Trujillo, a 19 de octubre de 1820.
Al Excmo. señor Vicepresidente de Cundinamarca.
Juzga el Libertador los infinitos disgustos e incomodidades que V.E. sufre por procurar los recursos que ha de franquear a los ejércitos, y hace la justicia de creer que sólo la eficacia y actividad de V.E. pudieran proporcionarlos. S.E. quisiera ayudar a V.E., en los arbitrios que deben buscarse para continuar estos recursos, pero ocupado esencialmnete en la guerra y en las operaciones en que está comprometido, no puede dedicarse a aquel fin. Ha dado, sin embargo, providencia para reducir los gastos a lo muy indispensable: ha sacado el ejército del norte del territorio de Cundinamarca; ha mandado venir el resto de los batallones que había en Tunja y Pamplona; ha suspendido todo sueldo o gratificación en el ejército, y, por tanto, V.E. quedará muy aliviado. Sin embargo, la subsistencia del ejército, que se obtiene muy escasamente por estos países y a precios tan excesivos, que es increíble, exige algunos sacrificios para no precipitarnos por falta de mantenimiento y perder los sacrificios, los trabajos y la república.
Es cierto que V.E. previno a los jueces de diezmos de Girón y San Gil [1] que franqueasen los fondos al gobernador de Pamplona, para que aquella provincia sufriera menos en el mantenimiento de las tropas. Si dichos fondos no se hubiesen gastado, los libraría S.E. para las factorías de Piedecuesta y Zapatoca [2], que por ninguna manera deben abandonarse. El Libertador espera que V.E., en la abundancia de sus arbitrios, encontrará medios de restablecerlas.
Es la contestación que manda dar S.E. al oficio de V.E. de 25 de septiembre sobre este asunto.
Dios guarde a V.E. muchos años.
El ministro,
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* De un impreso moderno. "Correspondencia dirigida al General Santander", volumen III, págs. 255-256.
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