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DOCUMENTO 3758. OFICIO DE BOLÍVAR PARA EL VICEPRESIDENTE DE VENEZUELA, FECHADO EN TASCO EL 13 DE JULIO DE 1819. LO MOTIVA REMITIRLE EL BOLETÍN CONTENTIVO DE LAS OPERACIONES Y SUCESOS QUE HA CUMPLIDO Y DESARROLLADO EL EJERCITO; LOS OBSTÁCULOS ENCONTRADOS EN LAS COMUNICACIONES Y OTRAS INFORMACIONES MUY VALIOSAS.*

Tasco, julio 13 de 1819. 9º.

Al Excmo. Señor Vicepresidente de Venezuela.

Por el boletín que tengo la satisfacción de incluir a V.E., se impondrá V.E. de las operaciones y sucesos del ejército. Las dificultades que en mi última comunicación manifesté a V.E. había experimentado el ejército hasta Paya, parece que se multiplicaban de allí en adelante cada día. Me fue forzoso dividir el ejército para facilitar sus movimientos. Los señores Generales Anzoátegui y Santander siguieron la marcha por Pisba, y el señor General Soublette quedó en Paya con la columna inglesa y parte de nuestra caballería escoltando el parque y todos los bagajes. Las dos primeras Divisiones llegaron a Socha, tan fatigadas de las marchas y tan resentidas de la variedad del clima, que no es posible emprender nada que sea decisivo mientras no se repongan. Por otra parte, la lentitud con que necesariamente debe moverse el señor General Soublette por la calidad del camino, por la especie de tropa que manda y sobre todo, por los equipajes, han retardado su incorporación al ejército más de lo que yo esperaba, y su tardanza me obliga a suspender las operaciones. Estas han sido las causas por qué me he detenido tanto tiempo en ir a buscar al enemigo, y que me han decidido a entretenerlo con combates y amenazas que no sean decisivos y que sólo tienen por objeto contenerlo hasta que esté reunido el ejército y remontada nuestra caballería. Según me dice el señor General Soublette, ayer habrá pasado el páramo, y en este caso podrá reunírseme dentro de dos días.

Los tres combates que hemos sostenido hasta ahora nos han sido favorables.

En todos se han manifestado nuestras tropas de ambas armas, infantería y caballería, muy superiores en disciplina y valor a las del enemigo, que no atreviéndose a presentársenos sino en posiciones muy fuertes, ha sido batido siempre.

Al abrir la campaña hemos tenido la fortuna de interceptar tres correos al enemigo, de los cuales incluyo a V.E. lo que se ha encontrado más importante. Por ellos me he instruido de sus planes, fuerzas, posiciones y aún de sus esperanzas. Los españoles temen, no solamente al ejército sino al pueblo, que se manifiesta extremadamente afecto a la causa de la Libertad.

Muchos pueblos distantes del centro de mis operaciones han venido a ofrecer cuanto poseen para el servicio del ejército, y aquellos que encontramos en nuestro tránsito, nos reciben con mil demostraciones de júbilo. Todos arden por vernos triunfar y prestan generosamente cuanto puede contribuir a darnos la victoria. Las vejaciones que han sufrido de los españoles han producido su efecto ordinario: el odio es general y todos claman venganza hasta el exterminio. Tan felices disposiciones de parte del pueblo y la superioridad de nuestras tropas, me aseguran casi la victoria.

El 9 del corriente recibí las comunicaciones de V.E., fecha de 23 de Mayo, incluyéndome dos partes del señor General Urdaneta y uno del Almirante. Es bien extraño que a aquella fecha no hubiese V.E. recibido aún mis despachos de 6 y 9 de Mayo, que dirigí desde el Caujaral, muy recomendados para que siguiesen volando a Margarita. Afortunadamente los partes del señor General Urdaneta me dan esperanzas de que no saldría la expedición en Mayo, y que por más que hayan tardado mis órdenes habrán llegado siempre a tiempo.

Reitero a V.E. con el último encarecimiento la orden de que me vengan cuanto antes los auxilios de armas y municiones que he pedido desde el Mantecal y Guasdualito. Sobretodo, importa que sea el señor General Urdaneta quien los traiga, así porque él lo hará con más interés y actividad como porque necesitamos de sus servicios en el ejercito.

Sin embargo de que ni V.E. ni el señor MARIÑO me dicen nada sobre la fuerza del ejército de Oriente, he celebrado saber por el señor General Cedeño que su fuerza es ya bien respetable, sin incluir la División de Cumaná que debía incorporársele. Supongo que V.E. y el señor General Bermúdez se habrán esforzado por ejecutar las órdenes que libré para la organización de aquel ejército. En este caso, nada tengo que temer por esa parte, y aún puedo contar con que no podrá Morillo sacar de Venezuela un cuerpo de ejército capaz de socorrer a la Nueva Granada, sin perder todo el país que posee ahí.

V.E. debe recomendar al General en Jefe del ejército de Oriente el más exacto cumplimiento de las órdenes que le Incomunicado, y velar sobre su ejecución.

Dios, etc.

BOLÍVAR.

* De un impreso moderno, O’Leary, "Memorias", tomo XVI, págs. 413-414.

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