Cuartel General del Rosario, a 8 de junio de 1820.
Al Coronel Justo Briceño. Socorro.
Mi querido Briceño:
No escribo a Vd. frecuentemente porque siempre estoy ocupado.
He sabido con mucho gusto el buen estado de su columna y doy a Vd. las gracias por la parte que tiene Vd. en la conservación y adelantamiento de un cuerpo tan precioso.
Vd. tiene 180 armas de fuego. Que estas armas pasen de mano en mano todo el día entre los reclutas del Socorro y del Sur: de suerte que una compañía haga ejercicio a las 6 de la mañana por ejemplo, otra a las 7 y así de las demás; la que ha hecho el manejo por la mañana evoluciona por la tarde y a la inversa. Nada importa que descompongan estas armas, que están destinadas a la instrucción de reclutas; sobre todo mátese Vd. en que los libertos del Sur se instruyan de preferencia a todo. Estos son hombres seguros.
He sabido sus gracias; si son ciertas, cuénteme Vd. entre sus enemigos; pero mientras tanto soy su más affmo. de corazón.
BOLIVAR
Te he escrito antes y no me has contestado. No hay qué añadir ni estoy tan ocioso como tú. A pesar de tu indiferencia te conservo toda la amistad y corazón tu
PERUCHO [1]
* De un impreso moderno. "Cartas del Libertador" (Fundación Boulton), volumen XII, pág. 198. El original se conserva en el Museo Nacional de Bogotá. Debemos la copia a doña Teresa Cuervo Borda, su Directora.
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