hornos y batiere nuestros buques de guerra, o burlándose de ellos viniere a hacerse dueños del Pacífico, exhortará V.S. al gobierno del Perú y a nuestros aliados para que se hagan los mayores sacrificios, a fin de mantener la plaza del Callao y la capital de Lima en nuestro poder.

8° Si los recursos nos faltaren por mar y tierra, nuestras tro­pas procurarán ir tomando posiciones al Norte de Lima, en línea de provisiones y en línea de defensa.

9° Si los enemigos cargaren sobre esa capital un cuerpo de tropas superior al nuestro, y estuviere bloqueado el Callao y sin víveres para defenderlo, se hará igualmente la retirada de nuestras tropas hacia el Norte, del mismo modo que en el artículo anterior; procurando defender el territorio del Perú de modo que se prolongue la lucha y se dilate el territorio que media entre el enemigo y Colombia; pero sin comprometer la suerte de esa División, cuya salvación será el primer objeto de su General.

10.V.S. procurará estrechar sus relaciones con el Ministro de

Chile, exigirle por los medios más políticos su cooperación con

nosotros para la salvación del Perú, mientras se ve dicho enviado

con S.E.

11.En caso de tener que abandonar la plaza del Callao, se

procurará llevar todas, todas las municiones e inutilizar las que sea

forzoso dejar en el Callao.

12.En cualquier movimiento que hagan nuestras tropas, y

donde quiera que estén acantonadas, deberemos tener siempre de

reserva las municiones que se han sacado de aquí, y además cuantas

se puedan conseguir de ese gobierno.

13.Como las intrigas, las pasiones y la seducción del ene­

migo pueden causarnos alteraciones interiores, y aun hacernos sospechosos a nuestros aliados, procurando destruirnos por la caren­cia de medios, con pretextos y negativas, V.S. está autorizado, siempre que lo tenga por conveniente para poner una fuerte guar­nición nuestra en el Callao y dictar las providencias necesarias para la conservación de nuestra División en Lima y el Callao, sin atender a otra consideración que a la independencia del Perú y a la gloria de las armas de Colombia.

14.Si la División colombiana se viere obligada a abandonar

por algún accidente el Callao y Lima, procurará no embarcarse

sino marchar por tierra, y haciendo alto donde quiera que las pro­

visiones lo permitan, a auxiliarla y protegerla para dar tiempo al

Libertador.

15.Últimamente, V.S. hará cuanto crea conveniente a su

comisión, a la existencia de la División de Colombia, a la independencia del Perú y a la conservación de la mejor corresponden­cia, amistad y armonía de los aliados.

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

Guayaquil, 25 de mayo de 1823.

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O´Leary. Tº XX, Fº 164 vto. al 167 y vto.

NOTAS

1) Tiberio, segundo emperador romano. Fue hábil e ilustrado, pero

también capaz de las mayores crueldades.
2)
Tachado en el copiador.
3)
Tachado en el copiador.
4)
Tachado en el copiador.
5)
Tachado en el copiador.
6)
Tachado en el copiador.

Traducción