Lima, a 23 de octubre de 1823.
Señora Bonpland.
Señora: Hace muchos años que tuve la satisfacción de ligar mis sentimientos a los del célebre y virtuoso Bonpland [1], ahora digno esposo de Vmd.
He sabido, con sumo dolor, que este caballero se halla prisionero en el Paraguay, con la inocencia que caracteriza a los mártires. En consecuencia, me tomo la libertad de dirigir a Vmd. tres cartas para el señor Francia [2], con el laudable fin de rogarle por la libertad de mi estimable amigo Bonpland; las que suplico a Vmd. se sirva dirigirlas por diferentes vías al Paraguay.
Si por un prodigio de la buena suerte el señor Bonpland pudiera salir de los calabozos del Paraguay, yo ofrezco a Vmd. y a toda su familia un destino honroso y útil al compañero del descubridor del Nuevo Mundo [3]. Entonces mi satisfacción sería infinita porque reunía en el seno de mi patria a uno de mis mejores amigos y a un sabio que esparciese la luz de la naturaleza por todas nuestras vírgenes comarcas.
Tenga Vmd. la bondad, señora, de contarme entre las personas que más desean emplearse en servicio de Vmd. y de aceptar los testimonios de la consideración y aprecio que le profeso.
Atento y obediente servidor.
SIMÓN BOLÍVAR
* Archivo del Libertador, Tomo 44, folio 133. Del borrador, de letra del Coronel Juan Santana, Secretario privado del Libertador. La mención del destinatario es de letra distinta. La señora Amelia de Bonpland, esposa del naturalista francés Amado Bonpland, residía entonces en la Corte del Emperador del Brasil, en Río de Janeiro.